INFO. GENERAL
El rechazo a la gestión de Milei roza el 60% y la mayoría desaprueba el acuerdo con el FMI

El apoyo al Gobierno se sigue desgranando según el ultimo trabajo de la consultora Zubán Córdoba. Un 58% desaprueba la gestión de Milei y su imagen negativa es del 58,5%. Ambos registros treparon casi un punto en la medición de marzo respecto al mes anterior.
El trabajo también revela que un 63% de los encuestados tiene una imagen negativa del FMI y el mismo porcentaje rechaza la posibilidad de un nuevo préstamo. Se trata de una muy mala noticia para el gobierno que ha cifrado todas sus expectativas de relanzar una gestión que perdió ímpetu en el nuevo acuerdo. Acaso por eso el tuitero oficialista Gordo Dan cruzó sin piedad al también oficialista Fran Fijap, cuando celebró «hay FMI para rato».
«La política argentina es traicionera. Puede convertir el éxito político en cenizas en cuestión de semanas. Lo que llevó meses o años construir se puede evaporar en un instante. En este último estudio que realizamos en marzo, una primera conclusión aparece de forma ineludible: una nueva tendencia en la opinión pública argentina que comenzó a aparecer en enero y se fue consolidando desde entonces y es la imagen negativa del gobierno que no hace más que crecer mes a mes», analiza el trabajo de Gustavo Córdoba y Ana Zubán.
La encuesta también confirma que la inseguridad se convirtió en un reclamo central. Un 52% cree que los asaltos aumentaron desde la asunción del nuevo gobierno y en los grandes centros urbanos el porcentaje de gente que se siente insegura supera el 50%. El mismo porcentaje cree que el gobierno de Milei no está haciendo nada para frenar la inseguridad a pesar de que habla de ella todo el tiempo, un mal dato para la ministra Patricia Bullrich.
Otro dato muy malo para el Gobierno es que sólo el 41% cree que Milei tiene controlada la inflación.
La política argentina es traicionera. Puede convertir el éxito político en cenizas en cuestión de semanas. En este último estudio de marzo aparece una nueva tendencia en la opinión pública argentina que comenzó a aparecer en enero y se fue consolidando desde entonces y es la imagen negativa del gobierno que no hace más que crecer mes a mes.
El trabajo también aborda la relación entre aprobación y gobernabilidad: «Otra duda que estuvo siempre en boca del círculo rojo argentino desde la asunción del gobierno y se repetía en conversaciones de café y en roscas varias: mientras el gobierno no perforara el 40% de aprobación no iba a tener problemas de gobernabilidad. Pues bien, la aprobación está ahora mismo en un 41,6%. ¿Quiénes serán los garantes de la gobernabilidad si este gobierno empieza a ser una gestión apoyada solo por un tercio de la sociedad?».
INFO. GENERAL
Argentina derrotó 4 a 1 a Brasil en el Monumental

En un partido por las eliminatorias para el Mundial, el seleccionado albiceleste se impuso 4 a 1 en Buenos Aires, con goles de Julián Álvarez, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister y Giuliano Simeone
La selección de Argentina celebró su clasificación a la próxima Copa Mundial con una exhibición frente al equipo de Brasil. Goleó 4 a 1 y pudo haber marcado varias veces más, tan claro fue su dominio, en especial en la segunda parte. Sin Lionel Messi, el 10, su mayor figura, el combinado albiceleste que dirige Lionel Scaloni fue lucido y efectivo. Hizo todo en el partido, incluso, casi, el gol del rival. El campeón del mundo confirmó la vigencia y el porqué del título obtenido en Qatar 2022, también sus aspiraciones para la competencia que se disputará el año que viene en Estados Unidos, México y Canadá. En contraste, un tibio y apagado Brasil quedó relegado el cuarto puesto de la clasificación, empatado en puntos con Paraguay y sin sembrar semillas de ilusión.
Argentina llevaba 20 años sin ganarle a su clásico rival como local por las eliminatorias mundialistas. Ausente Messi por lesión, al igual que Lautaro Martínez, sus máximos goleadores en el certamen, en la noche de este martes dispuso de un equipo sustentado en su mediocampo, un eufemismo para denominar a todos los jugadores que no ocupaban la última línea y que intercambiaron funciones de ataque y defensa para desconcierto del contrincante, el sello de identidad del equipo de Scaloni. Cuando pisó el césped del estadio Monumental, en Buenos Aires, el conjunto local ya había clasificado para la próxima Copa del Mundo, gracias al empate previo de Bolivia y Uruguay.
