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Aumentan los hackeos: como recuperar tu cuenta de Whatsapp, Instagram o Facebook

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Tres de las redes sociales más utilizadas del mundo, cuentan con diferentes protocolos para poder verificar la identidad y mantener las precauciones. Sin embargo, los hackeos y la ciberdelincuencia ha aumentado en el ultimo tiempo. Revisamos algunos consejos para evitar que se metan en tu cuenta.

Debido a la pandemia del coronavirus, la humanidad fue forzada a una nueva normalidad donde las redes sociales como WhatsApp, Instagram y Facebook se volvieron vitales, no solo para conectar con amigos y familia, sino también para trabajar y vivir el día a día. Con la creciente dependencia en estas herramientas, también crece la cantidad de criminales que las atacan.

Con el fin del 2021, la Dirección Nacional de Ciberseguridad informó que los cibercrímenes se duplicaron respecto al año 2020; entre ellos, el 55,24% corresponden a casos de phising (robo de identidad), seguido por la modificación no autorizada de la información (15,20%) y por el spam, en cerca del 10%. Con los casos aún en aumento, los expertos recomiendan al público estar atentos y saber qué hacer en caso de ser víctima de un hackeo.

Cómo recuperar mi cuenta hackeada de WhatsApp

Si identificamos actividad extraña en la cuenta de WhatsApp, lo primero que debemos hacer es contactar con el equipo de asistencia de la empresa, enviando un correo electrónico a [email protected]. El menaje puede enviarse en español con el asunto «Cuenta clonada/robada» y debe contener el número afectado en formato internacional (+54…). Es importante describir lo ocurrido con el mayor detalle posible.

Una vez verificada la historia, WhatsApp desactivará la cuenta. Para recuperar las conversaciones, antes de reportar el caso debemos guardar una copia de seguridad en la nube de Google Drive o en la nube de Apple. Una vez desactivada la cuenta hackeada, debemos reinstalar WhatsApp en el dispositivo.

La aplicación nos hará iniciar sesión con el número de teléfono del dispositivo, y pedirá confirmar la identidad del usuario con un código de seis dígitos que enviará por SMS. Una vez adentro, será posible restituir los chats perdidos usando la copia de seguridad. Para evitar futuros incidentes, es vital activar la verificación en dos pasos en tu cuenta de WhatsApp.

Me hackearon Instagram: ¿Qué hago?

En el caso de una cuenta robada de Instagram, desde la misma aplicación podemos actualizar la contraseña para expulsar a cualquier usuario indebido. Se trata de ese famoso mensaje que dice: «¿Olvidaste tu contraseña?». En caso de que no funcione esta primera opción, podemos recurrir al mensaje «¿Necesitas más ayuda?», y pedir un código de seguridad para confirmar la propiedad.

Si el hacker cambió la dirección de correo electrónico asociado a la cuenta, el código no llegará. En ese caso, podemos hacer clic en el link «No puedo acceder a este correo electrónico o número de teléfono». Allí, Instagram pedirá verificar la identidad del usuario con una serie de datos, como el teléfono o el tipo de dispositivo que usaste para registrarte, y un video selfie para comparar con las fotos de la cuenta. Este proceso puede llevar un tiempo indeterminado.

Cómo recuperar una cuenta hackeada de Facebook

En el caso de Facebook, la red social de Meta cuenta con un sitio web dedicado a estos casos. El usuario deberá acceder a www.facebook.com/hacked, y elegir entre las cinco opciones en pantalla la que dice «Alguien accedió a mi cuenta sin mi permiso» y pulsar «Continuar».

Automáticamente, Facebook arroja el siguiente mensaje: «¡Hola! Protege tu cuenta. Para proteger tu cuenta de Facebook, te mostraremos algunos pasos para cambiar la contraseña y asegurarnos de que los cambios recientes en tu cuenta fueron realizados por ti». Finalmente, la red social enviará un código de seis dígitos al número de teléfono celular y/o al correo electrónico para poder desbloquear la cuenta


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En medio del ajuste del Gobierno, se hizo «La Noche de las Universidades»

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La actividad fue para conmemorar el 75º aniversario de la gratuidad universitaria implementada por Juan Domingo Perón en 1949.

Por Celeste del Bianco

Ayer, se realizó en todo el país “La Noche de las universidades”, en lo que fue la vigilia del 75º aniversario de la implementación de la gratuidad universitaria. Una medida adoptada por Juan Domingo Perón el 22 de noviembre de 1949, que democratizó el acceso a la educación superior y generó un cambio histórico. A modo de celebración hubo suelta de libros, charlas, mesas de consulta y otras actividades, que funcionaron también como una forma de visibilizar la grave crisis que atraviesa el sistema universitario con el ajuste que impuso el gobierno de Javier Milei.

