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La banda del Gordo Dan quiere ser «el brazo armado» de Javier Milei

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Fue en el partido de San Miguel, donde uno de los referentes de los jóvenes libertarios (Agustín Romo) trata de pisar fuerte. El lema recuperado del Duce y los oradores de un extraño acto al que había que ingresar con invitación previa.

Por Jeremías Batagelj

Con la extraña ventaja de la ignorancia, en la Sociedad Italiana de San Miguel un centenar de varones que no superan los 30 años se hicieron presentes para lo que ellos mismos autodenominaron «un evento histórico». Aunque en realidad se trató solo de la presentación privada de la nueva agrupación «Las Fuerzas del cielo», un rejunte de referentes libertarios del mundo virtual que buscan ganar más visibilidad con la intención de hacerse un lugar en las listas del 2025 de La Libertad Avanza. Y lo hacen a fuerza de provocaciones: el acto mantuvo una estética similar al Partido Nacional Fascista de los 30′, referencia de la que ellos mismos se jactaron en las redes sociales.

«Argentina será el faro que ilumina el mundo», decía la bandera central del escenario. Al lado, los lemas de «Dios», «propiedad», «libertad», «vida», «Dios», «patria» y «familia». La escenografía trató de viajar en el tiempo a la Italia de Il Duce. Lo malo es que los presentes no tomaban la referencia y prefirieron cantar en la previa una canción hecha por Inteligencia Artificial.

Por eso, para subir la apuesta, el que habló fue Daniel Parisini, mejor conocido como el Gordo Dan, quien sin metáforas pronunció el objetivo que persigue la nueva organización. «Queremos ser el brazo armado de Javier Milei», dijo sin ponerse colorado.  Los otros oradores (el evento tuvo 18 jóvenes arriba del escenario) repitieron -palabras más, palabras menos- el mismo mensaje del líder de la patrulla virtual que persigue a todo aquel que le haga oposición a Milei en Twiter. Para las Fuerzas del Cielo, los «fierros» son caracteres. Por ahora.

Que el evento haya sido en San Miguel no es obra de la casualidad. Barrio que parió, crió y protegió a Aldo Rico, ahora es Agustín Romo -diputado bonaerense de La Libertad Avanza- quien quiere pisar fuerte en esa localidad bonaerense. Por eso mismo no dudó -pese a su discurso antiestatista- en ubicar a punteros y familiares a partir de la plataforma de Trenes Argentinos, la compañía estatal que el Gobierno quiere privatizar. Fue Romo uno de los últimos en hablar en el escenario (antes fue el turno del «Galleguito» Álvarez, a cargo de la cruzada contra las universidades) y quien estuvo encargado de movilizar a la militancia para un acto que solo se accedía con invitación.  Un pequeño detalle que trasciende en las imágenes que la propia organización decidió difundir: casi el 90% de los asistentes eran varones. «Había menos minas que en una película de submarinos», dejaron trascender en otro sector del Gobierno una vez concluido el acto.

Agustín Laje fue invitado «estelar». El dirigente antiderechos es la figura que el Gobierno quiere lanzar como referente de la batalla cultural. Ya lo había hecho la semana pasada, cuando fue el orador de la Fundación Faro, un evento al que asistieron empresarios y otros integrantes del Círculo Rojo. Pero en San Miguel no había ceos sino adolescentes, así que Laje no se anduvo con vueltas y recurrió a los mismos insultos que usa el presidente para referirse a periodistas y economistas. Luego, en los pocos detalles que trascendieron de su discurso, pidió que se imponga «la hegemonía de la libertad» y que no se repita la experiencia de Chile, donde el neoliberalismo fue puesto en discusión a través del accionar de los jóvenes en la revuelta de 2019.

Para el cierre no hubo mucha imaginación. Después de gritar «Viva la libertad, carajo», el público tomó del cancionero peronista y modificó la letra de dos canciones.  Así concluyó el evento privado que los mismos asistentes trataron de definir como «histórico».


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En medio del ajuste del Gobierno, se hizo «La Noche de las Universidades»

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La actividad fue para conmemorar el 75º aniversario de la gratuidad universitaria implementada por Juan Domingo Perón en 1949.

Por Celeste del Bianco

Ayer, se realizó en todo el país “La Noche de las universidades”, en lo que fue la vigilia del 75º aniversario de la implementación de la gratuidad universitaria. Una medida adoptada por Juan Domingo Perón el 22 de noviembre de 1949, que democratizó el acceso a la educación superior y generó un cambio histórico. A modo de celebración hubo suelta de libros, charlas, mesas de consulta y otras actividades, que funcionaron también como una forma de visibilizar la grave crisis que atraviesa el sistema universitario con el ajuste que impuso el gobierno de Javier Milei.

