SOCIEDAD
Juntos por el Cambio: Un festival de acusaciones por la posible alianza con Javier Milei

El economista de ultraderecha invitó a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich a conformar un nuevo espacio, por fuera de JxC. Elisa Carrió aseguró que la unidad de la coalición corre riesgo porque Macri quiere un acuerdo con el diputado de La Libertad Avanza. María Eugenia Vidal reclamó que todos los postulantes bajen sus candidaturas y se rediscuta desde cero. Ataques y contraataques.

Otra semana, otro escándalo en Juntos por el Cambio. Cuando apenas había pasado el cuasi cisma por la convocatoria de Horacio Rodríguez Larreta a elecciones concurrentes en CABA, en la alianza opositora reactivaron la interna por Javier Milei con acusaciones cruzadas. En rigor, se las reactivó Milei, cuando dijo que estaban a tiempo para armar un frente con Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Hay que decir que mucho no le costó. Pese a que Bullrich declinó rápidamente la oferta, Elisa Carrió salió a decir que el problema era que Macri no quería estar en Juntos por el Cambio, sino irse con Milei. Le contestaron a unísono desde el ala dura del PRO y también Milei, que se trenzó con los dirigentes de la Coalición Cívica en un festival de calificaciones e insultos. En el medio de ese bardo (ya no hay otra forma de decirle), María Eugenia Vidal levantó la mano para proponer que todos bajen sus candidaturas y empiecen de cero. Nadie siquiera se tomó el trabajo de responderle.
La pelea sobre una posible alianza de JxC con Milei es casi un déjà vu: ya la tuvieron hace un año y terminó con un documento de la alianza que decía que no iban a ir a un acuerdo con el dirigente de la Libertad Avanza. Poco después de ese comunicado, Bullrich salió a cuestionarlo y a decir que se había resuelto demasiado rápido. El tema nunca se resolvió realmente. La semana pasada, sin ir tan lejos, Macri elogió a Milei y dijo que lo imaginaba en una segunda vuelta.
Elogios que envenenan
Si hay algo que habla del estado actual de la coalición opositora es lo fácil que le resultó a Milei generar otro día de internas entre los integrantes de JxC. Solo tuvo que volver a invitar a Bullrich y a Macri a formar parte de un frente electoral: “Yo siempre dije que no tenía problemas en confluir en una nueva estructura por fuera de Juntos por el Cambio. Es más, yo dije algo: vamos a una interna y si ganan, yo acompaño. Porque para mí lo importante es cambiar la Argentina. Pero creo que hay estructuras que son inviables”, afirmó. Milei siempre dijo que no acordaría ni con Carrió, ni con Larreta, ni con la UCR porque son «socialistas». ”Para crear un nuevo espacio y hacer la interna, todavía estamos a tiempo”, les ofreció a Macri y a Bullrich.
También aseguró que, en una eventual presidencia suya, los sumaría a su gobierno. “Si nos tocara ganar, voy a convocar muchas personas que están en el equipo de Bullrich, muchos de ellos son amigos míos”, dijo. Y sobre Macri: “No tengas ninguna duda (de que lo sumaría). ¿Cómo no voy a convocar a alguien que hizo un excelente trabajo internacional?”, indicó.
Bullrich le respondió de forma escueta: “Soy de Juntos por el Cambio, punto final”. Si en algún momento la presidenta del PRO (ahora de licencia) exploró sumar a Milei a la alianza opositora, está claro que ahora ve que ese acuerdo es inviable.
Carrió da y recibe
Con eso solo, Carrió tuvo pie para decir que el problema no era Milei sino Macri. “Quiero lograr la unidad de Juntos por el Cambio. Pero hay un actor que no quiere estar más en Juntos por el Cambio: Mauricio. Él quiere estar con Milei. Yo ya lo venía detectando. No quiere estar con el PRO, con el radicalismo, ni con la Coalición Cívica. Quiere estar con Milei”, remarcó la líder de la CC, en cuyo entorno advierten que cada vez hay más señales de que Macri se muere de ganas de romper e irse con Milei. No saben si terminará por animarse o se conformará con su apoyo a Bullrich como candidata a presidenta.
“Veo la violencia y las cosas que se dijeron de Florencia Kirchner, que violan su intimidad, o las cosas que dice Milei, y pienso que hay que alejarse del mal. Hay un nuevo rumbo que va al autoritarismo. El discurso de Trump no es distinto del de Milei”, remarcó Carrió. Con respecto a Milei, el titular de la UCR, Gerardo Morales, no se alejó demasiado de ella: dijo que es un «desquiciado».
