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El gol más importante de Riquelme: es el nuevo presidente de Boca

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Con casi el 40 por ciento del padrón escrutado, el actual vice suma el 65 por ciento de los votos contra el 35 de la lista opositora. Macri se fue a Arabia y ni siquiera se presentó a sufragar.
Daniel Guiñazú

Por Daniel Guiñazú

Juan Román Riquelme anotó el gol más importante de su vida. En las elecciones más politizadas y con la mayor concurrencia de socios de la historia del fútbol argentino (votaron 43.367 asociados), el ídolo mayor de los boquenses llegó a la presidencia del club ya que derrota por el 65 por ciento de los sufragios a la lista opositora que encabezaba Andrés Ibarra e impulsaba el expresidente de la Nación Mauricio Macri en las elecciones llevadas a cabo en tres carpas montadas sobre el campo de juego de la Bombonera. Cerca de las 23, el propio Ibarra aceptó la derrota aunque haciendo la salvedad de que no tomaba en cuenta los votos de las mesas que habían sido observados por la jueza Alejandra Abrevaya.

Con casi el 40 por ciento de las mesas contadas en el Salón Filiberto del estadio, el escrutinio arrojaba a favor de Román el 65 por ciento de los votos contra el 34,9 por ciento del macrismo, lo que convierte en irrelevante el recuento judicial de los votos que la oposición macrista impugnó por presuntas irregularidades en su paso de la condición de adherentes a activos. De los 13.364 socios que fueron oportunamente denunciados y que forzaron dos medidas cautelares de la jueza Abrevaya, una de las cuales postergó los comicios por quince días, sólo 6500 se presentaron a votar. En esas mesas, las ventajas a favor de la lista de Riquelme fueron mucho mayores que las que se lograron en el resto por lo que fueron observadas por los abogados de la oposición macrista.

La victoria del ídolo boquense y en paralelo, la derrota de Macri (quien no estuvo presente porque en la madrugada del sábado viajó a presenciar el Campeonato Mundial de Clubes a Arabia Saudita) también desacomodan politicamente al presidente Javier Milei, quien concurrió a votar a primera hora de la mañana y había expresado en público su respaldo a la lista macrista, y a la llegada de Martín Palermo a la dirección técnica del primer equipo. A partir de este resultado, crecen las posibilidades de que el nuevo presidente de Boca anuncie esta semana a Diego Martínez, el exentrenador de Tigre y Huracán como el nuevo técnico para la temporada 2024 y a Arturo Vidal y a Ever Banega como los primeros refuerzos. 

Milei llegó a la Bombonera a las 10,12 de la mañana del domingo en medio un operativo diseñado por la custodia presidencial y la seguridad del club e ingresó a la carpa A por una de las esquinas del campo de juego. Le llevó apenas siete minutos votar en la mesa 19 y luego se retiró en medio de silbidos e insultos de los asociados boquenses, algunos de los cuales empezaron a corear «el club de los socios». La referencia tiene que ver con el impulso que el presidente de la Nacion le viene dando al modelo de las sociedades anónimas deportivas para el futuro del fútbol argentino y que podría imponer esta misma semana a través de un decreto de necesidad y urgencia. 

Durante la áspera campaña y con un mensaje dirigido al corazón del hincha boquense, Riquelme reiteradamente acusó al macrismo de querer entregar al club a capitales privados y se opuso con tenacidad a la construcción de un nuevo estadio para 105 mil espectadores en la zona de Casa Amarilla. Por lo que su triunfo también puede interpretarse como una nueva negativa rotunda de los socios a cualquier proyecto de conversión de los clubes en sociedades anónimas deportivas.

El nuevo presidente de Boca emitió su voto poco después de las 15 en la mesa 75 de la carpa A de la que salió rodeado de decenas de hinchas y socios que saltaban y cantaban a su lado y luego se dirigió a su centro de operaciones ubicado frente a la Bombonera en la esquina de Aristóbulo del Valle e Irala. Allí lo esperaban su familia, su núcleo de amigos más cercanos y ex jugadores boquenses como Marcelo Delgado, Blas Giunta, Raúl Cascini, Diego Soñora, Antonio Barijho, Alberto Márcico y Sergio «Manteca» Martínez. Tras compartir un rato con ellos, luego del cierre de los comicios Riquelme se dirigió a Casa Amarilla desde donde siguió la evolución mesa a mesa del recuento. 

Debe resaltarse que las elecciones se realizaron con total normalidad y con gran fluidez en el ingreso y egreso de los socios a las tres carpas levantadas sobre el césped de la Bombonera. A pesar del vendaval de viento y lluvia que castigó la ciudad de Buenos Aires y el conurbano durante la madrugada y de la mañana destemplada, las calles de los alrededores del viejo estadio de la Ribera desde temprano estuvieron recorridas por miles de socias y socios ataviados con la casaca azul y oro. Y con una sonrisa de felicidad en sus rostros por haber podido finalmente elegir a Juan Román Riquelme como el nuevo presidente del país de los boquenses.     


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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