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El Gobierno repartió palos y gases a los jubilados que marcharon contra el veto de Milei 

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La policía desalojó por la fuerza la protesta por jubilaciones dignas. El Gobierno justificó la violencia y dijo que seguirá reprimiendo a «cualquiera, sin importar su condición». «De pegarle a un jubilado no se vuelve», dijeron desde UxP. Preparan una gran marcha para el 20 de septiembre. 

La Policía Federal desalojó con gases lacrimógenos y palazos la protesta de un grupo de jubilados que este miércoles volvieron a manifestarse porque no les alcanza para vivir y en rechazo al inminente veto de Javier Milei a la ley de movilidad. “Nos cagaron a palos. Nos tiraron gases lacrimógenos en la cara, fue una locura”, describió Rogelio en diálogo con Página/12 la represión que sufrieron él y sus compañeros de la Unión de Trabajadores Jubilados en Lucha (UTJL) cuando intentaron armar una fila frente al Congreso con sus carteles y banderas que denunciaban el desguace del sistema previsional. La violencia, relató, la desataron los propios efectivos, “como si estuvieran buscando la foto de los golpes, porque le quieren decir a la sociedad que nadie puede protestar, no importa ni siquiera que seas un jubilado de la mínima”. La idea de las organizaciones que los nuclean es seguir convocando a movilizarse –lo hacen todos los miércoles sobre el edificio Anexo de Diputados– “porque no podemos permitir que seamos la variable de ajuste del Gobierno”, dijo Rogelio.

Los jubilados están con bronca. El mismo Gobierno que los mandó a reprimir este miércoles es el que se niega a convalidar cualquier aumento en los haberes previsionales –el que estableció el Congreso sería de 18 mil pesos– y también avanzó en el último mes en el recorte de los medicamentos con descuento cubiertos por el PAMI, bajo el argumento de que ‘no hay plata’. La idea de la marcha fue no sólo oponerse al veto de Milei a la actualización de la fórmula, sino denunciar el vaciamiento de la ANSES y del sistema en su conjunto. Se congregaron desde las 15 frente al Congreso, para marchar más tarde hacia Plaza de Mayo, tal como habían definido las organizaciones en un plenario el sábado pasado. Pero la represión trastocó los planes.

Los palos y los gases de la policía empezaron antes incluso que la marcha. Hubo jubilados que fueron agredidos con el gas pimienta que ya fue utilizado por la Policía en marchas anteriores. Hubo bastonazos y empujones. “Nos dieron feo. Somos grandes, yo tengo 73 años, mi señora 72. A todo el mundo golpeaban, al primero que pasaba le pegaban”, contó Rodolfo, uno de los jubilados que participó de la manifestación. “La policía estaba custodiando el Congreso como si nosotros fuéramos a invadirlo”, describió su esposa Lucía. “Por la represión, tuvimos que venir antes a Plaza de Mayo, pero estamos presentes, que es lo principal”, agregó.

Para Marcos Wolman, vicepresidente de la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubilados y Pensionados de la República Argentina, no había ningún motivo para reprimir, y la decisión de hacerlo es parte del ataque contra los movimientos sociales y las organizaciones populares. “Estábamos hablando representantes de todas las organizaciones como hacemos todos los miércoles. Fue una provocación de la policía”, aseguró.

En la Rosada demostraron una vez más no tener pelos en la lengua a la hora de justificar la represión. “Si un jubilado, un estudiante, un empresario o cualquier otra persona corta la calle, sin importar su condición, la obligación es correrlo», dicen. «Y si no se corre, lo tienen que correr por la fuerza».

La oposición, en tanto, salió a cruzar al Gobierno. “De pegarle a un jubilado no se vuelve. Día lamentable en el Congreso”, dijo la diputada Cecilia Moreau. “Hubo una organización más grande de la habitual y hubo una clara decisión de la policía de tomar una actitud distinta a la que tiene todos los miércoles”, expresó por su parte el titular del bloque de UxP, Germán Martínez.

De la marcha al veto

Otro manifestante que estaba presente al momento de los disturbios fue Eduardo Martínez, del Plenario de Trabajadores Jubilados. “La cantidad de gente que había en Congreso era muy superior a la gente que habitualmente nos juntamos los miércoles. Parece que la gente de la Federal se puso nerviosa y en vez de tratar civilizadamente de que nos acomodemos, empezaron a pegar palos”, afirmó. “De todas maneras, no entramos en la provocación que ellos nos montaban, y la idea fue salir organizados, como habíamos pactado, ocupando los dos carriles por toda la Avenida de Mayo”.

Pese a la represión, para Wolman el saldo de la movilización fue positivo. “La marcha de hoy fue realmente un hecho muy importante. La represión no impidió que se haga”, planteó y evaluó que hubo “gran cantidad de gente en relación a todas las marchas que hemos hecho, con una presencia importante para mostrar nuestro rechazo al veto de esta ley, y a la política que se aplica desde el Gobierno”.