Milei eligió contestarle a Carrió, pero no por su ataque hacia él, sino para defender a Macri. “Traidores y arrastrados. Esto son los políticos casta argentos. Se colgaron de Mauricio Macri durante 20 años para robar cargos y ahora lo escupen. Nada bueno puede salir de un traidor”, disparó sobre la líder de la Coalición Cívica.
A Carrió la salieron a defender los principales referentes de la Coalición Cívica. Por caso, el presidente de la CC-ARI, Maximiliano Ferraro le retrucó al economista de ultraderecha: «Usted es un violento, vulgar y advenedizo cuyo único objetivo es romper JxC. Mientras Carrió denunciaba al kirchnerismo y fundaba JxC, usted nunca los enfrentó y jamás dijo nada sobre el latrocinio cometido. Además de asesorar a Daniel Scioli y elogiar a Guillermo Moreno y a Axel Kicillof. Llámese a silencio», le lanzó. «Tranquilo, no les tenemos miedo a sus agravios, enfrentamos los peores del kirchnerismo muchos años», se sumó el diputado Juan Manuel López.
Los de Macri también
En el entorno del expresidente Macri se limitan a señalar que Carrió es aliada de Larreta y que le está haciendo el trabajo sucio después de la dinamita que les pusieron a todos los puentes la semana pasada. Federico Angelini, presidente en funciones del PRO, cercano a Macri, fue el encargado de contestar en público: “Lilita Carrió lo único que hace con sus declaraciones es atacar y perjudicar a la unidad de Juntos por el Cambio”. “Si no fuera presidente del PRO, le respondería a Lilita de una manera más dura… Tiene que ver con una necesidad de buscar que la gente hable de ella”, resumió.
Entre los cruces del día, también hubo un pase de facturas por Neuquén, donde el PRO rompió con Juntos por el Cambio para ir detrás de quien resultó finalmente el gobernador electo, Rolando Figueroa. Carrió dijo que Juntos por el Cambio salió quinto porque lo «desmembraron». Pero eso no fue lo peor. Patricia Bullrich había saludado feliz al ganador, pero la atajó la dirigente neuquina del PRO Leticia Esteves (alineada con Larreta): “Patricia, no apoyaste al PRO y tus referentes fueron funcionales a los que gobiernan Neuquén hace 60 años. Los hechos dicen más que las palabras”.
Las internas salen ya de hasta abajo de las piedras.
Vidal pide tiempo fuera
En el medio de este festival de acusaciones, insultos y peleas cruzadas a diversos niveles, María Eugenia Vidal salió a ofrecer una idea nueva: “Creo que el PRO tiene que bajar todas las candidaturas y dar una discusión interna sobre cuáles van a ser las reglas para competir”, propuso en una entrevista radial en la que le preguntaron si iba a reconsiderar ser candidata porteña. Vidal eludió la respuesta e insistió con que proponía «bajar todas las candidaturas a todos los cargos» y que eso era «más importante que un nombre». Sostuvo que se lo propuso a Macri y que el ex presidente fue el único que le hizo caso.
“Creo que el PRO se debe una discusión honesta sobre su programa de gobierno y mostrárselo a la sociedad, que lo tenemos, no importa quién gane. Si hay competencia, cuáles van a ser las reglas, porque no todo vale», aseguró Vidal. ¿No todo vale? Por lo pronto nadie se molestó en considerar su propuesta.
RIO TURBIO
Historia de la mujer que estalló una mina en la Patagonia (Río Turbio)

Carlita Rodriguez se convirtió en la primera mujer dentro de los túneles ‘hackeando’ el sistema: usó su DNI con nombre de varón para, una vez dentro, reivindicar su identidad femenina; ahora Keka Halvorsen, que nació en la misma ciudad austral, ha convertido su historia en una película: Miss Carbón.

Carlita se mueve con destreza por las entrañas de la tierra; Keka es más de las estrellas. Las facciones de una se recortan en una melena oscura, suavizadas por una sonrisa a la vez alegre y melancólica, que oculta más de lo que muestra. La belleza de la otra es hegemónica y geográficamente inasible: esbelta, el pelo rubio, la piel clara; un cuerpo dentro de los cánones para una mujer que busca los márgenes. Carlita y Keka son dos reinas de la Patagonia a las que une la historia de una película pero, sobre todo, un rincón estepario del fin del mundo.
