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Diputados: El Frente de Todos logró convertir en ley el Consenso Fiscal

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El proyecto fue aprobado con 136 votos a favor, 108 en contra y 4 abstenciones. La iniciativa busca distribuir la carga impositiva para que tengan mayor incidencia los tributos patrimoniales. Al cierre de esta edición, se debatía la prórroga de seis impuestos nacionales.

Por María Cafferata

A menos de 24 horas de que Juan Manzur haya dado su informe de gestión, la Cámara de Diputados volvió a abrir las puertas para encabezar una sesión maratónica que se proponía aprobar, hasta altas horas de la madrugada, varios proyectos económicos claves para el oficialismo, así como la Ley de Enfermería. Al cierre de esta edición, el Frente de Todos había logrado convertir en ley el Consenso Fiscal gracias el acompañamiento de los bloques provinciales y los diputados que responden a gobernadores radicales (quienes se diferenciaron del resto de Juntos Por el Cambio, que terminó votando en contra). A la noche, mientras tanto, continuaban las negociaciones para aprobar la prórroga de varios impuestos nacionales que resultan imprescindibles para la recaudación del Estado y que el oficialismo esperaba lograr darles media sanción con el acompañamiento de los bloques del medio. 

La sesión comenzó, con los números justos para el quórum, a las 13. Debido a la decisión de último momento de incluir en el temario la prórroga de impuestos –fruto de las negociaciones que se habían dado en la jornada anterior, durante la exposición de Manzur– JxC se rehusó a bajar al recinto al comienzo de la sesión. Tampoco decidieron dar quórum la izquierda y los libertarios, llevando a que el oficialismo tuviera que transpirar hasta último momento para ver si la sesión se caía o no. Fue gracias al acompañamiento del Interbloque Federal (IB) y Provincias Unidas que el FdT logró llegar a los 129 diputades: el mismo número que, al cierre de esta edición, el oficialismo se entusiasmaba con poder repetir para aprobar la prórroga de impuestos nacionales. 

Previo al comienzo del debate, sin embargo, se produjo un sorpresivo episodio durante los apartamientos de reglamento, cuando el socialista Enrique Estévez pidió emplazar varias comisiones para tratar la Ley de Humedales (largamente trabada en la Cámara baja) y logró el acompañamiento de casi todos los bloques. Casi automáticamente, el presidente de la comisión de Recursos Naturales, Leo Grosso, aseguró que el oficialismo estaba dispuesto «a dar el debate» y se definió que el próximo jueves se comenzaría a tratar el proyecto. El gesto del FdT –que ya había sido anticipado por el titular del bloque oficialista, Germán Martínez, la noche anterior– no había sido casualidad, sino que respondía a los acercamientos que había estado probando con el objetivo de conseguir el número para aprobar la prórroga de impuestos.

Los seis impuestos nacionales que el FdT buscaba prorrogar –Bienes Personales, Ganancias, al Cheque, al Régimen Simplificado del Monotributo, al Capital de Cooperativas y al Cigarrillo– representan casi un tercio de la recaudación del Estado, por lo que gran parte de la atención del oficialismo estaba puesta en conseguir su aprobación. JxC se oponía al proyecto del FdT y había decidido abroquelarse detrás de su dictamen de minoría –el cual sostenía la prórroga pero incorporaba modificaciones, como la baja en las alícuotas de Bienes Personales–, aunque persistían algunas dudas de si un sector del radicalismo no se abstendría en alguno de los artículos. Los números, en efecto, estaban justos, pero el FdT confiaba en que contaría con el acompañamiento de les ocho diputades del IB. Había sido clave la intervención de Sergio Massa y Eduardo «Wado» De Pedro la noche anterior, quienes destrabaron la negociación conversando con el gobernador Juan Schiaretti (a quien responden tres diputados cordobeses que integran el IB). 

«Van a ser 129-130 justos. No nos va a sobrar, pero va a salir», aseguraban diputades del FdT mientras los discursos del Consenso Fiscal se iban encadenando y el bloque oficialista, en paralelo, negociaba las modificaciones que se le incorporarían al proyecto de impuestos. Según pudo saber este diario, el objetivo era desdoblar los dos artículos – uno, referido a la prórroga de los impuestos, el otro, que sostenía las asignaciones específicas de los mismos -, respondiendo a una demanda que había surgido de la oposición. 

