Entiende que Juntos perdió terreno y se debe armar un candidato que sea el más votado contra un libertario que tiene un tercio. La plata del FMI y el lunes post urna.

Por Leandro Renou

Por segunda vez en dos días consecutivos, el ministro de Economía, Sergio Massa, deslizó que las PASO en el Frente de Todos son inconvenientes y se mostró jugando en el armado político del oficialismo de una manera más manifiesta. Según reconstruyó Página I12 con diferentes terminales del tigrense y entre las diferentes tribus del oficialismo, esa insistencia con un candidato de consenso tiene razones claras y una que es particularmente muy potente: Massa abona la teoría de que la competencia directa del Gobierno en las urnas es con el pre candidato libertario Javier Milei, porque «Juntos viene perdiendo terreno». De esta manera, se sube a la teoría «Milei enemigo» y al riesgo consecuente que esgrimió la vicepresidenta, Cristina Kirchner, en su último acto en La Plata. Esa teoría compartida tiene en el ministro un dato extra que remite a cuestiones netamente económicas. 

Entiende Massa que si Milei sale el candidato más votado de la PASO con el discurso de dolarización y un dólar a 25 mil pesos, la postal del lunes post urnas es de riesgo, en un escenario más que desafiante para la economía Argentina. Su visión es trabajar para que el FDT gane las PASO de una manera clara. «Hay que decirlo con todas las letras, los que gobernamos tenemos que demostrar cómo resolvemos los problemas del presente y como diseñamos el futuro y no andar perdiendo el tiempo en internas estériles que sólo resuelven vanidades políticas», enfatizó Massa ayer, en un acto de inauguración de un gasoducto en la provincia de Buenos Aires, en el que se mostró con el gobernador Axel Kicillof. 

El titular de Hacienda ya venía diciendo en privado cosas sobre el factor Milei y el candidato único. Esa idea la expresó por primera vez en público el martes, en el cierre del foro de negocios AmCham Summit 2023. «Dirimir las diferencias» del Frente de Todosen las PASO sería un «gravísimo error», dijo allí. Y agregó que si la disputa interna en la coalición de Gobierno pasa por un «posicionamiento individual», prefiere «mirarlo de costado». Antes, en los pasillos, algunos ceos lo consultaron por las candidatura: «quiero que el Frente que integro siga gobernando, voy a trabajar para eso», se remitió a responder. 

Hasta dónde juega y la traba FMI

«Él no se está subiendo a nada, quiere que la coalición genere un candidato de unidad con un modelo y una idea atrás», aseguran en su entorno. En esa misma línea parecen estar la vice y el ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro. Por esta razón, los mensajes de Massa se leen como mensajes a los candidatos que quieren jugar bajo el ala del Presidente, Alberto Fernández. La referencia es para el jefe de Gabinete Agustín Rossi y el embajador en Brasil, Daniel Scioli. Rossi ya avisó días atrás que, para él, Massa no sintetiza una idea de todo el FDT. Visto en perspectiva, la movida del candidato de unidad, salvo que sea CFK, tiene otros problemas. El peronismo nunca pudo parar candidaturas laterales convencidas, como la de Florencio Randazzo, que terminó yendo por fuera. En síntesis, nunca pudo romper de manera exitosa el esquema PASO. A decir verdad, tampoco le fue demasiado bien la última interna dura, en la que perdieron Buenos Aires a manos de María Eugenia Vidal por la dispersión posterior del voto derrotado en la interna.

El 16 de mayo habrá congreso del PJ y Massa pospuso también el mitin del Frente Renovador a los fines prácticos de acelerar los tiempos de los acuerdos. Pocos lo admiten en su entorno, pero la parada que se juega el ministro para tener chances de ser o no candidato, es la plata del FMI. Ver si puede traer todos los dólares del año de una sola vez y antes de las PASO. Cerca de él nadie lo duda, pero la moneda está en el aire y en ese partido pone en juego sus más de 20 años de construcción de vínculos en el país del norte. Esa plata del FMI le garantizaría estabilidad económica y política. Ni siquiera el mal índice de inflación que se verá el viernes es un hecho central para los armados. Es la plat,a si o no, del FMI. 

Naturalmente, hay sectores del kirchnerismo que entienden que una mayor dependencia de los Estados Unidos también es, hacia adelante, un condicionante de la política interna, algo que se prueba en los hechos actuales. Pero ese debate se está dando ya en paralelo en las charlas de CFK y Massa, que en algún momento deberían redundar en un encuentro de ambos con el Presidente. «Hay que definir las personas pero también el rumbo», aseguran cerca del ministro.  En principio, el jefe de Hacienda llevó a Estados Unidos, en su último viaje, dos mensajes: la devaluación no es un camino viable y el único espacio político que garantiza orden y crecimiento en 2024 es el Frente de Todos. 

La oposición da argumentos gratis

En este contexto de una interna irresuelta en Todos, la oposición parece darle al FDT argumentos de unidad y hasta un discurso que nunca se había podido generar. El primer dato de eso es la movida de la Corte Suprema y la oposición para frenar comicios donde el oficialismo esparaba una victoria cómoda. El segundo es la ruptura de hecho del acuerdo con el FMI, que se está renegociando entero. 

El tercer dato es la propia coyuntura belicosa que hay en Juntos por el Cambio. La caída de Juntos se refleja en el desboque que es la disputa de Patricia Bullrich con Horacio Rodríguez Larreta. El match tuvo en las últimas horas un hito bizarro con una nota televisiva en la que se preguntaba a gente en la calle a quién votarían de presidente y todos decían Larreta. 

Todas esas personas tenían en su mano una botella de la gaseosa Fanta Naranja. La operación, cuentan las malas lenguas, salió de la factoría Bullrich con intención de ridiculizar al alcalde. Una guerra sucia descarnada que parece ser funcional a Milei y que el peronismo detectó como beneficiosa para llevarle agua a su molino.