Brasil también se presentaba sin su mejor figura, Neymar Jr., y con varias bajas relevantes. Su entrenador, Dorival Jr., optó por acumular jugadores ofensivos, Vinicius, Rodrygo, Raphinha y Matheus Cunha. Su objetivo de inquietar a los albicelestes fue una de las ilusiones que frustró el primer tiempo.
El partido arrancó con Argentina cuidando el balón y Brasil agazapado para contraatacar, en una suerte de equilibrio sin daños, la promesa del típico cotejo tenso, trabado y aburrido. Pero fue un espejismo que no duró cuatro minutos: ese tiempo tardó Julián Álvarez en convertir el 1 a 0. El gol fue el corolario de una gran asistencia de Thiago Almada desde la izquierda hacia el centro del área. El delantero del Atlético Madrid controló hacia el arco, aprovechó un rebote favorable —en un embate que recordó su primer gol a Croacia en la semifinal del último Mundial— y punteó la pelota casi con la suela de su botín derecho, entre las piernas del arquero Bento.
La aparente reacción brasileña fue otro espejismo, esta vez de ocho minutos: a los 12, Enzo Fernández ya marcaba el 2 a 0. Con toques cortos y veloces en el mediocampo, en una larga tenencia que Brasil solo supo mirar, Argentina se paseó por todo el frente de ataque para que Nahuel Molina centrara rasante desde la derecha. Lanzado al espacio libre, el jugador del Chelsea entró por detrás de la desorientada defensa y marcó sin resistencia.
Las camisetas amarillas entraron en un lapso de zozobra hasta que el mejor defensor argentino, Cristian Romero, eligió emparejar las cosas a los 26 minutos. Arriesgó sin necesidad y le regaló la pelota a Matheus Cunha para que marcara desde afuera del área, fuerte, cruzado y rasante, haciendo inútil el intento de Dibu Martínez. Y allí, con el 2-1, nació la última esperanza frustrada de Brasil. Los argentinos perdieron algo de confianza y sus rivales la ganaron. Fue una decena exacta de minutos. A los 36, la albiceleste sacó un tiro de esquina sin lanzar hacia el área, llevó el balón de izquierda a derecha. Fernández asistió, por encima de sus expectantes rivales, hacia la aparición sorpresiva de otro ¿mediocampista? Era Alexis Mac Allister. Definió de primera, con un toque por encima del cuerpo del portero.
En el segundo tiempo todas las promesas de Argentina se concretaron en el dominio del juego y las ocasiones de gol. El intento de Dorival Jr. de torcer el rumbo con tres cambios fue infructuoso. Los de Scaloni monopolizaron la tenencia de la pelota, con pases de proximidad y abruptos lanzamientos largos de igual precisión. Pudo convertir Álvarez, de zurda, de emboquillada. Pudo hacerlo Nicolás Tagliafico, con un cabezazo en el área chica, apenas desviado. También pudieron marcar Leandro Paredes y Rodrigo De Paul. Pero el que lo hizo fue Giuliano Simeone, a los 72 minutos, poco después de ingresar. Tagliafico desbordó por izquierda y centró para Mac Allister, que no pudo conectar. Desde el otro extremo y a la carrera, casi sin ángulo, el jugador del Atlético Madrid hizo restallar un latigazo al primer palo del portero. El estadio, repleto con más de 85.000 espectadores, ya era una gran fiesta.
El resultado y el desarrollo del partido parecieron una mera confirmación de las trayectorias que habían llevado a ambos seleccionados al encuentro de este martes. Brasil había llegado en puestos de clasificación rumbo al Mundial, con una serie de cinco partidos invicto, pero con grandes interrogantes abiertos. Si bien nunca ha dejado su cetro de gran potencia del fútbol, sus últimos años, posiblemente desde la estrepitosa derrota sufrida en la Copa de 2014, en su propia tierra, mostraron una selección irregular y oscilante, capaz de todo y de nada. No fue diferente en Buenos Aires.
Argentina, en cambio, atraviesa quizá el mejor momento de su historia futbolística, los resultados vuelven muy difícil desmentirlo. Campeona vigente de la Copa del Mundo, bicampeona vigente de la Copa América, primera en la tabla de posiciones de las eliminatorias (y ya clasificada) y primera también en el ranking global de la FIFA. Y con un desempeño en el juego acorde a esos logros: solidez defensiva y creatividad ofensiva, espectáculo y competencia con deportistas que se potencian entre sí y que —salvo alguna excepción— se destacan más en el combinado nacional que en sus clubes. El Monumental fue alegre testigo.
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