INFO. GENERAL
Pérdida de poder adquisitivo: 10 productos que ya no se pueden comprar con un billete de $1.000
A causa de una inflación anual cercana al 100%, varios productos que en 2022 se podían comprar con el billete de máxima denominación ahora con el mismo papel moneda no es posible.
La inflación no cede terreno e impacta directamente en la pérdida de valor de los billetes que están en circulación. Así sucede con el papel moneda de máxima denominación actual, que día a día alcanza para menos, como se refleja en un estudio de la consultora Focus Market, donde queda en evidencia que al comparar de manera interanual 10 productos que se podían adquirir con un billete de $1000 en 2022, actualmente ya no se pueden comprar.
Los productos analizados son diversos en uso y consumo, por lo que se puede observar una tendencia uniforme en los distintos rubros. Los 10 artículos analizados son: aceite de girasol, rebozados de pollo, cerveza, papas fritas, pañales, suavizante para ropa, jabón líquido, fluido desinfectante, fernet y café.
En los casos del aceite de girasol de 3 litros y de un paquete de rebozados de pollo por 360 grs, en 2022 con $1.000, el consumidor recibía un vuelto de $160 y $500, respectivamente. Mientras que actualmente para comprar los mismos productos, aparte del billete de $1.000 completo, se debe agregar $800 más para comprar el aceite y $200 más para comprar el paquete de rebozados de pollo.
Por el lado del pack de 6 latas de cerveza y las papas fritas de 124 gramos, el informe arrojó que en 2022 se conseguían esos productos por $670 y $310, respectivamente. En tanto que al día de hoy, en las góndolas la cerveza se vende a $1.250 y las papas fritas a $1.050.
«La pérdida de poder adquisitivo de nuestra moneda se está acelerando y la nominalidad de la moneda está en su nivel más bajo desde la hiperinflación. Cada vez los argentinos requieren de más cantidad de billetes para realizar la misma misión de compra. De hecho una compra que en 2022 se hacía con 1 billete de $1000 hoy requiere 3 o 4 billetes adicionales para poder concretar la misma”, aseguró el director de la consultora, Damián Di Pace.
A su vez, precisó que “los fundamentos macro son varios ya que el actual déficit fiscal se financia con emisión monetaria y más colocación de deuda en pesos en el mercado. Esto está generando más incertidumbre futura y en el presente el billete pierde confianza aumentando su velocidad de circulación. Los argentinos se desprenden del peso a mayor velocidad a pesar que el Gobierno los aspira con más colocación de deuda».
Los pañales XL de 36 unidades y el suavizante para ropa de 3 litros, por su parte, el año pasado se encontraban a $772 y $520, respectivamente. Ahora, los mismos productos figuran a $1.780 y $1.200 cada uno. En el caso del jabón líquido para ropa de 3 litros en 2022 se vendía a $575 y actualmente se consigue por $1.220. Mientras que el fluido desinfectante de 770 ml, antes se comercializaba por $610 y ahora por $1.120.
Asimismo, puntualizó que «hay datos de la distorsión macroeconómica argentina que explican el deterioro en la micro. En 2023 ya el billete de $1000 es el de máxima emisión y circulación en términos comparativos al resto. Sin embargo, se reponen los cajeros de bancos 2 o 3 veces por día, hay récord de venta de máquinas cuenta billetes para comercios y las bodegas de los bancos no alcanzan por lo cual están teniendo que construir o alquilar nuevos espacios para almacenarlos».
Los últimos productos comparados por la consultora fueron el fernet de 750 ml y el café torrado de 500 gramos. El primero en 2022 se vendía a $760, mientras que ahora se consigue por $1.840. En tanto que el café, el año pasado estaba a $537 y actualmente aparece a $1.220.
Di Pace, consideró que «sin ninguna duda no sacar un nuevo billete que compense la pérdida de poder adquisitivo del billete de $1000 desde su nacimiento de 2017 a la fecha le genera un costo, inseguridad en su traslado y problema a todos los argentinos. Esa nueva denominación debería ser un billete de $10.000 pero como a su lanzamiento ya perdería la mitad de su poder adquisitivo real la emisión debería venir acompañada de un billete de $20.000 para anticiparse al deterioro que tendrá este año con una inflación proyectada en 98% interanual para 2023».
INFO. GENERAL
En medio del ajuste del Gobierno, se hizo «La Noche de las Universidades»
La actividad fue para conmemorar el 75º aniversario de la gratuidad universitaria implementada por Juan Domingo Perón en 1949.
Ayer, se realizó en todo el país “La Noche de las universidades”, en lo que fue la vigilia del 75º aniversario de la implementación de la gratuidad universitaria. Una medida adoptada por Juan Domingo Perón el 22 de noviembre de 1949, que democratizó el acceso a la educación superior y generó un cambio histórico. A modo de celebración hubo suelta de libros, charlas, mesas de consulta y otras actividades, que funcionaron también como una forma de visibilizar la grave crisis que atraviesa el sistema universitario con el ajuste que impuso el gobierno de Javier Milei.
