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El futuro anterior

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Por: Artemio López

Los datos que disponemos actualizados nos permiten realizar algunas inferencias respecto al futuro socio electoral de cara a octubre de este año.

En principio según los datos del Ministerio de Desarrollo Productivo, cuyo mapa interactivo está disponible en la red, el salario promedio en el país es de $154.354 para mediados de diciembre de 2022 en tanto la línea de pobreza para un hogar tipo 2 , de 4 miembros metropolitano, el indec lo fija en %145.948, sin considerar el pago pleno de alquiler.

Es fácil observar que el salario promedio formal (público y privado) está en línea con la canasta ampliada de pobreza, con lo que esto supone en materia de carencias, sin considerar que a este universo debe agregarse a los trabajadores informales y cuenta propias que representan el 60% de la Población Económicamente Activa.

El salario que más se repite entre trabajadores es de $85.000 mensuales, lo que no cubre más que el 50% de la canasta de pobreza de un hogar tipo. Jubilaciones y pensiones se ubican por debajo de la línea de indigencia, al igual que los planes de transferencias de ingresos a las familias, en todas sus variantes.

No llama la atención entonces que estemos transitando la peor distribución del ingreso de la década según los datos de UNPAZ-IDEPI realizados en base a la EPH-INDEC.

En efecto, mientras que la participación de los trabajadores sobre el ingreso generado en 2016 era de 45,3%, tras la gestión de Macri cayó al 40,4%, en 2021 al 36,7% y en el segundo semestre de 2022 al 33%. A contrario sensu el factor bruto de explotación (Capital) en el lapso analizado paso de participar con el 42,2% al 56,6%. Conclusiones por cuenta del lector.

Para finalizar un breve apunte electoral. Si la distribución del ingreso tiene eficacia electoral -y ha demostrado que sí- recordemos que con el 40% de participación de los trabajadores, Mauricio Macri no pudo ser reelecto.

Con el 37% el FDT no pudo resolver las elecciones de medio término de 2021 de manera eficiente, perdiendo 4 millones de electores respecto a su electorado de 2019, hoy con el 33% de participación el escenario de cara a octubre es muy complejo y debe ser revisado. El futuro anterior así lo demanda, lo que ya pasó si no se remueven las causas de lo sucedido, tiende a repetirse.

El ordenamiento Macro entonces, que encorsetado por el acuerdo con el FMI que contrajo Macri y convalidó Guzmán le pone límites al accionar del Ministro Massa es un escollo enorme

Sin embargo Massa sabe que las elecciones no se ganan solamente cumpliendo las metas con organismos de créditos ni refinanciando vencimientos. No solo “vota el mercado”, por ahora en democracia también vota el ciudadano de a pié y ese es el gran problema a resolver en la ventana de oportunidad que se abre desde este mes de enero a septiembre.

De lo contrario el cambio de régimen hacia una sociedad sin destino puede retornar y la larga noche neoliberal terminará de desquiciar a esta sociedad ya tan castigada.


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El gobierno anunció un acuerdo con las universidades que no existe

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El gobierno informó un incremento en el presupuesto universitario pero solo abarca los gastos de funcionamiento.  El Consejo Interuniversitario Nacional señaló que es un reconocimiento al ajuste aunque considera insuficiente a propuesta. Se mantiene la movilización de la semana próxima. 

La marcha prevista para el 23 de abril en defensa de la universidad pública que se realizará en todo el país promete ser multitudinaria. Crecen las expresiones de apoyo y convocatoria tanto a nivel nacional como en el extranjero, incluso centros de estudiantes de universidades privadas, como la UADE, se suman a la convocatoria. Actores, científicos, docentes, dirigentes gremiales y estudiantes llaman a movilizarse contra el desastre que se avizora ante el desprecio que le dispensa el gobierno libertario a la educación pública. La primera reacción del gobierno fue el ataque furioso, encabezado por el presidente Javier Milei. Anoche, además, hubo un intento de desactivar la movilización. Desde el Ministerio de Capital Humano informaron que «se dispuso un aumento del 70 por ciento en marzo llevando la asignación por gastos de funcionamiento» y adelantaron que en mayo se otorgará el mismo porcentaje. De esa manera, el gobierno lanzó a rodar una moneda falsa al anunciar que se había llegado un acuerdo. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que congrega a todas las universidades públicas, lo desmintió. «Nos parece bien que reconozcan que existe el ajuste, porque hasta hace poco lo negaban. Queremos sentarnos a dialogar, pero la propuesta sigue siendo insuficiente», señalaron desde una de las universidades.  El CIN  ratificó la convocatoria a la movilización. 

