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El pan vuelve a aumentar y el kilo podría llegar a los $400

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Panaderos aseguran que no están recibiendo las harinas a precios subsidiados, como contempla el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino.

El precio del kilo de pan aumentará alrededor de un 10% y podría llegar hasta los $400 en los próximos días, a raíz del aumento en los valores de la harina y de los insumos necesarios para su elaboración.

Así lo anticipó la Federación Industrial Panaderil de la provincia de Buenos Aires, quienes aseguraron que no están recibiendo las harinas a precios subsidiados, como contempla el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino que impulsó el Gobierno.

Dirigentes de la entidad explicaron a la agencia NA que, al no estar recibiendo la harina más barata, como lo contempla ese Fondo, no tienen otra alternativa que trasladar sus mayores costos al mostrador.

De este modo, estimaron que los precios se ajustarán en un 10% hacia fines de la semana próxima o principios de la siguiente, con lo cual el kilo del pan podría llegar, en todo el país, hasta los $400.

Ante esta situación el gobierno convocaría la semana próxima a los industriales para tratar el tema. El presidente de la Federación Industrial del Pan y Afines Miguel Di Betta, informó a la prensa que fueron convocados para el martes por la secretaría de Comercio a cargo de Martín Pollera, pero desde esa oficina aún no hay confirmación del encuentro.

Los panaderos aseguran que el Fondo del Trigo tambalea y no pueden mantener los precios, aunque reconocen que la Secretaría de Comercio Interior está activa en el control. No obstante, destacan que el consumo no cayó fuerte, porque el pan es un alimento clave dentro de la canasta básica.

A su vez, las empresas molineras argumentan que el Gobierno no les está pagando los subsidios que contempla el Fondo. Ese instrumento fue puesto en marcha este año con la suba de las retenciones a la harina y el aceite de soja de 31 a 33%, con el objetivo de recaudar unos US$400 millones anuales y compensar el precio de la harina de trigo que llega a las panaderías. La medida se tomó luego de la invasión de Rusia a Ucrania, que provocó que los precios internacionales del trigo se dispararan.

Según los panaderos, la bolsa de harina de 25 kilos, con subsidio, cuesta $1.346 más impuestos, pero sin subsidios, se va a $2.500. Por ese motivo, explicaron que el kilo de pan, que está a $300 o $320, puede pasar a $340 con harina subsidiada, pero sin subsidio ese valor será mayor y podría trepar hasta los $400.

Los dirigentes del sector insisten con que la actividad atraviesa uno de los momentos más críticos de los últimos años, ya que muchas panaderías cerraron y las que siguen abiertas, redujeron personal.


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El gobierno anunció un acuerdo con las universidades que no existe

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El gobierno informó un incremento en el presupuesto universitario pero solo abarca los gastos de funcionamiento.  El Consejo Interuniversitario Nacional señaló que es un reconocimiento al ajuste aunque considera insuficiente a propuesta. Se mantiene la movilización de la semana próxima. 

La marcha prevista para el 23 de abril en defensa de la universidad pública que se realizará en todo el país promete ser multitudinaria. Crecen las expresiones de apoyo y convocatoria tanto a nivel nacional como en el extranjero, incluso centros de estudiantes de universidades privadas, como la UADE, se suman a la convocatoria. Actores, científicos, docentes, dirigentes gremiales y estudiantes llaman a movilizarse contra el desastre que se avizora ante el desprecio que le dispensa el gobierno libertario a la educación pública. La primera reacción del gobierno fue el ataque furioso, encabezado por el presidente Javier Milei. Anoche, además, hubo un intento de desactivar la movilización. Desde el Ministerio de Capital Humano informaron que «se dispuso un aumento del 70 por ciento en marzo llevando la asignación por gastos de funcionamiento» y adelantaron que en mayo se otorgará el mismo porcentaje. De esa manera, el gobierno lanzó a rodar una moneda falsa al anunciar que se había llegado un acuerdo. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que congrega a todas las universidades públicas, lo desmintió. «Nos parece bien que reconozcan que existe el ajuste, porque hasta hace poco lo negaban. Queremos sentarnos a dialogar, pero la propuesta sigue siendo insuficiente», señalaron desde una de las universidades.  El CIN  ratificó la convocatoria a la movilización. 

