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Milei vs Villarruel: el corazón de las internas libertarias

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Tras la ausencia de la vice en el acto de Defensa y el desplante en Mendoza, Francos salió a intentar bajar la espuma de la interna. Aún así, en la Rosada siguen de cerca la definición de autoridades en la cada vez más clave Bicameral de control de organismos de inteligencia y de los fondos reservados de la SIDE. La guerra con el candidato de la vice, ejército trolls contra los radicales y dardos a los federales que siguen heridos.
Melisa Molina

Por Melisa Molina

Mientras la oposición se encarga con creces de llevarse todas las marcas y durante las últimas semanas las cámaras le apuntaron las 24 horas del día, en el oficialismo las internas no tienen descanso y los dirigentes continuaron peleándose. La disputa central en este momento ubica en un bando a Karina Milei y a Santiago Caputo y del otro lado a la vicepresidenta Victoria Villarruel, pero la dupla más cercana al presidente también está enemistada con el exmandatario Mauricio Macri y con la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello. Al mismo tiempo, no se descarta que exista cierta tensión entre Karina y Santiago Caputo. Todo eso, claro, sin contar las internas que proliferan en los pequeños, pero no por eso menos revoltosos, bloques oficialistas en el Congreso

Milei, mientras a su alrededor se pelean todos contra todos, sigue planificando sus viajes al exterior –en los próximos días visitará México– y sus charlas magistrales que volvió a dar con las luces bajas. Los ojos de la Casa Rosada, sin embargo, esta semana estarán posados en lo que ocurrirá con los fondos reservados de la SIDE. Lo que ocurra con el DNU que los habilitó y con la conformación de la comisión bicameral de Inteligencia que los deberá controlar, será una prueba de fuego para Santiago Caputo. 

Quienes conocen al presidente hace años dicen que en la intimidad él «putea contra todos», pero que el mandatario no estaría peleado con Macri, tampoco con Pettovello –a quién considera su amiga– y tampoco se sabe bien qué le pasa con Villarruel, más allá de los deseos de ruptura de su hermana, a la que le hace caso en todo. Algunos consideran que, tarde o temprano, Milei volverá a bajar la tensión con su vice y se sacarán otra foto juntos. Otros son más pesimistas y dicen que, con sus cercanos, Milei no deja de hablar mal de ella.

Durante los últimos días, el enfrentamiento entre la Casa Rosada y Villarruel quedó expuesto por la no invitación al acto que el viernes encabezó Milei con los jefes de las Fuerzas Armadas, un sector, por definición, afín a ella. Se esperaba que los dos, el Presidente y la vice, estén juntos allí y compartan una foto durante la entrega de sables, pero Villarruel nunca apareció. Tampoco viajó a Mendoza, donde iba a participar de la conmemoración del aniversario de la muerte de San Martín. Dijo que tuvo «problemas de salud». 

En su entorno, en tanto, señalaban que no había ido al acto con Milei el viernes porque no fue invitada. «Le hubiese encantado acompañar a las Fuerzas Armadas, como siempre, pero desde Presidencia y el Ministerio de Defensa no la invitaron», disparaban. «Ella quería acompañar a quienes fueron compañeros de su padre y de su abuelo», insistían en su entorno para meter el dedo en la llaga. Cerca del Presidente se defendían: «No hubo ni un solo ataque a Victoria, invitó el ministerio de Defensa», repetían y, como ejemplo de que las invitaciones no las cursó presidencia, subrayaban: «Fue López Murphy. Eso es prueba suficiente de que las invitaciones no las cursamos nosotros».

