SOCIEDAD
Tercera jornada consecutiva con choques entre policías y manifestantes fuera del Congreso

Mientras se realizaba un «festivalazo cultural» con la actuación de músicos y artistas, las fuerzas de seguridad apelaron a bastonazos y gas pimienta con carros hidrantes y motos.
Los alrededores del Congreso fueron hoy por tercera jornada consecutiva el escenario de choques entre policías y manifestantes que se oponen a la sanción de la denominada Ley Bases que impulsa el Gobierno.
Granadas de gas lacrimógeno, gas pimienta y bastonazos fueron usados por los agentes para dispersar a los manifestantes, quienes respondieron con el lanzamiento de piedras y botellas. Efectivos de las fuerzas de Seguridad cargaron contra manifestantes y los obligaron a retirarse de las calles adyacentes al Parlamento, en su empeño por hacer cumplir el protocolo antipiquetes que prohíbe la interrupción del tránsito durante las protestas.
Los militantes, en su mayoría de agrupaciones izquierdistas, organizaciones sindicales o de movimientos sociales, tuvieron varios choques con los miembros de la Gendarmería, la Policía Federal Argentina (PFA) y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que tomaron parte en el operativo.
Los agentes de seguridad avanzaron en formaciones compactas contra la multitud que se había congregado en cercanías del Congreso y los obligaron a retirarse hacia la Plaza, con el apoyo de carros hidrantes y motos que realizaban maniobras para rodear a los manifestantes.
La patria no se vende
Los uniformados arrojaron gas pimienta a un grupo de jubilados que protestaban contra la media el proyecto de ley, mientras se escuchaban detonaciones en medio del avance de las fuerzas de seguridad.
En tanto, los manifestantes se reagruparon en la Plaza y comenzaron a entonar consignas como «La patria no se vende/ La patria no se vende».
A la protesta acudieron miles de autoconvocados y militantes que se agruparon frente al Parlamento sobre la plaza, sin cortar la avenida Entre Ríos, donde cientos de efectivos de la PFA se apostaban para evitar que se obstaculice la calle, a quienes luego se sumaron agentes motorizados y un carro hidrante, como sucedió en las anteriores dos jornadas y que ayer finalizó con trabajadores de prensa heridos por balas de goma.
Cerca de las 19 se registraron los primeros incidentes sobre la avenida Rivadavia, la única arteria que comenzó a ser obstruida por manifestantes, sobre quienes avanzaron en distintas ocasiones las fuerzas de seguridad, en cumplimiento del protocolo antipiquete dispuesto por el Ministerio de Seguridad.
Entre ellos, un grupo de personas con una bandera de Jubilados Insurgentes que fueron desplazados de la calzada por efectivos de la PSA, quienes portaban escudos y arrojaron gas pimienta sobre los presentes.
Contra todo y contra todos
«Acá hay personas adultas mayores, hay jóvenes. Están empujando. Estamos en la vereda, en Callao y Rivadavia. Esta es una movilización pacífica y estamos en democracia. No hay necesidad», indicó la diputada de Unión por la Patria (UxP) Julia Strada a la prensa presente en la manifestación.
Las agrupaciones y gremios que protestaban son la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTA-A), el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (Sutna), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Polo Obrero, Partido Obrero, Libres del Sur, Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), Izquierda Socialista.
También Asambleas de Zona Oeste, Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Merlo, ATE Capital, Somos Barrios de Pie, Movimiento Evita, Movimiento Teresa Rodríguez, Resistencia Socialista, Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), entre otras.
«Es muy nociva esta ley, la patria está en juego. Creemos que esta ley esta hecha a medida de las grandes corporaciones. Lesiona el medio ambiente y vienen por los derechos de los trabajadores. Viene a desguazar y desmantelar el Estado», dijo desde la Plaza Congreso el secretario General de la CTA Capital, Pablo Spataro, en un video difundido por la propia central obrera.
Minutos antes de las 18, desde un camión improvisado como escenario ubicado frente al Congreso, distintos artistas comenzaban a dar una serie de espectáculos organizados por el colectivo Unidos por la Cultura, con el apoyo de diferentes organizaciones de izquierda.
El festivalazo
Entre los artistas que participan de este «festivalazo cultural», que forma parte de un «plan de lucha en defensa de la cultura y contra la ley ómnibus y el DNU», se encuentran Las manos de Filippi, Peteco Carabajal, Arbolito, Juli Laso, Barbarita Palacios, Alto Guiso, Alta Gama, Invisibles y Javi Casalla. Al comienzo del festival se dio lugar a la Intersindical de Radio Nacional, conformada por sindicatos con representación en la emisora de todo el país.
La delegada de Radio Nacional y dirigente del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), Micaela Polak, afirmó que «somos parte de este espacio de cultura porque Radio Nacional es la cultura de este país, es la que difunde, produce en cada rincón del país generando esa identidad nacional que nos une e identifica».
«Eso es lo que hacen los medios públicos, lo que hace la TV Pública, Télam y esto es lo que venimos a exigir que defiendan esos legisladores que saben bien como funcionan los medios públicos, porque gran parte de ellos son representantes de pueblos muy pequeños de nuestro país y saben que no tienen voz en otro lado que no sea en los medios públicos», agregó, para luego dar paso a Cecilia Bari de Asociación de Trabajadores de Radio Nacional (Atrana) y Fernando Piana de ATE.
En tanto, el diputado de Avanza Libertad (AL), José Luis Espert, cuando se retiraba de la Cámara de Diputados rodeado de policías que lo custodiaban, fue increpado por un puñado de manifestantes, mientras el legislador levantaba su brazo derecho con el puño cerrado.
