Pasada la medianoche los diputados del oficialismo junto a la oposición amigable votaron un cuarto intermedio para seguir la sesión este viernes a las 10 de la mañana. Ya tienen el acuerdo para votar en general la ley ómnibus y acercaban posiciones para la votación en particular, sobre todo en el capítulo de las privatizaciones y el de las facultades delegadas. Unión por la Patria y la izquierda votarán en contra.

El segundo día de debate en el recinto de la Cámara de Diputados del proyecto de ley ómnibus fue complejo, discutido, extenso e incluso pareció que podía tambalear cuando la violencia en la calle, provocada por la represión que aplicaron las fuerzas federales de seguridad a los manifestantes que rechazaban la ley que impulsa el gobierno libertario, pareció que podía afectar el desarrollo del debate. Pasada la medianoche, se votó otro cuarto intermedio hasta las 10 de la mañana. El acuerdo que había alcanzado el oficialismo con la oposición friendly prevé una votación en general en algún momento de este viernes. Descuentan que se aprobará sin inconvenientes con los votos del PRO, radicales, algunos provinciales, Hacemos Coalición Federal, el desprendimiento peronista de Tucumán y otros provinciales. Luego llegará el turno de votar el extenso articulado que seguirá siendo materia de negociación, pero para saber cuáles sobrevivirán a las negociaciones habrá que esperar varias horas hasta que se reanuede la sesión. Lo único cierto es que la probable media sanción acerca a Milei a concretar su plan de desguace del Estado y así destruir el entramado público de servicio y contención de las grandes mayorías.

Poco antes de las 12.30 las pantallas del recinto de Diputados avisaron que había quórum y la sesión continuó. El dictamen, al que la oposición dura denominaba fantasma, finalmente apareció varias horas más tarde. Tiene 346 fojas pero eso no evitó que entre el oficialismo y la oposición amigable mantuvieran las negociaciones durante toda la jornada parlamentaria para garantizarse la votación en general y, sobre todo, el voto de cada uno de los artículos que consumirá varias horas más.

El acuerdo

Según trascendió, el acuerdo alcanzado pasa específicamente por las facultades delegadas y las empresas estatales a privatizar. Con respecto a estas últimas, el gobierno ofreció una reducción de 36 a 27 las que están destinadas a una privatización total, salvo el Banco Nación, Arsat y Nucleoelétrica que podrían ser privatizadas pero de manera parcial.

Entre las nuevas que supuestamente se «salvaron», se encuentran el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE); la Casa de la Moneda; Dioxitek; Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA); Fabricaciones Militares; Radio de la Universidad Nacional del Litoral, Radio Universidad de Córdoba; Vehículo Espacial Nueva Generación SA y Yacimiento Minero Agua de Dionisio (Ymad). 

Esta nómina permite ver con cuáles gobernadores la Casa Rosada logró un acuerdo. Por caso, tanto FAdeA y la Radio Universidad de Córdoba están ubicadas en la provincia que gobierno Martín Llaryora. Algo similar ocurre con la radio de la universidad del Litoral que está en Santa Fe que administra el radical Maximiliano Pullaro. 

Por el contrario, todo el sistema nacional de medios públicos permanece en la lista de las desguazables como es el caso de Aerolíneas Argentinas. La oposición amigable, como el PRO e incluso los radicales quisieron deshacerse sin éxito de estas empresas cuando gobernaron el país entre 2015 y 2019. Al parecer, las privatizaciones deberán ser controladas por la comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones que ya existe.

En cuanto a la declaración de emergencia trascendió que Milei aceptó eliminar de la lista a la fiscal y previsional. Por ahora, porque todo es materia negociable, el proyecto mantiene la declaración de emergencia pública en materia económica, financiera, de seguridad, tarifaria, energética y administrativa hasta el 31 de diciembre de 2024. Un plazo más corto al que pretendía Milei pero que podrá ser prorrogado por el Congreso por un año más.

El reinicio

La sesión, conducida a los empellones por Martín Menem, fruto de su inexperiencia y desconocimiento cabal del reglamento parlamentario, se reinició tras el cuarto intermedio aprobado en la noche del miércoles. Por suerte, Menem contaba con la inestimable ayuda de Miguel Pichetto que cada vez que hablaba le daba una lección exprés de conducción parlamentaria.

El avance de las negociaciones le permitió al oficialismo afianzar su confianza en la aprobación en general del texto normativo. En ese sentido y buscando reducir la cantidad de horas de debate, la conducción del bloque de La Libertad Avanza bajó a varios de sus integrantes de la lista de oradores. Eso no evitó que se escucharan discursos pobres en contenido como el del libertario César Treffinger (Chubut) que buscó ser original al momento de hablar: «No somos 38 diputados, somos el 56 por ciento del país y los invitamos a sumarse para tener la Argentina que nos merecemos, pero es con Milei, con la ley de Bases y dejar de robar por cuatro años», finalizó parafraseando al gastronómico Luis Barrionuevo.

El chaqueño Juan Manuel Pedrini de UxP también usó este recurso y prefirió la muletilla de Milei al sostener que los libertarios cuando «hablan y terminan los discursos con ‘viva la libertad, carajo’. Yo les puedo decir: la venta de empresas, al carajo; la delegación de facultades al recontra carajo», afirmó.

A su turno, la radical santacruceña Roxana Reyes repudió la represión del miércoles por la noche donde fueron detenidas unas militantes radicales. La legisladora sorprendió porque primero repudió la violencia, calificó de exceso lo realizado por las fuerzas de seguridad y luego dijo: «No somos kirchneristas, no estamos de acuerdo con que corten las rutas ni corten la calle. Pero tampoco estamos de acuerdo con los excesos», dijo sin sonrojarse por su desliz antiperonista.

La represión

Los discursos se sucedían sin solución de continuidad cuando llegó la noticia del inicio de la represión policial a los que manifestaban contra la ley ómnibus. Fue entonces que por iniciativa de diputados de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda se reclamó un cuarto intermedio de una hora para poder bajar a la plaza y tratar de frenar la avanzada violenta de las fuerzas que conduce Patricia Bullrich. 

El oficialismo y sus aliados comenzaron a expresarse en contra del pedido de UxP, el FIT e incluso la Coalición Cívica. Desde los palcos hubo aplausos y vítores, pero esto molestó al jefe del bloque Hacemos Coalición Federal, Miguel Pichetto, que pidió la palabra para afirmar que su bancada «no va a permitir que se interrumpa la labor de un poder del Estado». Otra vez los aplausos y gritos bajaron desde los palcos pero eso malquistó aún más al legislador que mirándolos dijo: «No, no aplaudan nada viejo. Dejen de aplaudir, no sean pelotudos». Luego pudo terminar su corto discurso para justificar su rechazo al cuarto intermedio: «Lamentamos los hechos de violencia, se debe investigar. La gente tiene derecho a manifestarse pero no tiene derecho a protagonizar hechos violentos».

Legisladores que integran los bloques que pidieron el cuarto intermedio se levantaron de sus bancas y fueron hasta la plaza buscando apaciguar la represión. Sus pedidos no encontraron eco entre los oficiales de las fuerzas de seguridad que practicaban la violencia con el cuerpo de los manifestantes. Adentro, la sesión continuó sin inmutarse.