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Viernes 20 de Junio del 2025

RIO TURBIO

Mejoras viales en Rio Turbio: Enripiado de la Av. Gendarmería Nacional para una mejor transitabilidad

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El Gobierno Municipal de Rio Turbio está llevando a cabo trabajos de enripiado y nivelación en la Av. Gendarmería Nacional para mejorar la transitabilidad y la seguridad vial. Estas acciones buscan beneficiar a la comunidad al proporcionar una superficie de carretera más uniforme y resistente, contribuyendo a reducir los riesgos de accidentes y facilitando un tráfico más eficiente en una vía clave de la localidad.

En un esfuerzo continuo por mejorar la infraestructura vial en Rio Turbio, el Gobierno Municipal ha puesto en marcha una serie de acciones destinadas a optimizar las condiciones de las calles en la localidad. En esta ocasión, los trabajos se centran en la Av. Gendarmería Nacional, donde se lleva a cabo un proceso de enripiado y nivelación de suelo.

El enripiado, que consiste en la colocación estratégica de piedras y gravilla en la superficie de la carretera, busca proporcionar una solución efectiva para mejorar la transitabilidad en una de las arterias más importantes de la localidad. La nivelación del suelo también juega un papel crucial en este proceso, ya que garantiza que la superficie de la vía sea uniforme, reduciendo así los riesgos asociados a baches y desniveles.

Estas mejoras no solo tienen un impacto directo en la experiencia de conducción de los habitantes de Rio Turbio, sino que también contribuyen a elevar los estándares de seguridad vial en la región. Una superficie de camino más uniforme y resistente reduce las probabilidades de accidentes y facilita la circulación de vehículos de manera segura y eficiente.

La Av. Gendarmería Nacional, al ser una vía de conexión clave en la localidad, experimenta un tráfico constante y variado. La importancia de mantener esta vía en condiciones óptimas no puede subestimarse. Los trabajos de enripiado y nivelación reflejan el compromiso del Gobierno Municipal en responder a las necesidades de la comunidad y en invertir en infraestructura que impacta directamente en la calidad de vida de los ciudadanos.

Con estas acciones en marcha, se espera que la Av. Gendarmería Nacional se convierta en un ejemplo de cómo la colaboración entre la administración local y los residentes puede dar lugar a mejoras tangibles en la infraestructura urbana.


RIO TURBIO

20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?

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A 205 años del fallecimiento de Belgrano, la Argentina celebra el Día de la Bandera. Por qué se eligió esta fecha, cómo nació el símbolo patrio más reconocido y qué lugar ocupa hoy en la construcción de la identidad nacional.

Por Dr. Cristian Baquero Lazcano

Cada año, cuando el invierno apenas asoma y el calendario marca el 20 de junio, la Argentina entera detiene su marcha. Las aulas, las plazas, los medios de comunicación y los discursos institucionales se visten de celeste y blanco. El Día de la Bandera no es solo una evocación protocolar, es una cita con la historia y con la identidad.

La fecha fue establecida por ley en 1938, como homenaje al fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria, ocurrido el 20 de junio de 1820. Pero la elección no fue casual ni improvisada, fue una forma de dar visibilidad y reconocimiento tardío a uno de los hombres más lúcidos, comprometidos y silenciosos de la emancipación sudamericana.

¿Por qué el 20 de junio?

Belgrano murió en soledad y sin honores oficiales. Aquel 20 de junio de 1820, Buenos Aires atravesaba una de las mayores crisis políticas de su historia, las provincias estaban en conflicto, las autoridades se disputaban el poder, y el deceso del prócer pasó prácticamente inadvertido. No hubo exequias de Estado ni luto nacional.

Recién en el siglo XX se saldaría esa deuda simbólica con la figura del prócer. El 8 de junio de 1938, el Congreso Nacional sancionó la Ley 12.361, que instauró el 20 de junio como feriado nacional en homenaje a la bandera y a su creador. Desde 2011, por decreto, es un feriado inamovible. Y desde entonces, la fecha se transformó en una jornada de reflexión, promesa escolar y conmemoraciones masivas, especialmente en Rosario, donde la bandera fue izada por primera vez.

Una bandera que nació sin autorización

La bandera argentina fue creada el 27 de febrero de 1812, en el entonces villorrio de Rosario, en plena campaña del Ejército del Norte. Belgrano, al frente de las tropas, ordenó levantar una bandera que pudiera distinguir a los soldados patriotas en el campo de batalla. La escarapela ya había sido adoptada oficialmente días antes, con los colores blanco y celeste.

Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”, escribió Belgrano en su informe. El Triunvirato porteño, sin embargo, le prohibió seguir usándola. Pero el símbolo ya había calado hondo.

Del campo de batalla al aula escolar

Los primeros usos de la bandera fueron estrictamente militares. En una época sin uniformes ni divisas claras, era clave tener una insignia que permitiera distinguir aliados de enemigos. El color rojo, tradicionalmente asociado a los realistas, fue evitado de forma explícita por Belgrano.

Con el tiempo, la bandera ganó legitimidad popular y política. El Congreso de Tucumán la adoptó como símbolo nacional en 1816, y dos años después, en 1818, se incorporó el Sol de Mayo, inspirado en las primeras monedas patrias acuñadas en Potosí.

Este sol -con rostro humano y 32 rayos alternados- representa la Revolución de Mayo y marca el carácter de “bandera mayor” o de guerra, a diferencia de la versión sin sol, usada hasta 1985 por particulares.

Rosario, el corazón de la celebración

La ciudad de Rosario, donde Belgrano izó por primera vez la bandera a orillas del río Paraná, es la sede histórica de las celebraciones. Allí se erige el Monumento Nacional a la Bandera, inaugurado oficialmente el 20 de junio de 1957, con desfiles, discursos y presencia de autoridades. Desde hace algunos años, se sumó un símbolo colectivo de gran impacto, la bandera más larga del mundo, confeccionada por miles de vecinos y escuelas en tramos que se van uniendo hasta superar los diez kilómetros.

De emblema militar a símbolo colectivo

La bandera no es solo un paño, ni un accesorio ornamental. Es un emblema de pertenencia, un testigo silencioso de la historia y una señal de identidad cultural. Flamea en las escuelas, pero también en los balcones, los estadios, las movilizaciones, las tragedias y los logros deportivos.

Por eso, cada 20 de junio, la Promesa de Lealtad a la Bandera que realizan los alumnos de cuarto grado en todo el país adquiere una profundidad especial. No es una fórmula vacía. Es la primera vez que muchos niños se reconocen parte de una comunidad política que los trasciende.

Un legado que interpela

Belgrano no fue solo el creador de la bandera. Fue también un reformista ilustrado, defensor de la educación gratuita, promotor de la industria nacional y figura clave en el proceso de independencia. Su vida, cargada de renuncias personales y servicio público, representa una ética de la responsabilidad que todavía hoy resulta incómoda en tiempos de discursos fáciles.

Que este 20 de junio no sea apenas una jornada con discursos escolares y mástiles engalanados. Que sea también un momento para preguntarnos cuánto hay en nosotros de esa promesa original, la de construir una patria libre, justa y soberana. Como la que Belgrano imaginó bajo su bandera.

(*) Cristian Baquero Lazcano

Profesor e Investigador Universitario. Doctor en Psicología Social. Director de Comunicación de la Asociación Argentina de Ceremonial y Protocolo (ASARP). Especialista en Heráldica y Vexilología. Creador de banderas y escudos oficiales en municipios y comunas de la República Argentina.


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