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Viernes 20 de Junio del 2025

SOCIEDAD

La revancha del Gobierno contra la CGT: Desregulación de las obras sociales y recortes en el Fondo Solidario

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La administración libertaria no le perdona a la central obrera el rechazo al DNU y va por más. Sturzenegger y Caputo planean desregular y desfinanciar a las obras sociales, lo que afecta a los millones de afiliados. «Es una rémora de los 90s», planteó el Secretario de Acción Social de la central obrera, José Luis Lingeri.

La serie de decretos que el Gobierno tiene en carpeta desde diciembre como plan B en caso que se cayera el proyecto de ley ómnibus comenzarán a ver la luz a partir de esta semana. Se trata de una nueva saga de medidas concebidas en la Rosada para echar mano de la famosa “botonera del Estado”, con el objetivo de profundizar el plan de ajuste y “empobrecer a los que ponen trabas”, tal como lo describió el ministro sin cartera ni filtro a la hora de declarar Federico Sturzenegger. En esa lista aparece como prioridad oficial la desregulación de las obras sociales de los trabajadores del sector privado, a las que el propio Javier Milei describió como una “caja negra”. Esa idea ya estaba contemplada en el capítulo laboral mega-DNU y había sido frenada por la justicia a través de distintas medidas cautelares, pero la administración libertaria insistirá con su aplicación, lo que promete nuevos conflictos en la calle, principalmente con la CGT.

La idea de avanzar sobre un tema tan sensible para los trabajadores como su cobertura de salud se terminó de cocinar este viernes en una reunión en casa de Gobierno de la que participaron Sturzenegger y el asesor estrella Santiago Caputo, entre otros funcionarios de primeras y segundas líneas. Parte del paquete de ajuste contra los gremios incluye transferirles a las obras sociales la totalidad del costo del servicio para los afiliados con discapacidad, que por ahora está cubierto por el Fondo Solidario de Redistribución

La versión que dejaron trascender desde la actual conducción de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) es que se publicará esta semana vía decreto la reglamentación de una parte del DNU 70/23 que habilitaría la libre elección de una obra social o prepaga por parte de los trabajadores, mientras que está en «estudio» lo que pasará con los fondos para discapacidad. La desregulación de las obras sociales había sido frenada por la justicia, junto al resto del capítulo laboral del decretazo, a través de diversas cautelares solicitadas por la CGT.

Una rémora de los 90s

“La desregulación de las obras sociales viene desde la década de los 90, con el Gobierno de Menem y Cavallo», lanzó este domingo el Secretario de Acción Social de la CGT y titular del sindicato de Sanidad (SGBATOS), José Luis Lingeri. «Lo de la libre elección excluye que el trabajador tenga que permanecer un año en su obras social de origen y ahora lo podría hacer sin cumplir con ese período en la nueva actividad a la que ingrese. Por otra parte se incorpora la medicina prepaga en forma voluntaria, para eso, el trabajador se deberá inscribir en el registro de obras sociales de la Superintendencia de Servicios de Salud y tendrá que aportar el 20% al Fondo Solidario de Redistribución (FSR)”, explicó el dirigente.

“Supuestamente se eliminará la triangulación que se hacía entre las obras sociales y las prepagas. Este fue un tema largamente pedido por la CGT. Ahora el trabajador podrá hacer directamente el aporte a la prepaga en caso que opte por esta, y una vez hecha la opción deberá permanecer un año en la misma. Lo que no está resuelto en estos cambios son los medicamentos de alto precio. Tampoco qué pasará con los monotributistas -que debería ser de carácter obligatorio y no voluntario para el grupo familiar-, y los jubilados que opten por la obra social de la actividad. En ese caso, el PAMI debería transferir la parte que les retiene por estos beneficios”, describió el titular del SGBATOS.

Respecto del recorte de los subsidios para afiliados con discapacidad, el Gobierno ya había deslizado la semana pasada que la Superintendencia de Servicios de Salud estaba trabajando en “un informe” sobre “cómo funcionan” los subsidios que reciben las obras sociales,con la idea de recortar fondos a «los que ponen trabas en la rueda», en referencia a los gremios. Se trata del mismo argumento –la supuesta “falta de transparencia”– que ya utilizó el Gobierno para recortar los fondos para los comedores que organizan los movimientos sociales y que dejó a miles de familias sin un plato de comida en plena escalada inflacionaria.

«El tema excluyente sigue siendo el de discapacidad, que se lleva el 90 % del Fondo Solidario de Redistribución”, sumó Lingeri. 

Que sea por decreto

Las principales espadas del Gobierno ya dejaban trascender en las horas posteriores al naufragio del proyecto de ley ómnibus que varias de las reformas que no pasaron el filtro del Congreso saldrían mediante DNUs, decretos simples y resoluciones ministeriales. La idea rectora es aplicar a fondo el déficit cero, el mantra ordenador de la gestión libertaria. En Balcarce 50 ya ponían como caso testigo la intervención de los medios públicos como el camino a seguir, por caso, para despedir personal y desguazar a las empresas del Estado cuya privatización había sido rechazada en Diputados.

En esa línea, a la par de la desregulación de las obras sociales, el Gobierno pretende avanzar en el corto plazo con los recortes en cultura –por ejemplo en el Instituto del Cine–y en los mentados «fondos fiduciarios» que también saldrían esta semana a través de decretos.  

Conflicto en puerta 

Ante ese escenario, la CGT le abrió la puerta a una nueva medida de fuerza. «El Gobierno está generando todas las condiciones para un nuevo paro», lanzó este fin de semana el cosecretario general de la central obrera Héctor Daer, uno de los secretarios generales de la CGT. «No vamos a poner fechas todavía, pero se está discutiendo el paro general», avisó por su parte Pablo Moyano. 

