Una familia denunció que su hijo fue golpeado y amenazado con cuchillos por tres compañeros de la misma escuela secundaria. El hecho ocurrió tras la salida de la EPES N° 4. El episodio fue registrado en video, y la comunidad educativa exigió respuestas inmediatas. Educación confirmó que se activaron los protocolos y este viernes se realizó una reunión con familiares.

Una situación alarmante conmocionó a la comunidad educativa de Río Turbio luego de que se conociera la denuncia de una familia cuyo hijo fue brutalmente agredido y amenazado con cuchillos por tres estudiantes del mismo establecimiento, la EPES N° 4. El hecho ocurrió este miércoles, cuando el menor regresaba a su casa tras la jornada escolar.

Según trascendió, el ataque fue premeditado: dos de los agresores golpearon al estudiante mientras el tercero filmaba la escena. Este video, que comenzó a circular en redes y entre familias de la escuela, sumó aún más preocupación e indignación.

La familia de la víctima presentó una denuncia formal contra los tres adolescentes implicados, todos estudiantes del mismo colegio. En paralelo, un grupo de padres y madres convocó a una manifestación para exigir medidas concretas ante la gravedad del caso y la creciente sensación de inseguridad.

En respuesta, el Ministerio de Educación provincial informó este jueves que se activaron los protocolos correspondientes ante situaciones de violencia escolar. Además, se realizó una reunión en la institución con padres, directivos y funcionarios, donde se comunicaron las primeras acciones adoptadas.

Los familiares del joven agredido reclamaron que no haya demoras en las medidas disciplinarias, asegurando que sería imposible una convivencia normal dentro del establecimiento tras semejante agresión. «No es un conflicto entre chicos. Es un hecho violento, con amenazas de muerte. La escuela tiene que garantizar seguridad», señalaron.

Un límite que no se puede correr

Lo sucedido en Río Turbio no es solo un hecho aislado de violencia entre estudiantes. Es una señal de alerta sobre los límites que no deben cruzarse en el ámbito escolar. La educación no puede dar respuestas tibias frente a la violencia organizada, menos aún cuando hay pruebas tan contundentes como un video. La escuela debe ser un espacio de contención, no de miedo. La comunidad ha hablado. Ahora es el turno de actuar con firmeza.