El jefe de gabinete, Guillermo Francos, fue el que salió a hablar on the record. “No conozco el detalle, pero según entiendo, por lo que me dijo el ministro de Defensa, Victoria estaba invitada al acto. Creo que las cosas son las relaciones normales entre un presidente y su vicepresidente. A veces acuerdos totales y sustanciales y a veces con diferencias de opiniones en algunos temas. Son dos dirigentes políticos que cumplen roles institucionales diferentes y cada uno hace el suyo”, indicó y, en diálogo radial, agregó: “A veces se hacen muchas especulaciones. Puede (Villarruel) tener diferencias, no coincidir con el armado de La Libertad Avanza, pero eso no quita que no haya conformado una propuesta presidencial que armó fundamentalmente el presidente Milei con ella, cuando fueron diputados nacionales y fue cuando fueron la fórmula que ganó las elecciones”.

Durante el fin de semana también hubo un sugestivo tweet de la secretaria general de la presidencia, en el que compartió una supuesta frase de San Martín que decía: «La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder«. En las redes sociales, donde los trolls libertarios se pelean entre ellos según el bando al que pertenezcan, interpretaron que eso era un mensaje teledirigido para la vice. La cuenta con seudónimo que le atribuyen a Santiago Caputo añadió: «Lo único peor que la soberbia es la soberbia injustificada».

La conformación de la bicameral  

Uno de los mayores puntos de tensión para la Casa Rosada durante las próximas jornadas, sin embargo, girará en torno a qué pasará con la conformación de la bicameral del Inteligencia en el Congreso, que podría concretarse el martes. «Acá hay mucha bronca con ese tema«, dicen en Casa Rosada. Ocurre que, según consigna el artículo 37 de la Ley de Inteligencia nacional, esa comisión es la encargada de «supervisar y controlar los ‘Gastos Reservados’«. Es decir, es la que controlará qué hace el gobierno con los 100 mil millones de pesos que Santiago Caputo consiguió para la SIDE.

Villarruel quiere que esa comisión la presida el senador Enrique Martín Goerling Lara, muy cercano a ella y a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, mientras que Caputo quiere que el elegido sea el senador peronista de Entre Ríos, Edgardo Kueider. Kueider, luego de votar a favor de la Ley Bases, está muy cerca de La Libertad Avanza. Si bien el senador fue elegido para su cargo por la boleta de UxP en 2019, los rumores consignan que habría pedido al oficialismo ser candidato de Milei el año que viene en Entre Ríos. 

Los que entraron a jugar también son los radicales. Ellos decían que tenían un acuerdo con el gobierno para que la presidencia de esa comisión quede en sus manos y se quejaban porque no lo respetaron. Por eso comenzó a crecer el rumor de que Martín Lousteau podría llegar a un acuerdo con UxP y quedarse él con la presidencia de esa comisión clave.

Agustín Romo, el legislador bonaerense cercano a Santiago Caputo y que suele merodear por los pasillos de la Casa Rosada, se encargó de sentar postura en las redes sociales sobre el tema: «Lousteau oficializa su vuelta al kirchnerismo: está queriendo acordar con el kirchnerismo por la comisión bicameral de inteligencia. Tranza en un tema sensible para la seguridad nacional con los que pactaron con Irán», dijo.

Durante las últimas semanas Caputo mantuvo distintos diálogos, no solo con Miguel Ángel Pichetto, sino también con Emiliano Yaccobiti, cercano a Lousteau, por el tema de los fondos reservados. Ambos le habrían asegurado que no irían en contra de sus planes en ese tema, pero todo pareciera indicar que ahora no cumplirán con su palabra. «Yacobitti no es Lousteau, es más vivo», dicen algunos que aseguran que «el gobierno está muy enojado con lo de Martín». 

