SOCIEDAD
Caputo confirmó que se quita el capítulo fiscal de la Ley Omnibus

En un giro sorpresivo de los acontecimientos, y tras el fuerte rechazo de los gobernadores, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que el Gobierno retirará las medidas fiscales de la ley ómnibus.
Se trata de capítulos que incluyen las retenciones, uno de los puntos que más resistencia cosechaba entre legisladores y gobernadores, y también del proyecto de volver a gravar con Ganancias a unos 800 mil trabajadores.
«Esto va a acelerar los tiempos» para la aprobación del proyecto, confió el ministro de Economía y reforzó: «Hay enorme consenso, lo han visto en las discusiones en el Congreso, en que el resto del paquete es beneficioso para el país. No va a haber inconvenientes en que se apruebe».
Detalló que ese capítulo que se retira contiene cinco medidas: «El blanqueo, la moratoria, el adelanto de Bienes Personales, la ley de Ganancias y las retenciones». Y adelantó que también podría postergarse otro foco de conflicto: «Puede incluir también el cambio de la fórmula jubilatoria. Eso es lo que se retiraría».
El ministro dijo que el proyecto de ley tiene dos capítulos: «Uno con más de 500 artículos que implican un cambio estructural en el país, regulatorio, que es lo que va a sentar las bases para que el país pueda crecer y desarrollarse los próximos 20 años. Y hay un capítulo fiscal, para llegar a déficit cero».
«Encontramos en este diálogo que tuvimos en las últimas semanas un claro consenso en lo que es la parte más importante de la ley, que son estos más de 500 capítulos que son los que tienen que sentar la base. Y cierto disenso en lo que es el capítulo económico», dijo Caputo en la sala de conferencias de la Casa Rosada.
«No queremos que por este capítulo fiscal se demore algo que consideramos urgente y necesario y es lo que queremos mostrarle al mundo, ese cambio que todo el mundo está mirando», agregó el ministro.
Consideró que, con esta modificación, se van a «acelerar los tiempos, facilitar la situación de muchos legisladores, gobernadores que naturalmente estaban defendiendo los intereses de sus provincias».
Por eso evaluó necesario ir avanzando con el resto de la normativa, es decir «con las desregulaciones que le sacan el pie del Estado en la cabeza al sector privado».
Los mandatarios provinciales habían mostrado sus diferencias con las retenciones establecidas en la ley ómnibus. Lo remarcaron gobernadores del peronismo duro, pero también del peronismo dialoguista, como Martín Llaryora (Córdoba) y representantes de Juntos por el Cambio, como Maximiliano Pullaro (Santa Fe) e Ignacio Torres (Chubut).
«De ninguna manera esto implica que vamos a dejar nuestro compromiso de ir a equilibrio fiscal, de déficit cero. Esto por supuesto que se mantiene», remarcó Caputo este viernes.
Al respecto, añadió: «No se va a dejar de cumplir la meta de déficit cero y haciendo esto lo que vamos a lograr es facilitarle a los gobernadores y legisladores la parte más importante de la ley».
Y concluyó: «Hoy nos podemos tomar el tiempo de desarrollar nuevas medidas económicas que sean más compatibles, más fáciles de digerir para los diferentes actores económicos»
Su aparición había sido anunciada con una sola hora de anticipación por el Gobierno. Se produjo, además, al cabo de una semana en la que le gestión de Milei logró aprobar el dictamen de mayoría de la ley ómnibus en Diputados y en la que el ministro de Economía presionó fuerte a los gobernadores en la búsqueda de la aprobación de la ley la semana que viene en el recinto.
El anuncio se produjo al final de una jornada de viernes en la que hubo numerosas reuniones en Casa Rosada para tratar de encaminar el tratamiento de la Ley Bases que estaba empantanado.
El propio presidente Milei estuvo unas horas en la Rosada, y participaron de las diferentes reuniones la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; el ministro de Economía, Luis Caputo; el embajador en Brasil, Daniel Scioli; el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse.
INFO. GENERAL
Promesas recicladas, realidades intactas: la Cuenca Carbonífera sigue esperando

Con el discurso de siempre, Pablo Grasso vuelve a escena con promesas sobre salud y educación en una región marcada por el abandono estructural. La Cuenca Carbonífera, testigo de décadas de frustraciones, aún espera decisiones de fondo mientras el presente se diluye entre anuncios repetidos y políticas que no llegan.
Pablo Grasso, actual intendente de Río Gallegos, extiende su influencia discursiva a la Cuenca Carbonífera. Con tono afable y cargado de buenas intenciones, participa en encuentros sociales en Río Turbio y 28 de Noviembre, donde resalta –una vez más– la salud y la educación como prioridades de gestión. Sin embargo, lo que promete se superpone con lo que ya fue dicho (y no cumplido), mientras la realidad cotidiana de la cuenca evidencia un retroceso sostenido.
Durante más de 30 años, el carbón fue tema de campaña, bandera de lucha y motor de existencia para los habitantes de esta región. Sin embargo, jamás se consolidó una política de Estado seria que pusiera en valor este recurso natural. La usina termelétrica, emblema de desarrollo y símbolo de la resistencia local, se convirtió en una postal de lo que pudo ser. Promesas de reactivación, compras millonarias de equipamiento, compromisos asumidos… todos archivados en el mismo lugar: la desilusión colectiva.
En paralelo, se habla de educación como pilar central, pero cualquier recorrido por los establecimientos escolares de la zona evidencia otra cosa. Edificios vetustos, sin mantenimiento, equipamientos obsoletos, y una infraestructura que dista mucho de cumplir con los estándares mínimos. La palabra «futuro» queda vacía cuando las condiciones del presente son tan precarias.
Y en salud, el panorama no es más alentador. La pandemia dejó al desnudo un sistema hospitalario frágil, con necesidades históricas no atendidas.
La falta de políticas concretas se ve agravada por un contexto nacional que asfixia con recortes y desinversión. La distancia geográfica se traduce en postergación. Pero también hay responsabilidades locales y provinciales que no se pueden seguir eludiendo. Lo que no se hizo en décadas, no se arregla con discursos bien intencionados.
Lo que se percibe, en definitiva, es un peronismo desgastado, sin conducción clara, sin energía transformadora. Una fuerza política que ya no logra enamorar ni convencer. Las intenciones, aunque nobles, no alcanzan. Porque la Cuenca Carbonífera no necesita más promesas: necesita decisiones. Y las necesita ahora.
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