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Sin la presencia de la oposición, el Senado convirtió en ley el Presupuesto 2023

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La sesión se llevó adelante en medio de un clima de enojo por parte de la oposición, que decidió no bajar al recinto, luego de que el kirchnerismo avanzó con la designación de Martín Doñate en el Consejo de la Magistratura.

El Senado de la Nación convirtió en ley el Presupuesto 2023, en medio de una polémica sesión en la que la oposición decidió no bajar al recinto luego de que el kirchnerismo avanzó con la designación de Martín Doñate en el Consejo de la Magistratura.

En medio de un clima de enojo por parte de la oposición, el oficialismo aprobó por el Presupuesto 2023, que planifica los recursos y gastos previstos por el Poder Ejecutivo para el año próximo, con 37 votos afirmativos, sin votos negativos ni abstenciones por la ausencia de la oposición.

Los dirigentes de Juntos por el Cambio habían anticipado su decisión de no participar de la sesión, luego de que el kirchnerismo coló en el temario la nómina para el Consejo de la Magistratura sin el acuerdo de la oposición y despertó el conflicto.

El proyecto original, que había sido presentado el Gobierno nacional a mediados del pasado mes de septiembre, sufrió varios cambios en su paso por la Cámara baja.

En líneas generales, el proyecto de Presupuesto presentado por el Poder Ejecutivo contempla un gasto total de casi 29 billones de pesos, un crecimiento de la economía del 2%, una inflación proyectada del 60%, un tipo de cambio de 218,90 pesos por dólar y una reducción del déficit fiscal del 2,5 al 1,9%.

Además, estima un aumento de la inversión del 2,9%, un crecimiento de las exportaciones del 7,1% y una reducción de la presión tributaria del 0,18%, pasando del 23,95% de este 2022 al 23,77% en 2023.

La discusión llevó poco más de una hora y media dado que, ante la ausencia de los integrantes de la oposición, el interbloque del Frente de Todos resolvió acortar la lista. De hecho, el Presupuesto se debatió al mismo tiempo que la prórroga por cinco años de la vigencia de los impuestos a las Ganancias, a los Bienes Personales, a los Débitos y Créditos Bancarios, del Monotributo, el Capital de la Cooperativa y el adicional de Cigarrillo, que vencen a fines de 2022.

El presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, el riojano Ricardo Guerra, describió al Presupuesto 2023 como «realista» y subrayó que «propone converger a la estabilidad económica», por lo que «se fijan objetivos referidos a fomentar el orden fiscal, propender al superávit comercial, fortalecer las reservas en el BCRA y fomentar un desarrollo con inclusión social».

«No hay que olvidar que el país tuvo que normalizar y encauzar una deuda muy elevada que dejó el gobierno anterior y nos introdujo nuevamente en el FMI, y luego una crisis sanitaria global muy costosa y dolorosa», enfatizó Guerra.

Por su parte, la senadora nacional Juliana Di Tullio cuestionó la ausencia de la oposición en el debate: «Nos piden un plan, una hoja de ruta, y el año pasado sus diputados nos dejaron sin Presupuesto y este año no vienen al recinto».

«Aunque haría muchas modificaciones, siento orgullo por este Presupuesto y entiendo que, después del desastre que nos dejó el macrismo y la pandemia, lo que estamos haciendo es titánico», subrayó.

Y completó: «Lamento que no esté la oposición para hacerse cargo de los destre que nosotros estamos tratando de arreglar con mucho esfuerzo. En un escenario en el que salimos de una pandemia, con guerra y con 4 años de macrismo. Con 100.000 millones de dólares de deuda, 85.000 millones fugados y un hombre que no se hace cargo del pasado, mucho menos se va a poder hacer cargo del futuro».

El proyecto de ley del Presupuesto 2023 había sido aprobado por Diputados a fines del pasado mes de octubre, tras una extensa sesión en la que el Frente de Todos logró sancionarlo con 180 votos positivos, 22 negativos y 49 abstenciones


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Las tres Marchas

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Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

La primera marcha fue del movimiento obrero, el 24 de enero, contra el DNU, la ley ómnibus y la flexibilización laboral; la segunda fue el 24 de marzo por los derechos humanos. Y esta ha sido la tercera gran marcha contra el gobierno de Javier Milei, movilizada por la comunidad educativa en defensa de la educación pública. Y cada vez fue mayor. El espíritu de la producción y el trabajo representado en los trabajadores, el espíritu moral y ético que simbolizan las Madres y las Abuelas y el espíritu cultural del país que alimentan las escuelas, colegios y universidades, fueron los atacados por este gobierno y los primeros en reaccionar. Hay más que tres marchas en juego, entre las tres, además de su masividad expresan la esencia de un país. Para este gobierno, todo es corrupción, menos los corruptos, a los que concibe como “héroes” que fugan millones, abusan de los precios o especulan en la bicicleta financiera.