El dirigente contó que desde hace más de 30 años se reúnen todos los miércoles de 15 a 16 frente al anexo de la Cámara de Diputados para luchar por la dignidad de los abuelos. “Comenzamos estos miércoles de los jubilados en 1993, cuando salió la ley que privatizó el sistema y creó las AFJP (Administradora de Fondos de Jubilaciones y Pensiones) durante el gobierno de Carlos Menem”, recordó. “Ya llevamos 1692 miércoles. Ahora le sumamos semaforazos en la esquina de Rivadavia y Entre Ríos”.

La ley que Milei anunció que vetará representa una módica mejora de los haberes jubilatorios pero no resuelve el problema, planteó Wolman. “Lo que este gobierno a través del veto está planteando, es que no está dispuesto a un aumento que es de 18.450 pesos”, sostuvo y explicó que si a la jubilación mínima (hoy en 227 mil pesos) se le suman los 70 mil del bono y el leve aumento que esta ley estipula, “estaríamos hablando de aproximadamente 316 mil pesos, que sería el 35 por ciento de la Canasta Básica Total para un jubilado”. 

Por otra parte, Wolman expresó su preocupación por el impacto que tendrá el recorte de los descuentos en los medicamentos que hasta el momento ofrecía el PAMI. “Los medicamentos están aumentando mucho más que los índices inflacionarios, según los datos estadísticos, inclusive los oficiales del INDEC”, apuntó. “Hay más de cinco millones de jubilados que reciben el haber mínimo y que van a dejar de adquirir estos medicamentos”.

El apoyo de la CGT

Por la tarde, la Confederación General del Trabajo (CGT) emitió un comunicado en el cual rechazó «enérgicamente la vergonzosa represión llevada adelante por la Policía Federal». «Esta CGT no cesará su lucha y su defensa de los jubilados en tanto las autoridades no tomen nota de que la variable de ahorro de ninguna manera puede ser quienes trabajaron toda su vida y construyeron con su esfuerzo los cimientos de nuestro país», dijeron desde la central obrera.

Algunas de las organizaciones que se movilizaron a Plaza de Mayo fueron la Unión de Trabajadores Jubilados en Lucha, la Confederación de Jubilados de la República Argentina, la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubilados y Pensionados de la República Argentina, la Agrupación Germán Abdala de ATE Capital, Jubilados del Frente Grande y el Encuentro de Jubilados de Asambleas Barriales. “No al veto de la movilidad de Milei y Macri, sí a los jubilados”, rezaba un cartel del Plenario de Trabajadores Jubilados de la Coordinadora Sindical Clasista, pegado en la reja de la Pirámide de Mayo. “AFJP nunca más”, decía otra pancarta, mientras que los volantes repartidos por los militantes de ATE Capital Federal advertían: “Con los jubilados no”.

Está prevista una nueva movilización de las organizaciones de jubilados para el 20 de septiembre, cuando se cumplan 124 años de la creación de la primera caja de jubilaciones del país, de los trabajadores hoy denominados estatales. «Siempre el 20 de septiembre hacemos una jornada muy importante porque reivindicamos la creación de una entidad dirigida y administrada por los trabajadores, con un sistema público, de reparto, intergeneracional», dijo Wolman. «Seguramente sea a Plaza de Mayo. Vamos a ser contundentes».

Informe: Juan Pablo Pucciarelli


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En medio del ajuste del Gobierno, se hizo «La Noche de las Universidades»

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La actividad fue para conmemorar el 75º aniversario de la gratuidad universitaria implementada por Juan Domingo Perón en 1949.

Por Celeste del Bianco

Ayer, se realizó en todo el país “La Noche de las universidades”, en lo que fue la vigilia del 75º aniversario de la implementación de la gratuidad universitaria. Una medida adoptada por Juan Domingo Perón el 22 de noviembre de 1949, que democratizó el acceso a la educación superior y generó un cambio histórico. A modo de celebración hubo suelta de libros, charlas, mesas de consulta y otras actividades, que funcionaron también como una forma de visibilizar la grave crisis que atraviesa el sistema universitario con el ajuste que impuso el gobierno de Javier Milei.

“En estos momentos tenemos muchas cosas para ver, plantear y discutir. Creo que 75 años son más que importantes y en un momento donde están en discusión muchas de las cosas que pasan en la universidad pública. Así que creíamos más que conveniente hacer esto y que pueda quedar para el futuro”, le dijo a Página 12 Oscar Alpa, vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que fue el organismo que impulsó la idea de abrir las puertas a toda la comunidad hasta la medianoche. Esta conmemoración especial se da un contexto dramático para las universidades, que no saben si podrán funcionar el próximo año. Todo depende de la aprobación del Presupuesto 2025 en el Congreso, una ley que el Gobierno pareciera no querer sancionar y así seguir usando el del 2023 de manera discrecional. A esto se suma la situación de docentes y no docentes, que acumulan un 40% de pérdida del poder adquisitivo y que más del 85 % tienen sueldos por debajo de la línea de pobreza.