“En estos momentos tenemos muchas cosas para ver, plantear y discutir. Creo que 75 años son más que importantes y en un momento donde están en discusión muchas de las cosas que pasan en la universidad pública. Así que creíamos más que conveniente hacer esto y que pueda quedar para el futuro”, le dijo a Página 12 Oscar Alpa, vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que fue el organismo que impulsó la idea de abrir las puertas a toda la comunidad hasta la medianoche. Esta conmemoración especial se da un contexto dramático para las universidades, que no saben si podrán funcionar el próximo año. Todo depende de la aprobación del Presupuesto 2025 en el Congreso, una ley que el Gobierno pareciera no querer sancionar y así seguir usando el del 2023 de manera discrecional. A esto se suma la situación de docentes y no docentes, que acumulan un 40% de pérdida del poder adquisitivo y que más del 85 % tienen sueldos por debajo de la línea de pobreza.
“La gratuidad es una bandera que hay que defender a toda costa porque nosotros somos un ejemplo como sistema en el mundo. Ojalá lleguemos a tiempo y que no terminen de destrozar todo, porque va a ser otra vez como en los 90, llegar y empezar de cero”, dijo Gabriela Vázquez, egresada de la carrera de Ciencias de la Educación que se acercó al Centro Cultural Universitario Paco Urondo, una de las sedes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el microcentro porteño. Miraba un telar de más de cuatro metros, bordado con pequeños muñecos coloridos hechos por mujeres chilenas exiliadas en Canadá en homenaje a las y los desaparecidos durante la dictadura militar.
En esa misma sede dieron una charla las escritoras Dolores Reyes y Sol Fantin, denunciadas por una fundación de ultraderecha por el supuesto «contenido sexual explícito» que sus libros esparcen en las escuelas bonaerenses. Alrededor de cien personas participaron del encuentro. Una de ellas fue Renata Vismara, integrante de de la Red de docentes por el derecho al aborto. “Estamos acá en repudio a este intento de prohibir esta literatura que para nosotras es clave. Estos libros, muchas veces, son la puerta de entrada para que pibes y pibas puedan contar lo que les está pasando. Porque no lo conocen, porque no se dan cuenta que lo que viven es violencia o porque les habilita hablar”, contó. Vismara es la primera generación universitaria en su familia, su mamá, jefa de hogar, es empleada pública y, ahora, ella tiene un título en Ciencias de la Educación. “Estamos ante un permanente ataque hacia lo público, hacia lo colectivo. En mi caso, con la universidad fue contundente el cambio en mi vida y en la de toda mi familia”, agrega.
El 22 de noviembre de 1949 Perón firmó el decreto N° 29337, que suspendió el cobro de los aranceles universitarios y reconoció el derecho universal a la educación superior gratuita que democratizó el acceso y dio espacio a sectores populares, obreros y de menores recursos.“La gratuidad fue premonitoria o inauguró un modo de pensar que hasta entonces había referido a la educación universitaria solamente como un privilegio para las élites. Por eso, defender a la gratuidad como valor también es defender un proyecto universitario en sintonía con el desarrollo nacional, en sintonía con la soberanía científica y, por supuesto, con la independencia económica y la justicia social”, le dijo a Página 12 la vicedecana de la Facultad de Filosofía, Graciela Morgade, que también participó de la charla.
Los rectores y rectoras de todo el país que integran el CIN ya anticiparon que si el Presupuesto 2025 no se modifica, las universidades no podrán funcionar. Necesitan 7.1 billones de pesos para gastos de funcionamiento y salarios, pero el gobierno de La Libertad Avanza solo propone 3.8 en un presupuesto que ni siquiera se sabe si será aprobado. En ese contexto de incertidumbre es que las universidades abrieron sus puertas a la medianoche.
La calle Corrientes también se convirtió en uno de los escenarios de “La Noche de las Universidades”, alumnos y docentes hicieron una suelta de libros. Llegaron desde la sede de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de la calle Bartolomé Mitre al 1800 hasta la peatonal y repartieron libros que consiguieron en una colecta, la idea surgió en Plaza Congreso mientras participaban del plan de lucha para conseguir un presupuesto adecuado. Juntaron alrededor de 500 y cada uno de ellos llevó una dedicatoria. “Quizás desde la parada del 98, ves a este edificio oscuro y aburrido, pero por adentro está lleno de color. Acá hay gente que imagina y crea mundos”, escribió en uno de esos libros Oscar Ojea, alumno de la Licenciatura en Artes. Firmó la dedicatoria para alguien que no conoce, pero al que quiere que le llegue su mensaje: su universidad es una cocina de arte y de creatividad maravillosa.
La decisiòn de abrir las universidades no es solo para celebrar la fecha histórica, sino también para seguir visibilizando el conflicto universitario, que ya lleva diez meses y que en el medio tuvo dos marchas masivas, tomas generalizadas, clases públicas y miles de actividades en todo el país. “Nosotros también tratamos de ir cambiando un poco las acciones porque repetirnos es hacer el juego a la estrategia de cansancio y de agotamiento, entonces como universo de arte tratar de crear y saltear los discursos de odio”, le contó a este diario Sergio Ramos, decano de Crítica de Artes. Y agregó: “Escribimos dedicatorias para que vayan esos libros con un poco de historia de la universidad. Pero también es traer al libro como instrumento de liberación, de creatividad, de imaginación, de empatía. Como cierto acto de generosidad y de convocar a otros modos de construir comunidad y de relacionarnos como sociedad”.
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