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La CGT y el Presidente abordaron la generación de empleo y la reactivación para la post pandemia

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Fue durante una extensa reunión de más de tres horas en la Casa Rosada. «Somos los únicos que tenemos un proyecto que genera inversión», dijo Alberto Fernández.

El presidente Alberto Fernández recibió hoy a la conducción de la CGT, con quienes abordó temas como la generación de empleo «para la reactivación económica post pandemia» y que «los salarios le ganen a la inflación», mientras que el mandatario destacó que su espacio político «es el único que genera inversión y trabajo».

Se trató de un extenso encuentro de más de tres horas en Casa de Gobierno, donde varios sindicalistas hicieron un repaso de la situación de su actividad específica y se trataron temas como salarios, impuesto a las ganancias y las elecciones en la CGT que se harán el 11 de noviembre.

En el encuentro, el mandatario señaló ante los gremialistas: «Somos los únicos que tenemos un proyecto que genera inversión, producción y trabajo para los argentinos», se indicó en un comunciado de Presidencia.

Se habló además del proceso electoral en marcha en la CGT para renovar autoridades el 11 de noviembre, ante lo cual Fernánez ratificó su pedido de «unificación total del movimiento obrero», comentaron los gremialistas a los periodistas acreditados en Casa Rosada. «Nosotros estamos en ese camino y en la medida que estemos de aucerdo vamos a poder lograrlo», comentó el cotitular de la CGT, Héctor Daer sobre lo planteado por la central respecto a ese tema.

También se abordó el inminente cambio en el piso del impuesto a las ganancias: «Se está conversando, va a haber una modificación pero no se habló de cuánto», detalló Daer en declaraciones a la prensa tras la cumbre.

En la reunión se acordó que el Gabinete económico próximamente concurra a la CGT para mantener una reunión con los representantes de los trabajadores, y de ese modo, «seguir analizando cómo está impactando la reactivación y el crecimiento en cada sector».

«Hablamos del futuro, de acuerdos post electorales que dinamicen la salida de la pandemia. Le dijimos al Presidente que estamos acompañando este proyecto para defender el rumbo de transformación social contra las desigualdades», agregó el referente del gremio de Sanidad.

También dijo que la CGT mencionó «preocupaciones lógicas, como que éste crecimiento y despegue que todo el mundo vislumbra en la post pandemia tenga sustentabilidad, concretamente con generar empleo». «Hablamos también del compromiso de que los salarios le ganen a la inflación para reactivar la economía», completó.

En el comunicado de Presidencia además se informó que los representantes sindicales coincidieron con el Presidente en señalar que «los trabajadores están con esperanza». «Esa esperanza fue la vacuna, y con la vacuna llegó la reactivación», remarcaron los gremialistas, quiens también señalaron que «la recuperación económica se siente porque crece el empleo y las fábricas siguen sumando turnos».

El mandatario estuvo acompañado por el Jefe de Gabinete de Ministros, Santiago Cafiero; la vicejefa de gabinete Cecilia Todesca; y el ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Claudio Moroni.

Por la CGT asistieron además de Héctor Daer, el otro cotitular, Carlos Acuña; como también Andrés Rodríguez (UPCN); Gerardo Martínez (UOCRA); Armando Cavalieri (Comercio); José Luis Lingeri (Obras Sanitarias); Antonio Caló (UOM); Rodolfo Daer (Alimentación); Noemí Ruiz (Modelos); Roberto Fernández (UTA); Jorge Sola (Seguros); Víctor Santa María (SUTERH); Sergio Romero (UDA); Robustiano Geneiro (UTHGRA) y Sebastián Maturano (La Fraternidad).


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Las tres Marchas

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Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

La primera marcha fue del movimiento obrero, el 24 de enero, contra el DNU, la ley ómnibus y la flexibilización laboral; la segunda fue el 24 de marzo por los derechos humanos. Y esta ha sido la tercera gran marcha contra el gobierno de Javier Milei, movilizada por la comunidad educativa en defensa de la educación pública. Y cada vez fue mayor. El espíritu de la producción y el trabajo representado en los trabajadores, el espíritu moral y ético que simbolizan las Madres y las Abuelas y el espíritu cultural del país que alimentan las escuelas, colegios y universidades, fueron los atacados por este gobierno y los primeros en reaccionar. Hay más que tres marchas en juego, entre las tres, además de su masividad expresan la esencia de un país. Para este gobierno, todo es corrupción, menos los corruptos, a los que concibe como “héroes” que fugan millones, abusan de los precios o especulan en la bicicleta financiera.

