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Qué es la «estanflación» que prevé Javier Milei para el inicio de su gobierno y por qué es evitable

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El presidente electo abrió el paraguas y aseguró que los próximos meses estarán marcados por el aumento generalizado de precios a un ritmo más rápido y el desplome de la actividad económica.

“Va a haber una estanflación, porque cuando hagas el reordenamiento fiscal eso va a impactar negativamente en la actividad económica”, abrió el paraguas esta semana el presidente electo Javier Milei. Pero, ¿qué es la estanflación?

Milei explicó de manera clara qué es lo que va a pasar cuando implemente su programa de gobierno neoliberal. Si bien durante y tras la campaña repitió como un mantra que el ajuste no lo iba a “pagar” el pueblo, esta afirmación abre un sendero diferente.

Qué es la estanflación

En concreto estanflación alude a los dos términos que hacen la palabra: estancamiento inflación. Significa que los precios seguirán subiendo, a un ritmo más acelerado, pero, a diferencia de lo que pasa en la actualidad, la actividad económica caerá.

Quizás por eso Milei, tras su duro pronóstico para el país, aseguró que “la única billetera que va a estar abierta es la de Capital Humano para dar contención a los caídos”. Los caídos serán quienes se quedan fuera del sistema, los nuevos desempleados.

Sin ir más lejos, estas últimas horas empezaron a circular noticias de despidos masivos en industrias y en la obra pública. Una de esas empresas, vinculada a la propia familia del futuro ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.

¿Se puede evitar la estanflación?

De todos modos, el camino de estanflación que le espera a Argentina bajo la óptica de Javier Milei no es el único camino posible. Así lo explicó por AM750 la doctora en Desarrollo Económico, directora de Banco Nación y diputada nacional electa, Julia Strada.

Para la especialista, si se va a un escenario de estanflación será por las políticas que el propio derechista va a promover en el Gobierno. Esto es, una política de liberación de precios y sin ningún tipo de regulación sobre las importaciones y exportaciones.

https://ar.radiocut.fm/audiocut/embed/vert/julia-strada-con-victor-hugo-morales/

“Milei se está abriendo el paraguas a lo que sus propias políticas van a generar. Que es, caída de la actividad económica con alta inflación. De eso se trata lo que está ocurriendo estos días. Pasó también cuando ganó Macri en el balotaje”, dijo Strada.

Y añadió: “Lo que tenemos que remarcar es por qué va a haber inflación. Porque va a haber una política devaluatoria muy fuerte. Él mismo se está anticipando. Pero, además, hay una serie de regulaciones estatales en las que él no cree”.

Entre estas regulaciones en las que descree están la eliminación de la política de Precios Justos; de los cupos a la exportación de maíz, trigo, carne; del fideicomiso al aceite y el trigo; y la derogación de la Ley de Alquileres; entre otras”.

Dejar todas estas medidas de lado no hará más que provocar un aumento repentino y abrupto de precios. Algo como lo que ya se vio cuando se venció el plazo previsto para los Precios Justos tras las elecciones y las remarcaciones llegaron con vehemencia.

El camino alternativo a la estanflación

El camino alternativo es un camino de impulso a la industria con generación de divisas para robustecer las reservas. Así lo explicó Strada, que aseguró que el camino que habría que tomar es exactamente el contrario al que propone Milei.

Hay que evitar una disparada de precios como la que está impulsando y hacer crecer la actividad económica, que requiere un nuevo marco de generación de dólares. Estamos viendo, por el contrario, casos de despidos en la industria”, finalizó al respecto.

Cómo salir de la estanflación

Para los economistas, la estanflación siempre es un escenario complejo de abordar, ya que las políticas económicas para salir de la recesión pueden perjudicar la lucha contra la inflación, y la lucha contra la inflación afectar a la actividad.

Un ejemplo: una política que mejore el ingreso de las personas estimularía el consumo y haría que la producción aumente; sin embargo, aumentaría los precios, porque habría, inicialmente, más demanda por la misma cantidad de productos. 


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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