“En estos momentos tenemos muchas cosas para ver, plantear y discutir. Creo que 75 años son más que importantes y en un momento donde están en discusión muchas de las cosas que pasan en la universidad pública. Así que creíamos más que conveniente hacer esto y que pueda quedar para el futuro”, le dijo a Página 12 Oscar Alpa, vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que fue el organismo que impulsó la idea de abrir las puertas a toda la comunidad hasta la medianoche. Esta conmemoración especial se da un contexto dramático para las universidades, que no saben si podrán funcionar el próximo año. Todo depende de la aprobación del Presupuesto 2025 en el Congreso, una ley que el Gobierno pareciera no querer sancionar y así seguir usando el del 2023 de manera discrecional. A esto se suma la situación de docentes y no docentes, que acumulan un 40% de pérdida del poder adquisitivo y que más del 85 % tienen sueldos por debajo de la línea de pobreza.

“La gratuidad es una bandera que hay que defender a toda costa porque nosotros somos un ejemplo como sistema en el mundo. Ojalá lleguemos a tiempo y que no terminen de destrozar todo, porque va a ser otra vez como en los 90, llegar y empezar de cero”, dijo Gabriela Vázquez, egresada de la carrera de Ciencias de la Educación que se acercó al Centro Cultural Universitario Paco Urondo, una de las sedes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el microcentro porteño. Miraba un telar de más de cuatro metros, bordado con pequeños muñecos coloridos hechos por mujeres chilenas exiliadas en Canadá en homenaje a las y los desaparecidos durante la dictadura militar.

En esa misma sede dieron una charla las escritoras Dolores Reyes y Sol Fantin, denunciadas por una fundación de ultraderecha por el supuesto «contenido sexual explícito» que sus libros esparcen en las escuelas bonaerenses. Alrededor de cien personas participaron del encuentro. Una de ellas fue Renata Vismara, integrante de de la Red de docentes por el derecho al aborto. “Estamos acá en repudio a este intento de prohibir esta literatura que para nosotras es clave. Estos libros, muchas veces, son la puerta de entrada para que pibes y pibas puedan contar lo que les está pasando. Porque no lo conocen, porque no se dan cuenta que lo que viven es violencia o porque les habilita hablar”, contó. Vismara es la primera generación universitaria en su familia, su mamá, jefa de hogar, es empleada pública y, ahora, ella tiene un título en Ciencias de la Educación. “Estamos ante un permanente ataque hacia lo público, hacia lo colectivo. En mi caso, con la universidad fue contundente el cambio en mi vida y en la de toda mi familia”, agrega.

Imagen Verónica Bellomo

El 22 de noviembre de 1949 Perón firmó el decreto N° 29337, que suspendió el cobro de los aranceles universitarios y reconoció el derecho universal a la educación superior gratuita que democratizó el acceso y dio espacio a sectores populares, obreros y de menores recursos.“La gratuidad fue premonitoria o inauguró un modo de pensar que hasta entonces había referido a la educación universitaria solamente como un privilegio para las élites. Por eso, defender a la gratuidad como valor también es defender un proyecto universitario en sintonía con el desarrollo nacional, en sintonía con la soberanía científica y, por supuesto, con la independencia económica y la justicia social”, le dijo a Página 12 la vicedecana de la Facultad de Filosofía, Graciela Morgade, que también participó de la charla.

Los rectores y rectoras de todo el país que integran el CIN ya anticiparon que si el Presupuesto 2025 no se modifica, las universidades no podrán funcionar. Necesitan 7.1 billones de pesos para gastos de funcionamiento y salarios, pero el gobierno de La Libertad Avanza solo propone 3.8 en un presupuesto que ni siquiera se sabe si será aprobado. En ese contexto de incertidumbre es que las universidades abrieron sus puertas a la medianoche.

La calle Corrientes también se convirtió en uno de los escenarios de “La Noche de las Universidades”, alumnos y docentes hicieron una suelta de libros. Llegaron desde la sede de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de la calle Bartolomé Mitre al 1800 hasta la peatonal y repartieron libros que consiguieron en una colecta, la idea surgió en Plaza Congreso mientras participaban del plan de lucha para conseguir un presupuesto adecuado. Juntaron alrededor de 500 y cada uno de ellos llevó una dedicatoria. “Quizás desde la parada del 98, ves a este edificio oscuro y aburrido, pero por adentro está lleno de color. Acá hay gente que imagina y crea mundos”, escribió en uno de esos libros Oscar Ojea, alumno de la Licenciatura en Artes. Firmó la dedicatoria para alguien que no conoce, pero al que quiere que le llegue su mensaje: su universidad es una cocina de arte y de creatividad maravillosa.

La decisiòn de abrir las universidades no es solo para celebrar la fecha histórica, sino también para seguir visibilizando el conflicto universitario, que ya lleva diez meses y que en el medio tuvo dos marchas masivas, tomas generalizadas, clases públicas y miles de actividades en todo el país. “Nosotros también tratamos de ir cambiando un poco las acciones porque repetirnos es hacer el juego a la estrategia de cansancio y de agotamiento, entonces como universo de arte tratar de crear y saltear los discursos de odio”, le contó a este diario Sergio Ramos, decano de Crítica de Artes. Y agregó: “Escribimos dedicatorias para que vayan esos libros con un poco de historia de la universidad. Pero también es traer al libro como instrumento de liberación, de creatividad, de imaginación, de empatía. Como cierto acto de generosidad y de convocar a otros modos de construir comunidad y de relacionarnos como sociedad”.


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