Otro que está enojado con la conformación de esa bicameral es Emilio Monzó. Si bien Pichetto dialogó con Caputo y con Martín Menem sobre el tema, no logró conseguir un lugar para su bloque. El que salió a hacer público el enojo fue, sin embargo, Nicolás Massot. «Este es un gobierno dicotómico. Más allá del histrionismo y la agresividad, tiene una agenda de ordenamiento macroeconómico que comparto, pero una agenda institucional vinculada a los servicios de inteligencia que es de las peores que hemos tenido», disparó en diálogo radial y añadió que no cree que «un gobierno, como este, nutrido de la casta política, pueda reformular la SIDE con el mismo recurso humano de siempre». Además, dijo que hay un «abuso absoluto de la figura del decreto», y que no tiene sentido habilitar esos fondos «cuando estamos a un mes de discutir el presupuesto». 

El miércoles habrá sesión en Diputados y quedará en claro quiénes levantan la mano y quiénes no para acompañar al gobierno en un tema tan sensible. También quedará a la vista el poder de negociación, o no, del asesor estrella del Presidente.


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Jubilado a la parrilla

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Palazos a los jubilados y corrupción en la mira papal. El retiro de Petronas y la explosión del gasoducto, en la gestión de los ceos de Roca. La nueva vanguardia.
Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

El Papa criticó la represión a los jubilados y la corrupción en el gobierno; la ONU advirtió por la indefensión de la niñez sumergida en la pobreza; explotó el gasoducto del Norte, y Petronas puso en duda la famosa mayor inversión de la historia. El inminente veto a la ley de financiamiento universitario anunció protestas estudiantiles masivas que se unirán a los jubilados, dos sectores en los que Milei había cosechado en las elecciones. Semana mala para el Presidente que, en contrapartida, consiguió frenar el veto al aumento a los jubilados con ayuda de parte del opoficialismo y es probable que logre una imagen de toda la política enfrentada a Unión por la Patria con la propuesta de reforma política.

Argentina se ha convertido en un país imprevisible, donde resulta imposible precisar la forma como el derrumbe de la economía instrumentado por el gobierno se traslada a las decisiones políticas de los perjudicados. Los jubilados están en el horno. Son los que más perdieron en el ajuste, han sido sus principales víctimas y grupos cada vez más importantes de ellos han encabezado la protesta. Fuera de los grupos movilizados, todos los jubilados se quejan por lo que reciben y por el aumento del transporte y las tarifas, pero no es claro que haya un cambio masivo en las conductas políticas.

Milei ganó con un poco más del 55 por ciento de los votos y en los primeros meses logró aumentar unos puntos más la imagen positiva. En las últimas mediciones su imagen osciló entre el 40 y el 45 por ciento. Quiere decir que perdió más del diez por ciento. No es tanto si se lo compara con los efectos catastróficos de sus medidas sobre la vida de millones.

Esa distorsión entre causa y efecto constituye una incógnita en una sociedad muy intoxicada por discursos de odio, fake news, y una configuración social donde la mayoría de los trabajadores fueron llevados a la informalidad. Cayeron en ese plano por los efectos destructivos del neoliberalismo en las últimas décadas.

La perversión de esa movilidad descendente radicó en que fue disfrazada de elección personal. Una especie de liberación. El kiosquito, el remisse, el flete, la mensajería, la changa, la venta callejera, el trabajo no presencial y otros empleos fueron disfrazados de emprendimientos individuales. El discurso conservador complementó a este “emprendedurismo” con una ideología “meritocrática” que, en esencia es una ilusión porque todo ese universo depende de la producción de riqueza real.

Por más esfuerzo, por más méritos que tenga, ningún resultado lo favorecerá si el resto de la sociedad no genera riqueza real, no produce ni consume bienes. En todos los trabajos vale el esfuerzo y el conocimiento cuando el resto de la economía funciona. De lo contrario, la derecha ordena esas condiciones como una ideología del sometimiento para la explotación por una elite. Ese proceso se montó sobre el antiperonismo extendido en un sector de la sociedad y sobre la decepción que produjo el gobierno de Alberto Fernández.

El resultado ha sido el surgimiento de lo más grotesco de la política y la economía, una mascarada de discurso exótico cargado de odio y fotografías de un pie gordo y colorado, con talco para los hongos. Hay corporaciones que se han favorecido con este despropósito y que se apuran a sacarle todo el jugo porque saben que en algún momento se termina.

