La empresa carbonífera encara su transformación en sociedad anónima con participación estatal, privada y obrera. Mientras tanto, se analizan contratos, inversiones urgentes y dos proyectos para volver a poner en marcha la usina.

Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) atraviesa una etapa clave en su proceso de reconversión. Con la transformación en sociedad anónima en marcha, el nuevo esquema de participación ya tiene definidos sus porcentajes: el 51% de las acciones quedará en manos del Estado Nacional, un 39% se abrirá al capital privado, y un 10% será reservado para los trabajadores. La idea es no sólo modernizar la estructura jurídica, sino también garantizar cierto grado de injerencia obrera en las decisiones empresariales, incluyendo la posibilidad de designar un director que los represente.

En este contexto, desde la intervención de la empresa confirmaron que ya fueron presentados dos proyectos a la Secretaría de Energía con miras a la reactivación de la usina. Estos planes contemplan mecanismos de financiamiento transitorio hasta tanto se consolide la nueva figura societaria o ingresen los aportes privados.

La situación productiva de YCRT continúa siendo frágil. La empresa opera en un escenario de limitaciones operativas, maquinaria envejecida y falta de inversión estructural. Aun así, existen ofertas concretas de contratos para la venta de carbón a largo plazo, aunque el estado actual del equipamiento obliga a ser cautelosos: comprometerse con entregas constantes podría implicar mayores riesgos que beneficios. Por ahora, se proyecta una escala de producción que permitiría cumplir con contratos de entrega cada dos meses.

En paralelo, vuelve a sonar con fuerza el viejo anhelo del tren en la Zona Norte. Si bien el proyecto parecía haberse enfriado, desde la empresa aseguran que fue reactivado en coordinación con la nueva gestión de Producción provincial. Ya se presentó la solicitud formal para renovar el ramal Jaramillo-Fitz Roy, aunque la falta de respuesta oficial y de fondos concretos todavía deja su implementación en suspenso.

Mientras se afinan balances, se espera el marco normativo definitivo y se define el futuro societario, YCRT transita un delicado equilibrio: planificar sin garantías, producir sin dañar, y transformar sin dejar a nadie afuera.