El gobierno despreció esta marcha porque —dijeron— la organizaron y participaron los que no quieren la auditoría de las universidades. “Son los que se favorecen con este sistema de corrupción y no quieren perder sus beneficios”, dijeron por la televisión. Y Patricia Bullrich la calificó de “rara”. Defender la universidad que el gobierno quiere cerrar es “raro”. Todo el relato se monta sobre grandes mentiras que se reproducen en las redes hasta el infinito, porque las universidades tienen sus propios sistemas de auditorías.

Pero todo es corrupción, menos los corruptos. Igual que Mauricio Macri, hablan del curro de los derechos humanos y cuando no pueden comprar a los sindicalistas, los acusan de corruptos. Pero la verdadera corrupción, la que sí equivale a un PBI, es la que fugó 400 mil millones de dólares, los dueños de las offshore que reciben a Milei en el Llao Llao, los que colocaron estratégicamente a sus gerentes en las decisiones de política económica y en las empresas del Estado.

Las manos invisibles del mercado no son tan invisibles, pero se ocultan detrás de los ataques a los puntos más sensibles, como los trabajadores, los derechos humanos y la educación. Este país dejaría de existir, se derrumbaría, si destruyeran esos pilares.

La enorme movilización de ayer fue la más grande en muchos años. Las fotos aéreas lo reafirman. La Plaza y las avenidas laterales, más toda la Avenida de Mayo hasta parte de la Plaza de los dos Congresos, las diagonales, Rivadavia e Irigoyen, repletas. Más las grandes movilizaciones que se realizaron en Mar del Plata, Córdoba, Tucumán, Misiones, Mendoza y demás, dejaron en claro que el gobierno tendrá problemas si busca destruir a la educación pública.

En las tres marchas hubo una parte que fue a todas, pero en cada una se suman muchos manifestantes nuevos. Y el que va una vez, ya no se baja, porque el encuentro físico con otras personas que piensan parecido y actúan en común destruye preconceptos y diluye el prejuicio sobre el que se monta todo el discurso antipopular o incluso antimilitante o antipolítico, que son los antis que funcionan como pegamento del relato desarmador de la derecha.

En esta marcha hubo muchísima gente sin encolumnarse. Y había columnas que casi nunca han compartido la calle, como las de agrupaciones peronistas estudiantiles y la Franja Morada del radicalismo. Esa misma mezcla se daba en la muchedumbre.

Es probable que las movilizaciones no le muevan el amperímetro a Milei, que se pasó la tarde en las redes, igual que su vice que trató de humillar a Hebe de Bonafini. Milei confía más en sus modelos matemáticos que, como tales, nunca son la realidad, sino su representación: un modelo de números sin seres humanos, como los que mostró en la cadena nacional de radio y televisión el lunes. Le interesan esos números voladores y no los seres humanos, imperfectos y corrompibles. Pero ojo, las frías matemáticas son manipulables y manipuladas en este caso.

Un detalle que puso en evidencia la diversidad de los manifestantes que asistieron a las marchas fue la profusión de cartelitos caseros. En las marchas anteriores había algunos. Pero ayer estaba plagado de cartelitos con leyendas inventadas por sus portadores, escritos con marcadores de diferentes colores sobre hojas, cartulinas o cartones. Una nota de Página/12, da cuenta de este fenómeno. No hay que pensar demasiado: Si se juntan cientos o miles de maestras y docentes, preparan la marcha como si fuera una clase, con sus cartelitos didácticos o graciosos para sus alumnos. Es difícil imaginar una marcha de ferroviarios, por ejemplo, con cartelitos escritos a mano con marcadores de diferentes colores.

Qué poco conocen el país real estos tipos que gobiernan. Esos cartelitos son una clase en la escuela pública. Nadie las obliga a llevar un cartelito. Es lo que hacen las maestras en su tiempo “libre”, porque es lo que lleva en la sangre el ser docente. “La educación nos hace libre” dice uno que reivindica la verdadera libertad y no la que carajean estos farsantes. Y hay otro que es para reflexionar: ”Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.


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