“La gratuidad es una bandera que hay que defender a toda costa porque nosotros somos un ejemplo como sistema en el mundo. Ojalá lleguemos a tiempo y que no terminen de destrozar todo, porque va a ser otra vez como en los 90, llegar y empezar de cero”, dijo Gabriela Vázquez, egresada de la carrera de Ciencias de la Educación que se acercó al Centro Cultural Universitario Paco Urondo, una de las sedes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el microcentro porteño. Miraba un telar de más de cuatro metros, bordado con pequeños muñecos coloridos hechos por mujeres chilenas exiliadas en Canadá en homenaje a las y los desaparecidos durante la dictadura militar.

En esa misma sede dieron una charla las escritoras Dolores Reyes y Sol Fantin, denunciadas por una fundación de ultraderecha por el supuesto «contenido sexual explícito» que sus libros esparcen en las escuelas bonaerenses. Alrededor de cien personas participaron del encuentro. Una de ellas fue Renata Vismara, integrante de de la Red de docentes por el derecho al aborto. “Estamos acá en repudio a este intento de prohibir esta literatura que para nosotras es clave. Estos libros, muchas veces, son la puerta de entrada para que pibes y pibas puedan contar lo que les está pasando. Porque no lo conocen, porque no se dan cuenta que lo que viven es violencia o porque les habilita hablar”, contó. Vismara es la primera generación universitaria en su familia, su mamá, jefa de hogar, es empleada pública y, ahora, ella tiene un título en Ciencias de la Educación. “Estamos ante un permanente ataque hacia lo público, hacia lo colectivo. En mi caso, con la universidad fue contundente el cambio en mi vida y en la de toda mi familia”, agrega.

Imagen Verónica Bellomo

El 22 de noviembre de 1949 Perón firmó el decreto N° 29337, que suspendió el cobro de los aranceles universitarios y reconoció el derecho universal a la educación superior gratuita que democratizó el acceso y dio espacio a sectores populares, obreros y de menores recursos.“La gratuidad fue premonitoria o inauguró un modo de pensar que hasta entonces había referido a la educación universitaria solamente como un privilegio para las élites. Por eso, defender a la gratuidad como valor también es defender un proyecto universitario en sintonía con el desarrollo nacional, en sintonía con la soberanía científica y, por supuesto, con la independencia económica y la justicia social”, le dijo a Página 12 la vicedecana de la Facultad de Filosofía, Graciela Morgade, que también participó de la charla.

Los rectores y rectoras de todo el país que integran el CIN ya anticiparon que si el Presupuesto 2025 no se modifica, las universidades no podrán funcionar. Necesitan 7.1 billones de pesos para gastos de funcionamiento y salarios, pero el gobierno de La Libertad Avanza solo propone 3.8 en un presupuesto que ni siquiera se sabe si será aprobado. En ese contexto de incertidumbre es que las universidades abrieron sus puertas a la medianoche.

La calle Corrientes también se convirtió en uno de los escenarios de “La Noche de las Universidades”, alumnos y docentes hicieron una suelta de libros. Llegaron desde la sede de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de la calle Bartolomé Mitre al 1800 hasta la peatonal y repartieron libros que consiguieron en una colecta, la idea surgió en Plaza Congreso mientras participaban del plan de lucha para conseguir un presupuesto adecuado. Juntaron alrededor de 500 y cada uno de ellos llevó una dedicatoria. “Quizás desde la parada del 98, ves a este edificio oscuro y aburrido, pero por adentro está lleno de color. Acá hay gente que imagina y crea mundos”, escribió en uno de esos libros Oscar Ojea, alumno de la Licenciatura en Artes. Firmó la dedicatoria para alguien que no conoce, pero al que quiere que le llegue su mensaje: su universidad es una cocina de arte y de creatividad maravillosa.

La decisiòn de abrir las universidades no es solo para celebrar la fecha histórica, sino también para seguir visibilizando el conflicto universitario, que ya lleva diez meses y que en el medio tuvo dos marchas masivas, tomas generalizadas, clases públicas y miles de actividades en todo el país. “Nosotros también tratamos de ir cambiando un poco las acciones porque repetirnos es hacer el juego a la estrategia de cansancio y de agotamiento, entonces como universo de arte tratar de crear y saltear los discursos de odio”, le contó a este diario Sergio Ramos, decano de Crítica de Artes. Y agregó: “Escribimos dedicatorias para que vayan esos libros con un poco de historia de la universidad. Pero también es traer al libro como instrumento de liberación, de creatividad, de imaginación, de empatía. Como cierto acto de generosidad y de convocar a otros modos de construir comunidad y de relacionarnos como sociedad”.


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