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Viernes 20 de Junio del 2025

SOCIEDAD

El Senado convirtió en ley el proyecto de Alcohol Cero por amplia mayoría

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Con 48 votos afirmativos y 9 negativos, la Cámara alta le dio sanción definitiva a la iniciativa que tiene como objetivo reducir sensiblemente las muertes por siniestralidad vial.

Tras casi 9 horas de sesión, el Senado convirtió hoy en ley por amplia mayoría el demorado proyecto de ley de Alcohol Cero, que prohíbe la conducción de vehículos en cantidades mayores a cero de alcohol en sangre, y que tiene como objetivo reducir sensiblemente las muertes por siniestralidad vial.

Con 48 votos afirmativos y 9 negativos, la Cámara alta le dio sanción definitiva a esta iniciativa que posee un solo artículo (modifica la ley de Tránsito), y que tenía media aprobación de Diputados desde el 24 de noviembre del año pasado.

El oficialismo votó encolumnado a favor del proyecto, a excepción de los dos senadores de San Juan.

La oposición, en tanto votó dividida. En definitiva, los rechazos vinieron de parte de los senadores mendocinos por la oposición, Alfredo Cornejo y Mariana Juri (UCR-Juntos por el Cambio), y de los sanjuaninos Cristina López Valverde, Rubén Uñac (Frente Nacional y Popular-Frente de Todos) y Roberto Basualdo (Producción y Trabajo-Juntos por el Cambio).

Se trata de provincias cuyos ingresos dependen fuertemente de la actividad vitivinícola y hubo fuertes lobbys de empresas ligadas al sector por temor a que una ley de estas características haga mermar el consumo de ese tipo de productos.

También votaron en contra de la norma los senadores de Juntos por el Cambio Alfredo de Angeli (PRO), Julio Martínez (UCR), Juan Carlos Romero (CF) y Dionisio Scarpin (UCR).

El oficialismo había intentado votar Alcohol Cero en la sesión fallida de dos semanas atrás, cuando la oposición dinamitó el quórum en medio de un escándalo, dado que no había podido resolver internamente una postura común sobre la temática.

Esa actitud generó un fuerte rechazo de asociaciones de familiares de víctimas de accidentes de tránsito, y de hecho representantes que estaban en los palcos del recinto recriminaron con gritos a los senadores opositores que habían pedido postergar el tratamiento.

A raíz de esas presiones, se pudo acordar ayer en la comisión de Labor Parlamentaria que se incluyera el proyecto en el temario, y los jefes de los bloques de Juntos por el Cambio consensuaron dar libertad de acción para votar en uno u otro sentido.

La flamante norma introduce una modificación a la Ley 24.449 de Tránsito, incorporando la alcoholemia cero, que reemplaza a la tolerancia de hasta 0,5 gramos que regía de acuerdo a la normativa anterior para conductores de vehículos que no fueran profesionales (en este caso sí aplicaba el paradigma de alcohol cero). En el caso de motociclistas, la ley establecía un tope de 0,2 gramos de alcohol por litro de sangre.

A partir de la promulgación y reglamentación de la nueva ley, quedará prohibido conducir cualquier tipo de vehículo con una alcoholemia superior a 0 miligramos por litro de sangre en todo el territorio nacional.

En la actualidad son 13 las provincias que ya tenían legislación de alcohol cero, a lo cual se sumaban varios municipios.

Las exposiciones

La oficialista María Teresa González señaló que «este proyecto de alcohol cero tiene un solo artículo pero cambia el presente y el futuro de miles de familias».

Para la formoseña, «marca un antes y un después y es un paso muy importante pero no es el ultimo, es el inicio de un gran cambio cultural que necesitamos».

También a favor de la medida, el senador jujeño de la UCR Mario Fiad destacó que su provincia «fue una de las primeras en implementar la tolerancia cero de alcohol al volante» y «después de 4 años desde su implementación, las estadísticas han registrado un 75% menos de decesos».

Con una posición diametralmente opuesta, la mendocina de la UCR Mariana Juri alertó que con la sanción de la alcoholemia cero se estaba atentando contra las fuentes laborales de miles de argentinos».

«Lamento que se esté perdiendo una gran oportunidad para evitar muertes y, además, estemos atentando contra las fuentes laborales de miles de argentinos. Este proyecto de alcohol cero no toma ninguna recomendación de especialistas para bajar la siniestralidad», afirmó la senadora opositora.

