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Las consecuencias de eliminar la obra pública: miles de despidos y juicios millonarios al Estado

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Se perderían 250 mil puestos directos y otros 250 mil indirectos estarían en riesgo. El peligro del plan «a la chilena» que quiere el ultraderechista. La advertencia de las constructoras, el impacto para las pymes y el temor de los trabajadores. ¿Cuántas obras hay en marcha en la actualidad?

Por Agustín Gulman

La suspensión de la obra pública que prometió el presidente electo Javier Milei implicará el despido directo de 250 mil trabajadores de la construcción, el cierre de un centenar de PyMES y grandes empresas y un sinfín de juicios contra el Estado por el incumplimiento de contratos vigentes, según coinciden ante Página|12 empresarios del sector, la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA) y funcionarios del Gobierno saliente, que advierten además por el riesgo que implicaría ir hacia el modelo “a la chilena”, como pretende el ultraderechista, con obras sólo a cargo del sector privado.

Obra pública “a la chilena”: qué es y cómo funciona el modelo que quiere instaurar Javier Milei

“No tenemos plata, esas obras pueden ser entregadas al sector privado. Que las termine el sector privado. No tenemos plata”, lanzó Milei apenas 48 horas de ganar las elecciones, al prometer un ajuste fiscal sin precedentes en la historia democrática de la Argentina, con la reducción de 15 puntos del Producto Bruto Interno (PBI) sólo en 2024, bajo una amenaza clara: “Si no hacemos el ajuste, nos vamos a una hiperinflación con 95 % de pobres y 70 % de indigentes”.

El ajuste de Milei en la obra pública

La paralización y eliminación de proyectos de obra pública en la Argentina pone en riesgo 500 mil puestos de trabajo: 250 mil que trabajan en proyectos que se encuentran en marcha y otros 250 mil empleados de empresas del sector privado que son contratistas del Estado y que indefectiblemente se verán afectadas en el corto plazo. Un funcionario de la gestión saliente lo grafica en pocas palabras: “Hoy tenemos el mayor registro de empleo en la construcción desde el regreso de la democracia”.

A la posible quiebra de empresas y la pérdida de miles de puestos de trabajo se le suma otro escenario no menor: la catarata de juicios contra el Estado por el incumplimiento de los contratos ya firmados y licitaciones vigentes. Según datos del Ministerio de Obras Públicas a los que accedió Página|12, hay 2.329 obras en ejecución y 676 proyectos en proceso de evaluación y aprobación. Entre finales de 2019 y septiembre de 2023 se finalizaron 4.419 obras en todo el país, con una inversión de $796.725 millones, la mayoría de conectividad e infraestructura vial, gestión de recursos hídricos e infraestructura urbana y rural.

“No entienden la dimensión de la obra pública, creen que las obras las hacen empleados públicos”, deslizó ante este diario un funcionario del gobierno saliente, que no alcanza a dimensionar el impacto que puede tener la eliminación de las obras públicas para las 8.000 PyMEs del sector. “En 2019, dos tercios estaban por quebrar o muy endeudadas. Ahora empezaron a tener superavit en los balances”, describe.

Preocupación entre empresarios y trabajadores

Entre los empresarios, la preocupación es latente y muchos ya comenzaron a enviar telegramas de despido a los trabajadores, según reveló el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Gustavo Weiss, en declaraciones a Radio 10, donde además advirtió que “si las obras se paran, como dice Milei, y vuelven a licitarse, se quedarían en la calle miles de empledos y muchas empresas quedarían complicadas”.

Varios empresarios del sector mantuvieron encuentros y conversaciones informales con el posible ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, un viejo conocido de los constructores, ya que trabajó como consultor en empresas privadas y para la propia Cámara de la Construcción, pero que hasta ahora no les dio precisiones sobre el plan de Milei para la obra pública. En los próximos días, el futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, se reunirá con un grupo de gobernadores que advierte como una de las preocupaciones centrales el anuncio de Milei.

En la UOCRA también reina un clima de preocupación y temen que se materialice la amenaza a partir del 10 de diciembre. El secretario General, Gerardo Martínez, fue el anfitrión de un encuentro con la CGT este jueves, donde se busca comenzar a delinear la reacción ante la ola de recortes libertaria que no ocultan ni el presidente electo ni sus futuros ministros.