El gobierno ya utilizó esta estrategia sin resultados positivos.  Ante el conflicto, rechaza su existencia, ataca a sus protagonistas, cuando todo está por desmadrarse hace una oferta y, a través de las redes sociales, vende una solución que no existe. Así lo hizo el pasado 14 de marzo cuando intentó frenar la huelga nacional de los docentes universitarios. La noche anterior anunció el incremento de un 70 por ciento para gastos de mantenimiento que las universidades debían recibirlo los primeros días de abril. Los gremios docentes y no docentes no se equivocaron en mantener el paro porque ese dinero no llegó.

Es más, se trata del mismo porcentaje que forma parte del ofrecimiento que realizaron a última hora de este jueves al CIN. Pero este aumento representa en realidad menos del 10 por ciento del presupuesto de las universidad que todavía no lo cobraron. El gobierno dice que ese 70 por ciento «lleva la asignación por gastos de funcionamiento a $10.075.851.995 mensuales para las Universidades Nacionales» y propone otro «70 por ciento en el mes de mayo alcanzando los $14.224.732.213 mensuales, totalizando un 140 por ciento de aumento sobre la asignación base de $5.926.971.777 mensuales». «Además –agregó el comunicado–, se dispuso una partida extraordinaria para atender las necesidades de los hospitales universitarios de $14.403.479.661».

Los números siguen siendo insuficientes porque, como sostienen en las universidades, el ajuste es superior a lo que está ofreciendo ahora la Rosada. La propuesta es un aumento sobre los gastos de funcionamiento de las universidades que representan solo es el 10 por ciento del presupuesto. El otro 90 por ciento son los salarios. 

En cambio, el gobierno anunció que estos los montos surgían de un consenso alcanzado con los rectores de las universidades nacionales y anticipó un encuentro para avanzar en «lograr una educación universitaria de calidad». Sin embargo, desde el CIN no dijeron lo mismo. Valoraron «que se reconozca parte de lo que venimos reclamando, sustancial e ineludible para el normal funcionamiento de nuestras instituciones». Y señalaron que el diálogo convocado porque «es sin dudas el camino para lograr acuerdos duraderos que den la previsibilidad que el sistema universitario y científico necesita las en materia presupuestaria». Pero los rectores también informaron que están «a la espera de la invitación formal a la reunión donde se anuncie formalmente estas medidas, reunión a la cual asistirá el Comité Ejecutivo». Advirtieron, además, que el Consejo Interuniversitario «siempre ha estado y estará en virtud de nuestro convicción profunda respecto del rol estratégico que la educación pública, el sistema público de educación superior y la ciencia tienen para el país». Y destacaron que la marcha convocada para el 23 abril «continúa siendo una actividad de vital importancia y de visibilización, la cual el CIN adhiere y convoca».

«No hubo un acuerdo, hubo una propuesta del gobierno, de manera informal, donde se comprometen a subsanar el 25 por ciento del ajuste de los gastos de funcionamiento de las universidades», señaló en las redes sociales Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA.

El comunicado de los rectores a la propuesta apresurada y de última hora también es una respuesta a los ataques a los que los sometieron tanto el presidente Milei como su ministro del Interior Guillermo Francos. A los docentes universitarios el Presidente los llamó “salamines firmadores de cartas de indignación” y acusó a la educación pública de generar «disonancia cognitiva». A su turno, Francos se preguntó si ante los problemas presupuestarios no deberían plantearse «la forma de generar más recursos a los que aporte el Estado nacional». Tanto Francos como Milei tienen en común el haber egresado de universidades privadas. Tal vez eso también explica el desapego que expresan por las universidades públicas. 


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