Consenso Fiscal

Previo al debate de la prórroga de impuestos, la Cámara aprobó el Consenso Fiscal con 136 votos a favor, 108 en contra y 4 abstenciones. «De ninguna manera el objetivo de este Consenso es subir impuestos«, comenzó exponiendo Carlos Heller, anticipándose a los argumentos de JxC que rechazarían el proyecto sobre la base de que el pacto fiscal firmado con 21 provincias habilitaba aumentar las alícuotas máximas de los impuestos a Ingresos Brutos y a los Sellos. «Sino que lo que busca es implementar instrumentos que procuren que la distribución de la carga impositiva, para lo cual se prevé que tenga mayor incidencia en los impuestos patrimoniales, históricamente débiles en muchas provincias, y de esa forma poder compensar la eventual reducción en la recaudación de impuestos sobre las actividades productivas y el consumo«, agregó. 

«Este Consenso Fiscal repite el principio de salvación de la política sacrificando a los contribuyentes. Y a nosotros no nos votaron para defender a los gobernadores de nuestras provincias, sino a los ciudadanos de esas provincias», cuestionó, mientras tanto, Luciano Laspina (PRO), con un duro mensaje que podría haber estado dirigido tanto hacia el FdT como hacia los radicales que votaron a favor del proyecto. Ese fue el caso de los jujeños y correntinos, cuyos gobernadores habían firmado originalmente el pacto con Alberto Fernández: «Este consenso no obliga a aumentar impuestos ni tampoco prohíbe la disminución de los mismos. Es fundamental la defensa que hacemos desde el interior al reconocimiento de las autonomías provinciales», sostuvo Jorge «Colo» Rizzoti, que responde a Gerardo Morales y terminó votando a favor.

«Si a algunos les parece tan ineficiente Ingresos Brutos avísenle a su partido, como a Horacio Rodríguez Larreta en Capital, que lo derogue. Avísenle al gobierno de Corrientes, de Jujuy, que deroguen hoy todos los impuestos extorsivos y que libere a los ciudadanos. Porque si no cuando gobiernan tienen una actitud pero cuando se sientan en las bancas tienen otra», acusó, por otro lado, el oficialista Marcelo Casaretto.

La izquierda y los libertarios, mientras tanto, también votaron en contra del pacto fiscal. «Es otro de los proyectos reclamados por el FMI», comenzó a denunciar Romina Del Plá cuando fue interrumpida por los gritos de Javier Milei, que había tomado la palabra justo antes para cuestionar el Consenso Fiscal apuntando – de nuevo – contra la clase política. «¿Qué haces acá si no sos político?», le reprochó, enojado, el misionero «Cacho» Bárbaro. «Vengo a pelear contra el status quo», le respondió Milei, desaforado, abandonando una vez más el recinto frente a una crítica del FdT.


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Una tensión interna que sube de temperatura

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Andrés «Cuervo» Larroque y Mariano Recalde sacaron a la luz las diferencias que atraviesan al peronismo en territorio bonaerense. Las discusiones giran en torno a la reorganización del espacio, las formas de conducción y los niveles de respaldo a la gestión en la Provincia. Puertas adentro ya asoman rispideces por el armado de listas de cara a 2025. El rol de Cristina Kirchner y los desacuerdos en la Legislatura local. 
Matías Ferrari

Por Matías Ferrari

Las asperezas internas que atraviesan al peronismo en territorio bonaerense comenzaron en las últimas horas a salir a la superficie. El primero en jugar fuerte fue el ministro de Desarrollo Social de la Provincia, Andrés “Cuervo” Larroque, para quien “cualquiera que ose murmurar, conspirar o sembrar cuestionamientos extraños” contra Axel Kicillof “está en la joda y no está jugando a favor” del principal partido de oposición. Fue un tiro por elevación al referente de La Cámpora, Máximo Kirchner, que arrastra una relación tensa con el gobernador al menos desde el cierre de listas del año pasado. Rápido de reflejos, el presidente del PJ porteño, Mariano Recalde, uno de los dirigentes más cercanos a Máximo, recogió el guante y sostuvo que “nunca” escuchó “a un compañero del kirchnerismo cuestionando a Axel”. De paso, contraatacó con la misma medicina y disparó que “los que andan en algo raro” son aquellos dirigentes “que cuestionan a Cristina”.