“Estamos expectantes y preocupados, somos muchas familias”, reconoció ante Página|12 el secretario General de la UOCRA Zárate, Julio González, que advirtió: “Nos encontrarán defendiendo los puestos de trabajo”. “Me preocupa que se digan tantas barbaridades. Un delegado en La Rioja contaba que a fin de mes se paralizan las obras sin una fecha cierta de nuevo arranque. Ya hay telegramas de despido a muchos compañeros”, agregó.

Obras estratégicas, ¿afuera?

Más allá de rutas, luminaria pública y cloacas, el país tiene en marcha obras que por su relevancia y magnitud son consideradas estratégicas, como la construcción de gasoductos – está pendiente el segundo tramo del Gasoducto Néstor Kirchner, clave para la generación de dólares – así como acueductos y proyectos esenciales para evitar inundaciones, que también podrían verse paralizados, o la construcción del CAREM-25, el primer reactor nuclear de potencia, diseñado y construído por científicos y obreros argentinos para darle mayor impulso a la energía nuclear y la generación eléctrica: sólo en este último caso hay 800 trabajadores de la construcicón involucrados. Algo similar ocurre con la ampliación de la vida útil de la central Atucha I.

Por otro lado, no se sabe qué ocurrirá con obras impulsadas gracias al financiamiento externo, a través de créditos otorgados por organismos como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros. “Perfilan un modelo de obra pública sólo para algunos sectores y para proyectos que tengan mucha rentabilidad para el sector privado”, insistió en funcionario de la cartera de Obras Públicas, que advierte que el sector privado va a reclamar ante la Justicia y responsabilizar al Estado por la paralización y los incumplimientos. “Reiniciar una obra que se paraliza es un problema, los contratos ya están firmados y las licitaciones ya hechas. Si se judicializa, es muy caro para el Estado”, razona.


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En medio del ajuste del Gobierno, se hizo «La Noche de las Universidades»

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La actividad fue para conmemorar el 75º aniversario de la gratuidad universitaria implementada por Juan Domingo Perón en 1949.

Por Celeste del Bianco

Ayer, se realizó en todo el país “La Noche de las universidades”, en lo que fue la vigilia del 75º aniversario de la implementación de la gratuidad universitaria. Una medida adoptada por Juan Domingo Perón el 22 de noviembre de 1949, que democratizó el acceso a la educación superior y generó un cambio histórico. A modo de celebración hubo suelta de libros, charlas, mesas de consulta y otras actividades, que funcionaron también como una forma de visibilizar la grave crisis que atraviesa el sistema universitario con el ajuste que impuso el gobierno de Javier Milei.

“En estos momentos tenemos muchas cosas para ver, plantear y discutir. Creo que 75 años son más que importantes y en un momento donde están en discusión muchas de las cosas que pasan en la universidad pública. Así que creíamos más que conveniente hacer esto y que pueda quedar para el futuro”, le dijo a Página 12 Oscar Alpa, vicepresidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que fue el organismo que impulsó la idea de abrir las puertas a toda la comunidad hasta la medianoche. Esta conmemoración especial se da un contexto dramático para las universidades, que no saben si podrán funcionar el próximo año. Todo depende de la aprobación del Presupuesto 2025 en el Congreso, una ley que el Gobierno pareciera no querer sancionar y así seguir usando el del 2023 de manera discrecional. A esto se suma la situación de docentes y no docentes, que acumulan un 40% de pérdida del poder adquisitivo y que más del 85 % tienen sueldos por debajo de la línea de pobreza.

“La gratuidad es una bandera que hay que defender a toda costa porque nosotros somos un ejemplo como sistema en el mundo. Ojalá lleguemos a tiempo y que no terminen de destrozar todo, porque va a ser otra vez como en los 90, llegar y empezar de cero”, dijo Gabriela Vázquez, egresada de la carrera de Ciencias de la Educación que se acercó al Centro Cultural Universitario Paco Urondo, una de las sedes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el microcentro porteño. Miraba un telar de más de cuatro metros, bordado con pequeños muñecos coloridos hechos por mujeres chilenas exiliadas en Canadá en homenaje a las y los desaparecidos durante la dictadura militar.