El gobierno despreció esta marcha porque —dijeron— la organizaron y participaron los que no quieren la auditoría de las universidades. “Son los que se favorecen con este sistema de corrupción y no quieren perder sus beneficios”, dijeron por la televisión. Y Patricia Bullrich la calificó de “rara”. Defender la universidad que el gobierno quiere cerrar es “raro”. Todo el relato se monta sobre grandes mentiras que se reproducen en las redes hasta el infinito, porque las universidades tienen sus propios sistemas de auditorías.

Pero todo es corrupción, menos los corruptos. Igual que Mauricio Macri, hablan del curro de los derechos humanos y cuando no pueden comprar a los sindicalistas, los acusan de corruptos. Pero la verdadera corrupción, la que sí equivale a un PBI, es la que fugó 400 mil millones de dólares, los dueños de las offshore que reciben a Milei en el Llao Llao, los que colocaron estratégicamente a sus gerentes en las decisiones de política económica y en las empresas del Estado.

Las manos invisibles del mercado no son tan invisibles, pero se ocultan detrás de los ataques a los puntos más sensibles, como los trabajadores, los derechos humanos y la educación. Este país dejaría de existir, se derrumbaría, si destruyeran esos pilares.

La enorme movilización de ayer fue la más grande en muchos años. Las fotos aéreas lo reafirman. La Plaza y las avenidas laterales, más toda la Avenida de Mayo hasta parte de la Plaza de los dos Congresos, las diagonales, Rivadavia e Irigoyen, repletas. Más las grandes movilizaciones que se realizaron en Mar del Plata, Córdoba, Tucumán, Misiones, Mendoza y demás, dejaron en claro que el gobierno tendrá problemas si busca destruir a la educación pública.

En las tres marchas hubo una parte que fue a todas, pero en cada una se suman muchos manifestantes nuevos. Y el que va una vez, ya no se baja, porque el encuentro físico con otras personas que piensan parecido y actúan en común destruye preconceptos y diluye el prejuicio sobre el que se monta todo el discurso antipopular o incluso antimilitante o antipolítico, que son los antis que funcionan como pegamento del relato desarmador de la derecha.

En esta marcha hubo muchísima gente sin encolumnarse. Y había columnas que casi nunca han compartido la calle, como las de agrupaciones peronistas estudiantiles y la Franja Morada del radicalismo. Esa misma mezcla se daba en la muchedumbre.

Es probable que las movilizaciones no le muevan el amperímetro a Milei, que se pasó la tarde en las redes, igual que su vice que trató de humillar a Hebe de Bonafini. Milei confía más en sus modelos matemáticos que, como tales, nunca son la realidad, sino su representación: un modelo de números sin seres humanos, como los que mostró en la cadena nacional de radio y televisión el lunes. Le interesan esos números voladores y no los seres humanos, imperfectos y corrompibles. Pero ojo, las frías matemáticas son manipulables y manipuladas en este caso.

Un detalle que puso en evidencia la diversidad de los manifestantes que asistieron a las marchas fue la profusión de cartelitos caseros. En las marchas anteriores había algunos. Pero ayer estaba plagado de cartelitos con leyendas inventadas por sus portadores, escritos con marcadores de diferentes colores sobre hojas, cartulinas o cartones. Una nota de Página/12, da cuenta de este fenómeno. No hay que pensar demasiado: Si se juntan cientos o miles de maestras y docentes, preparan la marcha como si fuera una clase, con sus cartelitos didácticos o graciosos para sus alumnos. Es difícil imaginar una marcha de ferroviarios, por ejemplo, con cartelitos escritos a mano con marcadores de diferentes colores.

Qué poco conocen el país real estos tipos que gobiernan. Esos cartelitos son una clase en la escuela pública. Nadie las obliga a llevar un cartelito. Es lo que hacen las maestras en su tiempo “libre”, porque es lo que lleva en la sangre el ser docente. “La educación nos hace libre” dice uno que reivindica la verdadera libertad y no la que carajean estos farsantes. Y hay otro que es para reflexionar: ”Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.


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