Río Turbio es una ciudad dibujada en el mapa por la codicia, por el afán extractivista que impulsaba al ejército argentino, a finales del siglo XIX, a aniquilar indígenas en la llamada Conquista del Desierto. Un país en desarrollo que buscaba expandir sus fronteras y sacar partido de esas tierras que anexionaba. En 1887, dos años después de que se completara aquella campaña de exterminio, se descubrió carbón en la cuenca de un río, y junto a ella nació un poblado en los confines de lo posible: con una temperatura media anual de apenas 5,4?°C (que en invierno se puede acercar incluso a los 20 bajo cero) y donde mandan el viento pertinaz, el barro y, desde entonces, la mina.
Hoy Río Turbio es una ciudad de 11.670 habitantes encajonada entre la mítica ruta 40 y la frontera con Chile, con la mina de carbón más grande del país, que produce de media unas 6.000 toneladas al mes. Pero es también el escenario de una pequeña gran revolución. La de Carla Antonella Rodríguez, que consiguió convertirse en la primera trabajadora dentro de los túneles de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, un lugar que los privilegios masculinos revestidos de superstición habían negado sistemáticamente a las mujeres. Y lo hizo hackeando el sistema desde la lógica misma del binarismo: usando su DNI con nombre de varón como puerta de entrada para, una vez allí, reivindicar su trabajo y su condición femenina. Es lo que cuenta la película Miss Carbón –con guion de Erica Halvorsen y protagonizada por Lux Pascal– que se estrena en las salas de cine este jueves.
“Me soñé minera”
La palabra mina nació en el lunfardo argentino para hablar de una prostituta –un cuerpo al que explotar–, aunque se haya convertido ya en sinónimo coloquial de mujer. Y en esta historia una mujer estalla la mina precisamente para escapar del sino de la explotación –del propio cuerpo o del trabajo en empleos precarios– que persigue a las personas trans. Porque sucede que las minas estaban vetadas en los túneles de Río Turbio. No podían entrar salvo el 4 de diciembre, día en el que la virgen patrocinaba una visita segura, sin temor a que las ínclitas provocaran un derrumbe.
“Yo me negaba a ir. Me parecía muy injusto que fuera solo ese día. La fiesta, además, incluía un concurso de belleza para elegir a la Reina del Carbón. Ahora entiendo que a los hombres les servía tener en exclusiva la principal fuente de trabajo y el dinero; y que las mujeres se limitaran a ser sus esposas o sus prostitutas”, reflexiona Erica, a quien todos conocen como Keka, que dejó el pueblo con 17 recién cumplidos para estudiar en Buenos Aires y hoy es una reconocida guionista y directora, responsable de contenidos de Netflix en el Cono Sur.
“Cuando me fui me di cuenta de que venía de un mundo muy extraordinario. Y también entendí que la ficción me había salvado la vida. En un pueblo donde no había cine, ni disquerías, ni librerías, ni bibliotecas, la televisión era mi ventanita no solo al mundo, sino a mis propios sueños. Porque yo siempre supe que quería contar historias”, explica durante una charla en Madrid, adonde ambas han llegado para el estreno de la película.
Si el futuro de Keka estaba afuera, el de Carlita se abría paso dentro. “La mina siempre me fascinó. Desde que tenía cinco años, me escapaba de casa para ver a los hombres entrar en el túnel. Creo que de alguna manera esa oscuridad era para mí la promesa de un lugar seguro. Un lugar en el que no me vieran y no pudieran hacerme daño”, rememora Carla. Se nota que le duele pensar en esa niña, en esa adolescente que sufrió “demasiado”. “Era una criatura indefensa, ingenua, no necesitaba tanto maltrato, tanta agresión. Recuerdo perfectamente a los que se reían de mí por la calle. A los que me decían: ‘nunca vas a ser una mujer’. Todo eso fue muy duro. Pero lo peor fue la exclusión familiar”, reconoce desviando la mirada.
El ambiente en un pueblo puede ser opresivo, pero mucho más si está en un rincón perdido y en condiciones difíciles. Carlita y Keka lo saben porque son NYC (nacidas y criadas en la cuenca carbonífera). “La Patagonia te curte, te golpea”, dicen casi al unísono. “La gente vive muy hacia adentro, es más distante, de pocas palabras”, describe Keka.
Pero de alguna manera ese entorno hostil te entrena en los desafíos. “Si la nieve te tapa la puerta de casa, no cancelás la vida; abrís la puerta y con una pala te hacés el camino”, ejemplifica Keka. “Estamos muy acostumbradas a lidiar con lo desfavorable”, concede Carlita. “Por eso, como tengamos un poco de viento a favor, no nos para nadie”, exclaman entre risas.
