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Con las paritarias no hay libertad que valga

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El ministro de Interior, Guillermo Francos, le subió el tono a la confrontación y dijo que podría haber sanciones si el sindicato anuncia una medida de fuerza. Este lunes podría haber un paro si la alguna de las patronales del sector no paga los aumentos paritarios que la Rosada, por ahora, se resiste a homologar. Luis «Toto» Caputo buscó dar un mensaje aleccionador: «ningún acuerdo puede estar por encima de la inflación», dijo. 

El Gobierno volvió a embarcarse en una cruzada y eligió como su enemigo de la hora al gremio de Camioneros. Frente a la advertencia de su secretario general adjunto, Pablo Moyano, de que podría haber un paro nacional del sector en caso que alguna de las patronales no pague a partir de este lunes el aumento salarial acordado para marzo y abril, las principales espadas de la administración libertaria decidieron salir a confrontarlo con artillería pesada. El primero en hacerlo fue el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, quien disparó que el acuerdo paritario se estableció “por encima de la inflación”, razón por la cual, dijo, la Rosada no está dispuesta a legitimarlo y no firmará la homologación. Luego, el ministro de Interior, Guillermo Francos, deslizó que podría haber sanciones en caso de una medida de fuerza. “El Gobierno hará lo que tenga que hacer en la medida que se tomen las medidas que se tomen”, amenazó. La guerra está declarada.

“El ministro de Economía dijo con claridad que el Gobierno no iba a convalidar aumentos por encima de la inflación, de manera que habrá que ver cómo se plantea esa discusión y cuál es la medida que el Gobierno toma si se llega a realizar un paro”, dijo Francos este domingo, parafraseando a Caputo y subiéndose al ring contra el dirigente de Camioneros y miembro del triunviro de la CGT.

Francos apuntó de forma directa a Moyano y calificó de “patoteada” la posibilidad de que el gremio vaya al paro en caso de que algunas empresas del rubro no cumplan con el acuerdo. Incluso dijo estar “un poco harto” de las medidas de fuerza y amenazó con que “el Gobierno hará lo que tenga que hacer en la medida que se tomen las medidas que se tomen”.

Cerca de Moyano le bajaban el precio este domingo a las declaraciones del ministro, alegando que al gremio lo protegen las leyes laborales y la Constitución para convocar a una medida de fuerza, además de caracterizar como “mediáticas” a las declaraciones de Francos.

Paritarias sin libertad

Quien inició la guerra discursiva contra Moyano fue el ministro de Economía, Luis Caputo. El viernes pasado, de hecho, en el Boletín Oficial se publicó la homologación de 22 acuerdos paritarios, entre los que no figuraba el de Camioneros. En una entrevista televisiva posterior, confirmó que la misma «no será homologada por el Gobierno», algo que, dijo, podría extender al resto de los gremios que, según la visión de la administración libertaria queden «por encima de la inflación». 

«No podemos convalidar aumentos del 25 por ciento cuando la inflación está bajando», aseguró Caputo, quien dejó en claro que para el Gobierno hay libertades y libertades: se pueden subir los precios y las tarifas, pero no los salarios. 

El gremio de Camioneros había acordado un aumento del 25 por ciento para marzo y otro 20 para abril, lo que acumulaba un 45 por ciento en el primer cuatrimestre del año. Para el gremio, de todos modos, el acuerdo no esta por encima de la inflación, como planteó Caputo: dicen que no contaban con actualizaciones salariales desde noviembre, cuando la inflación se disparó en más de un 100 por ciento desde la llegada de Javier Milei al Gobierno

Además, plantean que el principal conflicto puede darse a partir de la negociación que se viene para la actualización del mes de mayo. 

En ese marco, Camioneros avanzó con las paritarias en Provincia de Buenos Aires, con el gobernador Axel Kicillof, en Chubut, con Ignacio «Nacho» Torres, lo que llevó tranquilidad de que se los aumentos efectivamente se cobren a partir de este lunes. En ambas provincias el acuerdo fue homologado y en el sindicato apuestan a que a partir de este lunes se empiecen a pagar las actualizaciones en aquellas empresas en que todavía no se empezó a pagar. Y aclaran que podría haber un paro nacional del sector sólo en el caso de que algunas de las empresas decidan no pagar los aumentos apalancados en la decisión del Gobierno nacional de no homologar la paritaria. 

En tanto, el secretario general del gremio, Hugo Moyano, convocó por carta a los empresarios del sector para reunir a partir de este jueves el nuevo aumento salarial a pagarse a partir del primero de mayo. 

En su afán disciplinador, desde la Secretaría de Trabajo, a cargo de Julio Cordero –un hombre del Grupo Techint–, dejaron trascender que la decisión del gremio de defender el sueldo de sus afiliados es «ilegítima» e insistieron con que «no vamos a aceptar aprietes». 

Francos fue mas allá. “Este tema de la coerción del gremio de camioneros y de la patoteada de Pablo Moyano al conjunto de los argentinos los tiene un poco hartos, de manera que el gobierno hará lo que tenga que hacer en la medida que se tomen las medidas que se tomen”, disparó. 

Caputo, por su parte, dejó en claro que para el Gobierno hay libertades y libertades: “Las paritarias son libres, pero después, como regulador, la Secretaría de Trabajo tiene que homologar eso porque no vas a a homologar algo que no tiene ningún sentido; vos mismo te generás un problema”, había dicho. 

La CGT define los pasos a seguir

La guerra discursiva que encaró la Rosada contra Camioneros busca un efecto disciplinador, como preámbulo de una semana clave en la que la dirección de la CGT deberá definir si le pone fecha a un paro general o una movilización contra las políticas de ajuste del Gobierno. En ese marco, el cierre de las paritarias en algunos sectores puede ser clave a la hora de agilizar o aplacar el conflicto en ciernes entre la Rosada y la central obrera. 

El sector más combativo de la CGT –dentro del cual se inscribe Camioneros– viene reclamando un paso adelante en materia de ocupación de las calles contra el gobierno. En ese sentido, Moyano dijo recientemente que al peronismo le «falta más decisión» para encarar un proceso «que genere esperanza en la gente». 


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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