El gobierno ya utilizó esta estrategia sin resultados positivos.  Ante el conflicto, rechaza su existencia, ataca a sus protagonistas, cuando todo está por desmadrarse hace una oferta y, a través de las redes sociales, vende una solución que no existe. Así lo hizo el pasado 14 de marzo cuando intentó frenar la huelga nacional de los docentes universitarios. La noche anterior anunció el incremento de un 70 por ciento para gastos de mantenimiento que las universidades debían recibirlo los primeros días de abril. Los gremios docentes y no docentes no se equivocaron en mantener el paro porque ese dinero no llegó.

Es más, se trata del mismo porcentaje que forma parte del ofrecimiento que realizaron a última hora de este jueves al CIN. Pero este aumento representa en realidad menos del 10 por ciento del presupuesto de las universidad que todavía no lo cobraron. El gobierno dice que ese 70 por ciento «lleva la asignación por gastos de funcionamiento a $10.075.851.995 mensuales para las Universidades Nacionales» y propone otro «70 por ciento en el mes de mayo alcanzando los $14.224.732.213 mensuales, totalizando un 140 por ciento de aumento sobre la asignación base de $5.926.971.777 mensuales». «Además –agregó el comunicado–, se dispuso una partida extraordinaria para atender las necesidades de los hospitales universitarios de $14.403.479.661».

Los números siguen siendo insuficientes porque, como sostienen en las universidades, el ajuste es superior a lo que está ofreciendo ahora la Rosada. La propuesta es un aumento sobre los gastos de funcionamiento de las universidades que representan solo es el 10 por ciento del presupuesto. El otro 90 por ciento son los salarios. 

En cambio, el gobierno anunció que estos los montos surgían de un consenso alcanzado con los rectores de las universidades nacionales y anticipó un encuentro para avanzar en «lograr una educación universitaria de calidad». Sin embargo, desde el CIN no dijeron lo mismo. Valoraron «que se reconozca parte de lo que venimos reclamando, sustancial e ineludible para el normal funcionamiento de nuestras instituciones». Y señalaron que el diálogo convocado porque «es sin dudas el camino para lograr acuerdos duraderos que den la previsibilidad que el sistema universitario y científico necesita las en materia presupuestaria». Pero los rectores también informaron que están «a la espera de la invitación formal a la reunión donde se anuncie formalmente estas medidas, reunión a la cual asistirá el Comité Ejecutivo». Advirtieron, además, que el Consejo Interuniversitario «siempre ha estado y estará en virtud de nuestro convicción profunda respecto del rol estratégico que la educación pública, el sistema público de educación superior y la ciencia tienen para el país». Y destacaron que la marcha convocada para el 23 abril «continúa siendo una actividad de vital importancia y de visibilización, la cual el CIN adhiere y convoca».

«No hubo un acuerdo, hubo una propuesta del gobierno, de manera informal, donde se comprometen a subsanar el 25 por ciento del ajuste de los gastos de funcionamiento de las universidades», señaló en las redes sociales Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA.

El comunicado de los rectores a la propuesta apresurada y de última hora también es una respuesta a los ataques a los que los sometieron tanto el presidente Milei como su ministro del Interior Guillermo Francos. A los docentes universitarios el Presidente los llamó “salamines firmadores de cartas de indignación” y acusó a la educación pública de generar «disonancia cognitiva». A su turno, Francos se preguntó si ante los problemas presupuestarios no deberían plantearse «la forma de generar más recursos a los que aporte el Estado nacional». Tanto Francos como Milei tienen en común el haber egresado de universidades privadas. Tal vez eso también explica el desapego que expresan por las universidades públicas. 


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