A su turno, la riojana Clara Vega (Hay Futuro Argentina) relató las presiones (infructuosas) que recibió de parte de empresarios vitivinícolas de su provincia para que no apoyara la ley.

«Mi provincia tiene una economía regional importante, la vitivinícola, y recibí mensajes de que yo estoy apoyando una ley que va en contra del trabajo de los riojanos. No es así, queremos limitar el consumo del alcohol al volante: ese es el mensaje de esta ley», aseguró.

El salteño Juan Carlos Romero (Juntos por el Cambio) fundamentó su postura contraria a la ley al sostener que no existen «estadísticas favorables» en las provincias donde ya se implementa el Alcohol Cero.

«Desde que se empezó con la tolerancia cero no veo estadísticas favorables porque faltó todo el complemento, Argentina tiene una cifra de 6.000 victimas fatales por año en siniestros viales, de las 10 provincias con mas victimas fatales en 5 hay alcohol cero», señaló.

Por su parte, el jefe del flamante bloque Unidad Federal, Guillermo Snopek, apoyó la iniciativa aunque aclaró que lo hacía con algunas disidencias parciales, e hizo hincapié en que de ninguna manera esta norma tenía que significar que «se desligue a las compañías de seguro de la responsabilidad que tienen frente a un tercero damnificado» al momento de la reparación por siniestros viales.

«No quiero que por la premura y la falta de debate se deje en desamparo a las víctimas», expresó el jujeño.

También a favor de la iniciativa, el presidente del bloque radical, Luis Naidenoff, indicó que junto a un sector de su bancada iba a acompañar como «mensaje ejemplificador» aunque aclaró que la medida no era suficiente.

«Llegamos a estas circunstancias de tener que aprobar esta ley de alcohol cero al volante porque el Estado desertó en sus obligaciones», advirtió sobre la falta de controles en las rutas.

Por su lado, el presidente del interbloque de Juntos por el Cambio, Alfredo Cornejo, fue la voz cantante de la postura en contra del Alcohol Cero, y aclaró que «acá no se trata de que hay algunos insensibles ante las muertes por accidentes de transito y otros sensibles».

«Acá queremos racionalidad para que los controles existan y de esa manera sí queremos reducir sensiblemente la alta tasa de siniestralidad que tiene la Argentina», explicó.

Según dijo el mendocino, que quiere volver a ser gobernador de su provincia, «el argumento de que esto resuelve el problema se cae por su propio peso».

«Un solo artículo en la ley de tránsito no lo resuelve, los argumentos deben ser con estricta racionalidad y con evidencias técnicas que los avalen», agregó el radical.

El cierre estuvo a cargo de la senadora camporista Anabel Fernández Sagasti, quien hizo una ferviente defensa de la ley de Alcohol Cero y lamentó que algunos de sus pares hayan sido permeables a los «lobbys» de sectores vitivinícolas.

«Soy respetuosa de todas las opiniones, pero no puedo aceptar en silencio escuchar que esta ley es demagógica, cuando quienes dicen eso han construido toda su carrera política con demagogia punitiva. A través de esta ley se impulsa un cambio cultural», enfatizó la mendocina kirchnerista.


Avisos

RIO TURBIO

20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?

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A 205 años del fallecimiento de Belgrano, la Argentina celebra el Día de la Bandera. Por qué se eligió esta fecha, cómo nació el símbolo patrio más reconocido y qué lugar ocupa hoy en la construcción de la identidad nacional.

Por Dr. Cristian Baquero Lazcano

Cada año, cuando el invierno apenas asoma y el calendario marca el 20 de junio, la Argentina entera detiene su marcha. Las aulas, las plazas, los medios de comunicación y los discursos institucionales se visten de celeste y blanco. El Día de la Bandera no es solo una evocación protocolar, es una cita con la historia y con la identidad.

La fecha fue establecida por ley en 1938, como homenaje al fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria, ocurrido el 20 de junio de 1820. Pero la elección no fue casual ni improvisada, fue una forma de dar visibilidad y reconocimiento tardío a uno de los hombres más lúcidos, comprometidos y silenciosos de la emancipación sudamericana.

¿Por qué el 20 de junio?