La revolución y las tetas
Carlita entró a trabajar a la mina habiendo hecho ya su transición, y eso le valió muchas veces gestos de desprecio y burla. Pero el golpe definitivo llegó junto con el DNI con su nombre, cuando en 2012 Argentina aprobó la ley de identidad de género. La empresa le quitó su trabajo. Como ya era ‘oficialmente’ mujer, la mandaron con las otras a las oficinas. “Tenés que contar que el cambio de documento lo hiciste por un compromiso colectivo, porque sabías que ibas a sentar un precedente. Para vos era mucho más fácil y cómodo seguir como estabas. Por eso no fue solo un trámite, fue un gesto político”, señala Keka a su compañera.
En las oficinas Carla conoció también el desprecio de esas otras que no la veían como una de ellas. Pero no quería un trabajo administrativo. Quería volver a los túneles. “A ese trabajo y ese sueldo”, apunta Keka. “Creo que ella tenía muy claro su deseo de progreso, su ambición personal. Y está bien decir que las mujeres podemos desear dinero, porque es la llave de la libertad y de la independencia”.
“Hoy hay diez chicas que están trabajando en la mina y eso me llena de orgullo”, señala Carla. “Espero que mi historia sirva para que otra generación de chicas trans piensen que es posible, que podemos cambiar las cosas”, se entusiasma. Ahora ronda por su cabeza la idea de salir de Río Turbio para seguir dando la batalla: “Queda tanto por hacer”, defiende.
“¡Yo quiero ver a Carlita como senadora!”, apunta Keka. Ella sonríe. “¿Por qué no? Ningún señor hetero y conservador se va a ocupar de defendernos”. Lo dice en un momento difícil para las personas trans en Argentina –son unas 200.000, según el último censo– una situación de “alerta constante” frente a un Gobierno de Javier Milei que tiene como bandera el recorte de derechos. “Tenemos que humanizar este mundo que viene en retroceso constante. La revolución es que la vida de los demás también nos importe”, sentencia Carla.
El reencuentro
Keka volvió a Río Turbio en 2019 y su hermana le presentó a Carlita. Ese encuentro se convirtió en una crónica que publicó en la Revista Anfibia y fue el germen de la película que se acaba de estrenar. Parte del rodaje de Miss Carbón se realizó en España, pero tanto para la guionista como para la directora, Agustina Macri, era importante hacerlo también allí y con la participación de su gente.
“Mi ciudad es un lugar mejor hoy gracias a que hicimos esta película. Pero no lo digo por vanidad ni lo digo por mí, sino por la transformación que supuso echar luz sobre esta historia”, señala, categórica, Keka Halvorsen. “Ese mismo pueblo que despreciaba, rechazaba y agredía a Carlita, hoy la admira genuinamente. El rodaje terminó con todo ese pueblo aplaudiéndola”, cuenta mientras las lágrimas empiezan a rodar detrás de sus grandes gafas.
“Revisando su propia historia dentro de la ficción, pusieron a Carlita en otro lugar y se permitieron abrazar algo que rechazaban por ignorancia. No es que esas personas fueran malas y ahora son buenas. Es que se dieron la oportunidad de abrir la cabeza y entender”, apunta todavía emocionada.
Carlita, otra vez, sonríe. “Están todos muy contentos esperando que esta película se estrene –en Argentina esto será en septiembre– Quieren que se vea su pueblo, su trabajo, su mina”, dice consciente de ese reencuentro con los suyos, de un momento nuevo en el que no necesita buscar la oscuridad de los túneles o de la noche para sentirse segura, sino que puede brillar con luz propia ante los demás.
Ser un cuerpo disidente en esa ciudad pequeña al final de la Tierra le marcó unos lindes sofocantes a la existencia de Carlita, pero no a sus anhelos. “Me soñé minera antes que mujer”, asegura. No sabemos qué fue antes, pero sí que consiguió arrancar, a fuerza de pico y pala, tanto un sueño como el otro a las paredes del túnel. (Por Natalia Chientaroli – El Diario.es de España)
-
RIO TURBIO1 día atrás
20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?
-
INFO. GENERAL1 día atrás
El Consejo Agrario Provincial acompañó el 40º aniversario de la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz del INTA
-
RIO TURBIO16 horas atrás
Río Turbio y 28 de Noviembre confirman el pago del aguinaldo en medio de un contexto económico adverso
-
RIO TURBIO22 horas atrás
Celebración en comunidad este 20 de Junio «Día de la Bandera»