“En estos momentos tenemos muchas cosas para ver, plantear y discutir. Creo que 75 años son más que importantes y en un momento donde están en discusión muchas de las cosas que pasan en la universidad pública. Así que creíamos más que conveniente hacer esto y que pueda quedar para el futuro”, le dijo a Página 12 Oscar Alpa, vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que fue el organismo que impulsó la idea de abrir las puertas a toda la comunidad hasta la medianoche. Esta conmemoración especial se da un contexto dramático para las universidades, que no saben si podrán funcionar el próximo año. Todo depende de la aprobación del Presupuesto 2025 en el Congreso, una ley que el Gobierno pareciera no querer sancionar y así seguir usando el del 2023 de manera discrecional. A esto se suma la situación de docentes y no docentes, que acumulan un 40% de pérdida del poder adquisitivo y que más del 85 % tienen sueldos por debajo de la línea de pobreza.

“La gratuidad es una bandera que hay que defender a toda costa porque nosotros somos un ejemplo como sistema en el mundo. Ojalá lleguemos a tiempo y que no terminen de destrozar todo, porque va a ser otra vez como en los 90, llegar y empezar de cero”, dijo Gabriela Vázquez, egresada de la carrera de Ciencias de la Educación que se acercó al Centro Cultural Universitario Paco Urondo, una de las sedes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el microcentro porteño. Miraba un telar de más de cuatro metros, bordado con pequeños muñecos coloridos hechos por mujeres chilenas exiliadas en Canadá en homenaje a las y los desaparecidos durante la dictadura militar.

En esa misma sede dieron una charla las escritoras Dolores Reyes y Sol Fantin, denunciadas por una fundación de ultraderecha por el supuesto «contenido sexual explícito» que sus libros esparcen en las escuelas bonaerenses. Alrededor de cien personas participaron del encuentro. Una de ellas fue Renata Vismara, integrante de de la Red de docentes por el derecho al aborto. “Estamos acá en repudio a este intento de prohibir esta literatura que para nosotras es clave. Estos libros, muchas veces, son la puerta de entrada para que pibes y pibas puedan contar lo que les está pasando. Porque no lo conocen, porque no se dan cuenta que lo que viven es violencia o porque les habilita hablar”, contó. Vismara es la primera generación universitaria en su familia, su mamá, jefa de hogar, es empleada pública y, ahora, ella tiene un título en Ciencias de la Educación. “Estamos ante un permanente ataque hacia lo público, hacia lo colectivo. En mi caso, con la universidad fue contundente el cambio en mi vida y en la de toda mi familia”, agrega.

Imagen Verónica Bellomo

El 22 de noviembre de 1949 Perón firmó el decreto N° 29337, que suspendió el cobro de los aranceles universitarios y reconoció el derecho universal a la educación superior gratuita que democratizó el acceso y dio espacio a sectores populares, obreros y de menores recursos.“La gratuidad fue premonitoria o inauguró un modo de pensar que hasta entonces había referido a la educación universitaria solamente como un privilegio para las élites. Por eso, defender a la gratuidad como valor también es defender un proyecto universitario en sintonía con el desarrollo nacional, en sintonía con la soberanía científica y, por supuesto, con la independencia económica y la justicia social”, le dijo a Página 12 la vicedecana de la Facultad de Filosofía, Graciela Morgade, que también participó de la charla.

Los rectores y rectoras de todo el país que integran el CIN ya anticiparon que si el Presupuesto 2025 no se modifica, las universidades no podrán funcionar. Necesitan 7.1 billones de pesos para gastos de funcionamiento y salarios, pero el gobierno de La Libertad Avanza solo propone 3.8 en un presupuesto que ni siquiera se sabe si será aprobado. En ese contexto de incertidumbre es que las universidades abrieron sus puertas a la medianoche.

La calle Corrientes también se convirtió en uno de los escenarios de “La Noche de las Universidades”, alumnos y docentes hicieron una suelta de libros. Llegaron desde la sede de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de la calle Bartolomé Mitre al 1800 hasta la peatonal y repartieron libros que consiguieron en una colecta, la idea surgió en Plaza Congreso mientras participaban del plan de lucha para conseguir un presupuesto adecuado. Juntaron alrededor de 500 y cada uno de ellos llevó una dedicatoria. “Quizás desde la parada del 98, ves a este edificio oscuro y aburrido, pero por adentro está lleno de color. Acá hay gente que imagina y crea mundos”, escribió en uno de esos libros Oscar Ojea, alumno de la Licenciatura en Artes. Firmó la dedicatoria para alguien que no conoce, pero al que quiere que le llegue su mensaje: su universidad es una cocina de arte y de creatividad maravillosa.

La decisiòn de abrir las universidades no es solo para celebrar la fecha histórica, sino también para seguir visibilizando el conflicto universitario, que ya lleva diez meses y que en el medio tuvo dos marchas masivas, tomas generalizadas, clases públicas y miles de actividades en todo el país. “Nosotros también tratamos de ir cambiando un poco las acciones porque repetirnos es hacer el juego a la estrategia de cansancio y de agotamiento, entonces como universo de arte tratar de crear y saltear los discursos de odio”, le contó a este diario Sergio Ramos, decano de Crítica de Artes. Y agregó: “Escribimos dedicatorias para que vayan esos libros con un poco de historia de la universidad. Pero también es traer al libro como instrumento de liberación, de creatividad, de imaginación, de empatía. Como cierto acto de generosidad y de convocar a otros modos de construir comunidad y de relacionarnos como sociedad”.


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