El grupo Roca, que buscó usar al gobierno para concretar su reconversión hacia la actividad energética, y ubicó gerentes en puntos estratégicos de la gestión en esa área, encarnó dos desastres con pocos antecedentes de tanta ineptitud como fueron la explosión del gasoducto Norte y la amenaza de Petronas de retirar la inversión milmillonaria que iba a hacer con el gas de Vaca Muerta. La arbitrariedad como se manejó un negocio tan delicado para debilitar al gobernador bonaerense Axel Kicillof, provocó incertidumbre en el gigante malayo.

Esta semana, el escenario pareció sufrir otras distorsiones. En el capitalismo industrial se decía que lo obreros de la industrian eran la vanguardia de las luchas. En los ’90, con el neoliberalismo, aparecieron los movimientos de trabajadores desocupados a la cabeza de la protesta. Y ahora son los trabajadores jubilados.

Primero fue demonizar a los movimientos sociales. Patricia Bullrich creció –tristemente– con la represión a esas marchas de los desocupados y creyó que valía para todos. Pero es difícil demonizar a los jubilados porque los hay en todas las familias. Allí no funcionan las fake news y la difamación porque hay comprobación directa.

Y es cierto que no se movilizan todos los jubilados, sino más bien algunos grupos. Pero la imagen de los garrotazos a esos adultos mayores tiene un efecto subterráneo de terreno minado para el gobierno. Otra imagen de alto impacto fueron los jubilados en la puerta de la residencia de Olivos mientras en el interior se festejaba con un pantagruélico asado el rechazo al aumento de las jubilaciones.

Ha sido una mezcla explosiva que se catalizó con los aumentos siderales de tarifas de los servicios y del transporte, que pasaron de ser caras a ser impagables para los trabajadores. Otra imagen altamente inflamable fueron las filas de personas que caminaban por las vías para eludir los molinetes de los andenes. Y la posterior imagen de esos mismos lugares custodiados por efectivos policiales o por seguridad contratada.

Los tiempos en la sociedad han sido diferentes a los de la política. Hubo una oposición nítida desde el principio desde Unión por la Patria y la izquierda, mientras que el rechazo en la sociedad fue expresándose en protestas aisladas, hasta la situación actual donde las encuestas no miden un cambio importante, en contraste con el cambio fuerte en el ánimo generalizado, al menos en CABA y el conurbano. Otras fuerzas mantuvieron una actitud ambigua porque se sentían comprendidos en parte del discurso oficialista.

Pero la política todavía no pudo dar cuenta de los cambios de humor que se van generalizando. No pudo entender parte de sus limitaciones que interfieren el contacto pleno con esta nueva realidad. Lo que en un momento fue representación, dejó de serlo cuando cambió lo que representaba y no se produjo el mismo cambio en el representante. El mecanismo se manifestó en todos los planos, con el fuerte achicamiento del PRO, la pérdida de identidad de la UCR y los conflictos en el peronismo.

La Iglesia ha sido una gran antena de los humores de la política y de la sociedad. Se mantiene por encima de la política y sólo interviene de manera clara cuando interpreta señales cada vez más fuertes. Las palabras del papa Francisco fueron muy directas con respecto a la represión a los jubilados y más aún sus referencias a la corrupción en el gobierno. La Iglesia nunca se lanza a una pileta vacía. Las palabras que formuló el Papa estuvieron en sintonía con el malhumor extendido.

Milei exhibe déficit cero falseado por deudas impagas. Y un dólar quieto a costa de reservas del Central. Consiguió mandar a la pobreza a casi el 60 por ciento de los argentinos y convertir al país en uno de los más caros en dólares. Cuando el malhumor social entre en contacto con la política, Milei se acaba. Es el tramo que falta recorrer.


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