En esa misma sede dieron una charla las escritoras Dolores Reyes y Sol Fantin, denunciadas por una fundación de ultraderecha por el supuesto «contenido sexual explícito» que sus libros esparcen en las escuelas bonaerenses. Alrededor de cien personas participaron del encuentro. Una de ellas fue Renata Vismara, integrante de de la Red de docentes por el derecho al aborto. “Estamos acá en repudio a este intento de prohibir esta literatura que para nosotras es clave. Estos libros, muchas veces, son la puerta de entrada para que pibes y pibas puedan contar lo que les está pasando. Porque no lo conocen, porque no se dan cuenta que lo que viven es violencia o porque les habilita hablar”, contó. Vismara es la primera generación universitaria en su familia, su mamá, jefa de hogar, es empleada pública y, ahora, ella tiene un título en Ciencias de la Educación. “Estamos ante un permanente ataque hacia lo público, hacia lo colectivo. En mi caso, con la universidad fue contundente el cambio en mi vida y en la de toda mi familia”, agrega.

Imagen Verónica Bellomo

El 22 de noviembre de 1949 Perón firmó el decreto N° 29337, que suspendió el cobro de los aranceles universitarios y reconoció el derecho universal a la educación superior gratuita que democratizó el acceso y dio espacio a sectores populares, obreros y de menores recursos.“La gratuidad fue premonitoria o inauguró un modo de pensar que hasta entonces había referido a la educación universitaria solamente como un privilegio para las élites. Por eso, defender a la gratuidad como valor también es defender un proyecto universitario en sintonía con el desarrollo nacional, en sintonía con la soberanía científica y, por supuesto, con la independencia económica y la justicia social”, le dijo a Página 12 la vicedecana de la Facultad de Filosofía, Graciela Morgade, que también participó de la charla.

Los rectores y rectoras de todo el país que integran el CIN ya anticiparon que si el Presupuesto 2025 no se modifica, las universidades no podrán funcionar. Necesitan 7.1 billones de pesos para gastos de funcionamiento y salarios, pero el gobierno de La Libertad Avanza solo propone 3.8 en un presupuesto que ni siquiera se sabe si será aprobado. En ese contexto de incertidumbre es que las universidades abrieron sus puertas a la medianoche.

La calle Corrientes también se convirtió en uno de los escenarios de “La Noche de las Universidades”, alumnos y docentes hicieron una suelta de libros. Llegaron desde la sede de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de la calle Bartolomé Mitre al 1800 hasta la peatonal y repartieron libros que consiguieron en una colecta, la idea surgió en Plaza Congreso mientras participaban del plan de lucha para conseguir un presupuesto adecuado. Juntaron alrededor de 500 y cada uno de ellos llevó una dedicatoria. “Quizás desde la parada del 98, ves a este edificio oscuro y aburrido, pero por adentro está lleno de color. Acá hay gente que imagina y crea mundos”, escribió en uno de esos libros Oscar Ojea, alumno de la Licenciatura en Artes. Firmó la dedicatoria para alguien que no conoce, pero al que quiere que le llegue su mensaje: su universidad es una cocina de arte y de creatividad maravillosa.

La decisiòn de abrir las universidades no es solo para celebrar la fecha histórica, sino también para seguir visibilizando el conflicto universitario, que ya lleva diez meses y que en el medio tuvo dos marchas masivas, tomas generalizadas, clases públicas y miles de actividades en todo el país. “Nosotros también tratamos de ir cambiando un poco las acciones porque repetirnos es hacer el juego a la estrategia de cansancio y de agotamiento, entonces como universo de arte tratar de crear y saltear los discursos de odio”, le contó a este diario Sergio Ramos, decano de Crítica de Artes. Y agregó: “Escribimos dedicatorias para que vayan esos libros con un poco de historia de la universidad. Pero también es traer al libro como instrumento de liberación, de creatividad, de imaginación, de empatía. Como cierto acto de generosidad y de convocar a otros modos de construir comunidad y de relacionarnos como sociedad”.


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