El panorama de conflicto se puede completar esta semana con la convocatoria que realizó el Gobierno tanto a los gremios docentes como a los estatales para discutir paritarias. «Será difícil un acuerdo», advirtieron desde ATE. 


Avisos

RIO TURBIO

20 de junio ¿por qué celebramos el Día de la Bandera?

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A 205 años del fallecimiento de Belgrano, la Argentina celebra el Día de la Bandera. Por qué se eligió esta fecha, cómo nació el símbolo patrio más reconocido y qué lugar ocupa hoy en la construcción de la identidad nacional.

Por Dr. Cristian Baquero Lazcano

Cada año, cuando el invierno apenas asoma y el calendario marca el 20 de junio, la Argentina entera detiene su marcha. Las aulas, las plazas, los medios de comunicación y los discursos institucionales se visten de celeste y blanco. El Día de la Bandera no es solo una evocación protocolar, es una cita con la historia y con la identidad.

La fecha fue establecida por ley en 1938, como homenaje al fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la enseña patria, ocurrido el 20 de junio de 1820. Pero la elección no fue casual ni improvisada, fue una forma de dar visibilidad y reconocimiento tardío a uno de los hombres más lúcidos, comprometidos y silenciosos de la emancipación sudamericana.

¿Por qué el 20 de junio?

Belgrano murió en soledad y sin honores oficiales. Aquel 20 de junio de 1820, Buenos Aires atravesaba una de las mayores crisis políticas de su historia, las provincias estaban en conflicto, las autoridades se disputaban el poder, y el deceso del prócer pasó prácticamente inadvertido. No hubo exequias de Estado ni luto nacional.

Recién en el siglo XX se saldaría esa deuda simbólica con la figura del prócer. El 8 de junio de 1938, el Congreso Nacional sancionó la Ley 12.361, que instauró el 20 de junio como feriado nacional en homenaje a la bandera y a su creador. Desde 2011, por decreto, es un feriado inamovible. Y desde entonces, la fecha se transformó en una jornada de reflexión, promesa escolar y conmemoraciones masivas, especialmente en Rosario, donde la bandera fue izada por primera vez.

Una bandera que nació sin autorización

La bandera argentina fue creada el 27 de febrero de 1812, en el entonces villorrio de Rosario, en plena campaña del Ejército del Norte. Belgrano, al frente de las tropas, ordenó levantar una bandera que pudiera distinguir a los soldados patriotas en el campo de batalla. La escarapela ya había sido adoptada oficialmente días antes, con los colores blanco y celeste.

Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”, escribió Belgrano en su informe. El Triunvirato porteño, sin embargo, le prohibió seguir usándola. Pero el símbolo ya había calado hondo.

Del campo de batalla al aula escolar

Los primeros usos de la bandera fueron estrictamente militares. En una época sin uniformes ni divisas claras, era clave tener una insignia que permitiera distinguir aliados de enemigos. El color rojo, tradicionalmente asociado a los realistas, fue evitado de forma explícita por Belgrano.

Con el tiempo, la bandera ganó legitimidad popular y política. El Congreso de Tucumán la adoptó como símbolo nacional en 1816, y dos años después, en 1818, se incorporó el Sol de Mayo, inspirado en las primeras monedas patrias acuñadas en Potosí.

Este sol -con rostro humano y 32 rayos alternados- representa la Revolución de Mayo y marca el carácter de “bandera mayor” o de guerra, a diferencia de la versión sin sol, usada hasta 1985 por particulares.

Rosario, el corazón de la celebración

La ciudad de Rosario, donde Belgrano izó por primera vez la bandera a orillas del río Paraná, es la sede histórica de las celebraciones. Allí se erige el Monumento Nacional a la Bandera, inaugurado oficialmente el 20 de junio de 1957, con desfiles, discursos y presencia de autoridades. Desde hace algunos años, se sumó un símbolo colectivo de gran impacto, la bandera más larga del mundo, confeccionada por miles de vecinos y escuelas en tramos que se van uniendo hasta superar los diez kilómetros.

De emblema militar a símbolo colectivo

La bandera no es solo un paño, ni un accesorio ornamental. Es un emblema de pertenencia, un testigo silencioso de la historia y una señal de identidad cultural. Flamea en las escuelas, pero también en los balcones, los estadios, las movilizaciones, las tragedias y los logros deportivos.

Por eso, cada 20 de junio, la Promesa de Lealtad a la Bandera que realizan los alumnos de cuarto grado en todo el país adquiere una profundidad especial. No es una fórmula vacía. Es la primera vez que muchos niños se reconocen parte de una comunidad política que los trasciende.

Un legado que interpela

Belgrano no fue solo el creador de la bandera. Fue también un reformista ilustrado, defensor de la educación gratuita, promotor de la industria nacional y figura clave en el proceso de independencia. Su vida, cargada de renuncias personales y servicio público, representa una ética de la responsabilidad que todavía hoy resulta incómoda en tiempos de discursos fáciles.

Que este 20 de junio no sea apenas una jornada con discursos escolares y mástiles engalanados. Que sea también un momento para preguntarnos cuánto hay en nosotros de esa promesa original, la de construir una patria libre, justa y soberana. Como la que Belgrano imaginó bajo su bandera.

(*) Cristian Baquero Lazcano

Profesor e Investigador Universitario. Doctor en Psicología Social. Director de Comunicación de la Asociación Argentina de Ceremonial y Protocolo (ASARP). Especialista en Heráldica y Vexilología. Creador de banderas y escudos oficiales en municipios y comunas de la República Argentina.


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