Belgrano murió en soledad y sin honores oficiales. Aquel 20 de junio de 1820, Buenos Aires atravesaba una de las mayores crisis políticas de su historia, las provincias estaban en conflicto, las autoridades se disputaban el poder, y el deceso del prócer pasó prácticamente inadvertido. No hubo exequias de Estado ni luto nacional.

Recién en el siglo XX se saldaría esa deuda simbólica con la figura del prócer. El 8 de junio de 1938, el Congreso Nacional sancionó la Ley 12.361, que instauró el 20 de junio como feriado nacional en homenaje a la bandera y a su creador. Desde 2011, por decreto, es un feriado inamovible. Y desde entonces, la fecha se transformó en una jornada de reflexión, promesa escolar y conmemoraciones masivas, especialmente en Rosario, donde la bandera fue izada por primera vez.

Una bandera que nació sin autorización

La bandera argentina fue creada el 27 de febrero de 1812, en el entonces villorrio de Rosario, en plena campaña del Ejército del Norte. Belgrano, al frente de las tropas, ordenó levantar una bandera que pudiera distinguir a los soldados patriotas en el campo de batalla. La escarapela ya había sido adoptada oficialmente días antes, con los colores blanco y celeste.

Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”, escribió Belgrano en su informe. El Triunvirato porteño, sin embargo, le prohibió seguir usándola. Pero el símbolo ya había calado hondo.

Del campo de batalla al aula escolar

Los primeros usos de la bandera fueron estrictamente militares. En una época sin uniformes ni divisas claras, era clave tener una insignia que permitiera distinguir aliados de enemigos. El color rojo, tradicionalmente asociado a los realistas, fue evitado de forma explícita por Belgrano.

Con el tiempo, la bandera ganó legitimidad popular y política. El Congreso de Tucumán la adoptó como símbolo nacional en 1816, y dos años después, en 1818, se incorporó el Sol de Mayo, inspirado en las primeras monedas patrias acuñadas en Potosí.

Este sol -con rostro humano y 32 rayos alternados- representa la Revolución de Mayo y marca el carácter de “bandera mayor” o de guerra, a diferencia de la versión sin sol, usada hasta 1985 por particulares.

Rosario, el corazón de la celebración

La ciudad de Rosario, donde Belgrano izó por primera vez la bandera a orillas del río Paraná, es la sede histórica de las celebraciones. Allí se erige el Monumento Nacional a la Bandera, inaugurado oficialmente el 20 de junio de 1957, con desfiles, discursos y presencia de autoridades. Desde hace algunos años, se sumó un símbolo colectivo de gran impacto, la bandera más larga del mundo, confeccionada por miles de vecinos y escuelas en tramos que se van uniendo hasta superar los diez kilómetros.

De emblema militar a símbolo colectivo

La bandera no es solo un paño, ni un accesorio ornamental. Es un emblema de pertenencia, un testigo silencioso de la historia y una señal de identidad cultural. Flamea en las escuelas, pero también en los balcones, los estadios, las movilizaciones, las tragedias y los logros deportivos.

Por eso, cada 20 de junio, la Promesa de Lealtad a la Bandera que realizan los alumnos de cuarto grado en todo el país adquiere una profundidad especial. No es una fórmula vacía. Es la primera vez que muchos niños se reconocen parte de una comunidad política que los trasciende.

Un legado que interpela

Belgrano no fue solo el creador de la bandera. Fue también un reformista ilustrado, defensor de la educación gratuita, promotor de la industria nacional y figura clave en el proceso de independencia. Su vida, cargada de renuncias personales y servicio público, representa una ética de la responsabilidad que todavía hoy resulta incómoda en tiempos de discursos fáciles.

Que este 20 de junio no sea apenas una jornada con discursos escolares y mástiles engalanados. Que sea también un momento para preguntarnos cuánto hay en nosotros de esa promesa original, la de construir una patria libre, justa y soberana. Como la que Belgrano imaginó bajo su bandera.

(*) Cristian Baquero Lazcano

Profesor e Investigador Universitario. Doctor en Psicología Social. Director de Comunicación de la Asociación Argentina de Ceremonial y Protocolo (ASARP). Especialista en Heráldica y Vexilología. Creador de banderas y escudos oficiales en municipios y comunas de la República Argentina.


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