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El Frente de Todos espera una clara señal de Cristina Kirchner

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Melisa Molina

Por Melisa Molina

El anuncio del presidente Alberto Fernández de que no será candidato en estas elecciones aflojó un poco la tensión interna dentro del FdT, pero la incertidumbre desatada por la corrida cambiaria de los últimos días, entre otras cuestiones, aceleraron los tiempos políticos para el oficialismo. Desde los distintos frentes oficialistas esperan con ansiedad las palabras de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, que hablará este jueves en el Teatro Argentino de La Plata. Más allá de que desde ningún sector creen que allí pueda haber un «anuncio importante», como podría ser la definición de un candidato, sí esperan que de «alguna señal», por ejemplo, de respaldo público al ministro de economía, Sergio Massa –tal como lo hicieron desde el resto del oficialismo este martes– o que pueda decir algo de su posible candidatura. El ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, en ese contexto, pidió a Alberto Fernández; a CFK y a Massa que se junten para llevar un mensaje de unidad, calmar la crisis económica y ordenar la estrategia electoral. Por ahora, esa reunión no pareciera que vaya a ocurrir aunque este martes –en público o en privado– todos se encolumnaron detrás de Massa.

Apoyar a Massa

Tanto el lunes como este martes fueron de gran tensión para el gobierno porque, a diferencia de los días anteriores, comenzaron a subir los dólares financieros. El gobierno nacional, ante esa situación, decidió tomar medidas especiales y Massa explicó que, a contramano de lo acordado con el FMI, iban a usar «todas las herramientas del Estado para ordenar la situación», es decir utilizar reservas del Banco Central para frenar la escalada del dólar. Eso fue permitido por el Fondo y el ministro confirmó que, además, se revisará el programa firmado con el organismo en 2022 debido a la sequía. El ministro estuvo en diálogo permanente con el Presidente y con la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner y todos acordaron en un punto: no puede haber devaluación porque eso provocaría una gran crisis social.

Desde Casa Rosada, en tanto, salieron en tándem a respaldar a Massa. El primero fue el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que escribió: «En los momentos difíciles hay que tener templanza, dijo nuestro Ministro de Economía. Además, unidad y solidaridad. Apoyo absoluto a Massa para enfrentar los desafíos del presente y los que vendrán”. También lo hizo el Presidente, primero en conferencia de prensa y luego en un hilo de tuits. «Esperamos que Sergio termine bien esta semana, porque si le va mal a él no hay chances para nadie», decían al final de la jornada en Balcarce 50.

A fin del año pasado casi todos los espacios que conforman el FdT consideraban que Massa podía ser el candidato de consenso. Hoy en día el escenario es más complejo y, además, resta definir qué hará la vicepresidenta. Si CFK decide ir por su candidatura, lo hará y todos se encolumnarán detrás de ella, pero si definen que el candidato sea Massa, el oficialismo va a intentar estirar lo más posible la definición para darle tiempo al ministro para que la situación económica se recupere o al menos se estabilice. Cerca del massismo no dan por descartada la candidatura. «Está muy complicado y los últimos días han sido muy bravos, pero todavía hay alguna chance», dicen. Para que eso ocurra debería haber una serie de medidas fuertes en las próximas semanas que podrán tomarse solo si las negociaciones con el FMI resultan positivas y se adelantan los desembolsos. Algo que, según indican las negociaciones de este martes, ocurriría.

A la espera de CFK

Ningún sector del FdT espera que el jueves haya grandes definiciones. Más allá de eso, la aparición de la vicepresidenta y lo que diga ese día, va a servir para marcar línea al sector del peronismo que se identifica con ella y, por añadidura, a todo el resto de los espacios. Cerca del mandatario consideran que el Presidente «hizo lo que le pedían», es decir, dio de baja su candidatura, y confían que eso generará un mejor clima hacia el interior del FDT y predisposición desde el resto de los sectores para sentar ciertas reglas básicas de cara al armado electoral. Esperan, también, que la vicepresidenta haga mención del tema en su discurso ya que hasta ahora no se pronunció al respecto. El título de la charla que dará en La Plata es «La Argentina Circular. El FMI y su histórica receta de inflación y recesión. Fragmentación política y concentración económica”, y lo más posible es que además de la «clase magistral», dedique fragmentos de su discurso a cuestiones de la coyuntura como hizo en las conferencias anteriores.

Nadie sabe si mencionará o no a Sergio Massa. Él no estará entre el público. Ese mismo día y a la misma hora, firmará en Montevideo un acuerdo con la CAF. Lo que sí hará es enviar una delegación de intendentes y legisladores de su espacio. Cerca del tigrense opinan que el apoyo de CFK es condición central para una posible candidatura, pero que a la vez él no deberá ser únicamente el candidato de ella. La clave, dicen «será encontrar un punto de equilibrio». Eso, siempre y cuando, la definición sea que el candidato sea él, no ningún otro de los que están en carrera, y tampoco ella. «Sea el que sea se va a tener que agarrar de la montura porque los mercados están en plena ofensiva», resumió un dirigente del oficialismo.

«El jueves que viene participaremos de la presentación de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner, en el querido y restaurado Teatro Argentino de La Plata», publicó CFK el 24 de abril, junto a esta imagen.

El que más se jugó por mantener la unidad fue Katopodis. El ministro de Obras Públicas, en declaraciones radiales, aseguró que «es imprescindible que Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa se junten. Es el gesto más fuerte y más claro», dijo y advirtió que «los militantes peronistas nos vamos a poner detrás de ellos».


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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