Las diferencias entre ambas terminales vienen de larga data puertas adentro del peronismo bonaerense. Atravesaron todo el primer mandato de Kicillof al frente de la  Provincia, recrudecieron durante el cierre de listas de 2023 –cerca del gobernador creen que debió tener más peso en el armado de candidaturas para la legislatura local– y florecieron con fuerza en las últimas semanas. En La Plata se quejan de la falta de apoyo a la gestión provincial, de cuyo éxito depende, a fin de cuentas, la proyección de Kicillof como posible referente de la oposición a Javier Milei a nivel nacional. También hay un ojo puesto en cierta fricción para lograr acuerdos en la cámara de Diputados local. Desde la agrupación que conduce Máximo, en tanto, reprochan aquella idea de “componer una nueva canción”, que fue entendida como una declaración de intenciones de disputar la conducción interna del kirchnerismo.

Si bien la discusión tiene mucho de perspectivas sobre cómo reorganizar al peronismo en la oposición al gobierno de Milei, de fondo aparece también el clásico tire y afloje por el armado de listas de cara a 2025. A pesar de que el próximo turno electoral asoma bastante lejos en el calendario, en ambas terminales ya empiezan a oler una disputa similar por los lugares en las listas que ya se dió el año pasado. 

Marcar la cancha

En medio de ese berenjenal, Larroque lanzó la primera piedra este fin de semana, durante un acto en la Quinta de San Vicente junto al propio Kicillof y los principales referentes que se encolumnan detrás del gobernador: el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, el ministro de Trabajo local, Walter Correa, y los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada). El encuentro tuvo mucho de liturgia peronista pero también de autoafirmación kirchnerista: la fecha elegida fue el 13 de abril, en conmemoración de la movilización bajo la lluvia a Comodoro Py en defensa de la expresidenta, en tiempos de asedio judicial del macrismo. 

El eje central del discurso de Larroque fueron las fromas de conducción del amplio espectro kircherista, todavía golpeado por la derrota del año pasado. “¿Qué es la conducción de Cristina? ¿Que tres ñatos te manden un WhatsApp?”, disparó desde el escenario, en tono crítico con las formas de articulación política del espacio. “No quiero esa conducción de Cristina, quiero la conducción con movimiento popular», siguió. Los reproches fueron apareciendo, uno tras otro. «Algunos van a morir de sobredosis de estrategia», agregó. También apuntó contra «las mentes iluminadas» que «después no llenan una combi». Munición gruesa. 

Recalde, por su parte, salió a responder. «Las discusiones internas son más saludables que salir a dar un discurso», le espetó. «No es momento de discutir liderazgos», postuló. 

Luego, se dedicó a criticar a quienes cuestionan, según sostuvo, la conducción de CFK. «Yo banco a Cristina todo el tiempo, incluso cuando se equivoca», aseveró Recalde. Desde el Kicillofismo entienden que esa discusión es «una trampa». «No está en tela de juicio la conducción de Cristina, sino la estrategia que nos damos para no volver a frustrarnos electoralmente», afirman. La exvicepresidenta, hasta ahora, no se pronunció sobre el asunto. 

La discusión bonaerense

«No entiendo cuando el Cuervo Larroque dice que hay un compañero que anda en una cosa rara, pensé que hablaba de Guillermo Moreno, que es el que cuestiona a Axel todo el tiempo», ironizó Recalde respecto de los cuestionamientos del kicillofismo al apoyo de La Cámpora a la gestión provincial. 

Las rispideces respecto a lo local, sin embargo, tienen su origen en la Cámara de Diputados bonaerense, donde más marcadas están ambas fracciones, al punto que, según una voz que recorre los pasillos de la legislatura, «a veces es más fácil acordar con los radicales que con algunos que se dicen peronistas». En la legislatura hay algunos temas calientes como las vacantes en la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que por ahora están trabados por desacuerdos internos de UP. 

En La Plata creen que no están recibiendo el apoyo necesario para avanzar en una gestión que creen que será cada vez más complicada, a caballo del ahogo financiero al que busca someter a la Provincia el gobierno de Milei y al brutal ajuste sobre los ingresos de la mayoría de los trabajadores. «Hay una crisis inminente, y si no apoyamos al dirigente que gobierna al 40 por ciento de la población del país, quién sabe qué opción podemos construir», sintetizan. 


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