Por otro lado, autoconvocados realiaron un «bocinazo contra la Ley Ómnibus» desde Avenida de Mayo y Perú en una caravana de «autos, camiones, motos, bicicletas o cualquier tipo de rodado para ocupar todas las calles». «No queremos enojar a la ministra Patricia Bullrich. Por eso, nos ponemos creativos. Convocamos a un bocinazo para manifestarnos dentro de lo reglamentado en contra de la ley ómnibus», se detalló en una convocatoria que comenzó a circular en redes sociales.
RIO TURBIO
20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?

A 205 años del fallecimiento de Belgrano, la Argentina celebra el Día de la Bandera. Por qué se eligió esta fecha, cómo nació el símbolo patrio más reconocido y qué lugar ocupa hoy en la construcción de la identidad nacional.
Por Dr. Cristian Baquero Lazcano
Cada año, cuando el invierno apenas asoma y el calendario marca el 20 de junio, la Argentina entera detiene su marcha. Las aulas, las plazas, los medios de comunicación y los discursos institucionales se visten de celeste y blanco. El Día de la Bandera no es solo una evocación protocolar, es una cita con la historia y con la identidad.
La fecha fue establecida por ley en 1938, como homenaje al fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria, ocurrido el 20 de junio de 1820. Pero la elección no fue casual ni improvisada, fue una forma de dar visibilidad y reconocimiento tardío a uno de los hombres más lúcidos, comprometidos y silenciosos de la emancipación sudamericana.
¿Por qué el 20 de junio?
Belgrano murió en soledad y sin honores oficiales. Aquel 20 de junio de 1820, Buenos Aires atravesaba una de las mayores crisis políticas de su historia, las provincias estaban en conflicto, las autoridades se disputaban el poder, y el deceso del prócer pasó prácticamente inadvertido. No hubo exequias de Estado ni luto nacional.
Recién en el siglo XX se saldaría esa deuda simbólica con la figura del prócer. El 8 de junio de 1938, el Congreso Nacional sancionó la Ley 12.361, que instauró el 20 de junio como feriado nacional en homenaje a la bandera y a su creador. Desde 2011, por decreto, es un feriado inamovible. Y desde entonces, la fecha se transformó en una jornada de reflexión, promesa escolar y conmemoraciones masivas, especialmente en Rosario, donde la bandera fue izada por primera vez.
Una bandera que nació sin autorización
La bandera argentina fue creada el 27 de febrero de 1812, en el entonces villorrio de Rosario, en plena campaña del Ejército del Norte. Belgrano, al frente de las tropas, ordenó levantar una bandera que pudiera distinguir a los soldados patriotas en el campo de batalla. La escarapela ya había sido adoptada oficialmente días antes, con los colores blanco y celeste.
“Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”, escribió Belgrano en su informe. El Triunvirato porteño, sin embargo, le prohibió seguir usándola. Pero el símbolo ya había calado hondo.
Del campo de batalla al aula escolar
Los primeros usos de la bandera fueron estrictamente militares. En una época sin uniformes ni divisas claras, era clave tener una insignia que permitiera distinguir aliados de enemigos. El color rojo, tradicionalmente asociado a los realistas, fue evitado de forma explícita por Belgrano.
Con el tiempo, la bandera ganó legitimidad popular y política. El Congreso de Tucumán la adoptó como símbolo nacional en 1816, y dos años después, en 1818, se incorporó el Sol de Mayo, inspirado en las primeras monedas patrias acuñadas en Potosí.
Este sol -con rostro humano y 32 rayos alternados- representa la Revolución de Mayo y marca el carácter de “bandera mayor” o de guerra, a diferencia de la versión sin sol, usada hasta 1985 por particulares.
Rosario, el corazón de la celebración
La ciudad de Rosario, donde Belgrano izó por primera vez la bandera a orillas del río Paraná, es la sede histórica de las celebraciones. Allí se erige el Monumento Nacional a la Bandera, inaugurado oficialmente el 20 de junio de 1957, con desfiles, discursos y presencia de autoridades. Desde hace algunos años, se sumó un símbolo colectivo de gran impacto, la bandera más larga del mundo, confeccionada por miles de vecinos y escuelas en tramos que se van uniendo hasta superar los diez kilómetros.
De emblema militar a símbolo colectivo
La bandera no es solo un paño, ni un accesorio ornamental. Es un emblema de pertenencia, un testigo silencioso de la historia y una señal de identidad cultural. Flamea en las escuelas, pero también en los balcones, los estadios, las movilizaciones, las tragedias y los logros deportivos.
Por eso, cada 20 de junio, la Promesa de Lealtad a la Bandera que realizan los alumnos de cuarto grado en todo el país adquiere una profundidad especial. No es una fórmula vacía. Es la primera vez que muchos niños se reconocen parte de una comunidad política que los trasciende.
Un legado que interpela
Belgrano no fue solo el creador de la bandera. Fue también un reformista ilustrado, defensor de la educación gratuita, promotor de la industria nacional y figura clave en el proceso de independencia. Su vida, cargada de renuncias personales y servicio público, representa una ética de la responsabilidad que todavía hoy resulta incómoda en tiempos de discursos fáciles.
Que este 20 de junio no sea apenas una jornada con discursos escolares y mástiles engalanados. Que sea también un momento para preguntarnos cuánto hay en nosotros de esa promesa original, la de construir una patria libre, justa y soberana. Como la que Belgrano imaginó bajo su bandera.
(*) Cristian Baquero Lazcano
Profesor e Investigador Universitario. Doctor en Psicología Social. Director de Comunicación de la Asociación Argentina de Ceremonial y Protocolo (ASARP). Especialista en Heráldica y Vexilología. Creador de banderas y escudos oficiales en municipios y comunas de la República Argentina.
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