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Las dos fórmulas que asoman en el Frente de Todos

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Mientras el kirchnerismo sigue pidiendo que Alberto Fernández se baje, crece la idea de que Cristina Kirchner no se presentará. Empiezan a barajarse nombres y fórmulas: Scioli con acuerdo del albertismo y Massa-Wado de Pedro sostenido por CFK y La Cámpora. Los off, las dudas.

Melisa Molina

Por Melisa Molina

Faltan menos de tres meses para el cierre de listas y, mientras en la oposición parece que el escenario se comienza a ordenar luego del retiro de Mauricio Macri de la candidatura presidencial, en el Frente de Todos reina la incertidumbre. El presidente Alberto Fernández no da señales de querer repetir los pasos de Macri y claudicar en su intento de reelección –como le sugirió el kirchnerismo a los cuatro vientos la semana pasada– y eso obtura la posibilidad de que se cristalicen los nombres de quienes serán los que finalmente compitan en la interna oficialista. Algo que, a esta altura, parece un camino inexorable para el FdT. Más allá de eso, hay varios precandidatos peronistas en carrera esperando el momento indicado para lanzarse de forma oficial. 

Todo parece indicar que, más allá del «operativo clamor», la vicepresidenta sigue firme en su decisión de no ser candidata. Así lo ven funcionarios que tienen trato con ella. El Presidente, en tanto, volvió de su gira por Estados Unidos y sigue sin dar precisiones sobre qué hará, algo que irrita al kirchnerismo. Al bajarse del avión, Fernández dijo que su «preocupación no pasa por ser reelecto», y volvió a insistir con que «para ganar las elecciones, hay que democratizar el espacio”, en referencia a su pedido explícito para que el candidato se dirima en las PASO y no con «el dedo» de CFK, como en 2019.

Las internas, de un modo u otro, ya parecen inevitables como respuesta a la estrategia de JxC. Un dirigente oficialista que tiene vínculos en varias terminales oficialistas arriesgó que una interna entre Daniel Scioli y Sergio Massa «puede ser interesante y no sería malo». Luego, opinó que cada vez es más difícil que no haya interna «y que haya dedo único más allá de que eso guste o no al kirchnerismo». «La oposición va a hacer PASO, ¿vamos a permitir que saquen el triple de votos que nosotros?», se preguntan.

Quienes conocen a Fernández aseguran que él va a hacer «todo lo que esté a su alcance» para defender a Cristina en el plano judicial –remarcan que fue él el que propició el encuentro del grupo de Puebla de hace unos días–, pero aclaran que, más allá de eso, «le va a dar pelea en otras cosas». Sobre la posibilidad de que el Presidente y CFK se junten a conversar y definir qué hará el FdT en estas elecciones, aquellos que tienden puentes entre ambos dicen que no se descarta que eso ocurra en el corto plazo, pero que «para bailar el tango se necesitan dos», y que hay que ver si CFK tiene interés en que se produzca ese encuentro.

Por estas horas, en la mayoría de los sectores del Frente de Todos leen que las dos personas que tienen más chances de ser candidatos en una posible interna del FDT son el ministro de Economía, Sergio Massa y el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli. Un tercero en carrera sería el ministro del Interior, Wado de Pedro, al que algunos dentro del oficialismo lo ven compartiendo fórmula con Massa, quien hoy por hoy tendría el respaldo de la vicepresidenta, o al menos no su rechazo.

Una lectura posible es que Scioli pueda llegar a ser el candidato de Alberto Fernández, si este finalmente define dar de baja su candidatura. En ese hipotético caso, la vicepresidenta de esa fórmula podría llegar a ser la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, o alguna figura que represente a alguna provincia del interior. Cerca del embajador, más allá de las especulaciones, dicen que «al compañero de fórmula lo va a elegir Daniel». Quienes están a favor de su candidatura confían que el exgobernador tiene «grandes posibilidades de ser el candidato de la unidad», y destacan que se trata de una figura que soporta todas las críticas y cuestionamientos y además alguien al que será difícil relacionar con los problemas económicos actuales por la distancia que le da el rol que ocupa y ocupó estos años como embajador en Brasil. 

El gran problema de Scioli es su enfrentamiento histórico con La Cámpora. Desde la agrupación que lidera Máximo Kirchner ya dejaron trascender que no apoyarán su candidatura e, incluso, el ministro De Pedro le hizo un desplante público cuando en un acto que compartió con el gobernador Axel Kicillof dijo que «Axel está transformando la realidad de la provincia de Buenos Aires. Desde la gestión Felipe Solá no veo una gestión tan comprometida con las necesidades de la gente», omitiendo la gestión de Scioli. Algunos intentaron salvar esa chicana diciendo que el que empezó la pelea fue el exgobernador que, días antes de ese acto, se fotografió con el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, enfrentado con Máximo Kirchner por la interna en el PJ bonaerense. Lo cierto es que toda la escena parece un revival de lo que ocurrió en la campaña de 2015.

Massa, por otra parte, está intentando mejorar los números de la economía para llegar a junio con un mejor escenario, pero no cree que el número de la inflación defina su candidatura. En todo caso, eso perjudicará a cualquiera sea el candidato oficialista. Más allá de eso, está pensando en comenzar a hablar «en términos generales» de su gestión para destacar que logró cierta estabilidad y certidumbre en menos de un año al frente de la cartera y dejar de hablar de números como hizo cuando dijo que en abril la inflación comenzaría con el número tres y se equivocó. Si logran instalar ese discurso y la vicepresidenta finalmente lo elige como su candidato, sus chances crecerían exponencialmente. Si bien pareciera cosechar el apoyo de la vicepresidenta, no es tanto el respaldo que Massa tiene de su hijo, Máximo Kirchner, y menos el de otros líderes de la Cámpora como Andrés Larroque. La bendición de la vice haría que todo se ordene. Por ahora eso no se concretó de manera pública.

Quienes quieren que el candidato sea Massa, opinan que Scioli nunca será aceptado por la Cámpora y que Wado nunca será aceptado por el albertismo. Por lo tanto, el ministro del Interior, dicen, podría ir en la fórmula con el de Economía, y ambos buscar votos de distintos sectores del peronismo. El albertismo, en este escenario, tendría que ir a la interna con la fórmula de Scioli, si Fernández no se presenta. En un momento el Presidente y Massa habían conversado que él podría ser el candidato del espacio «no kirchnerista», pero el vínculo entre ellos se fue tensando con el tiempo. 

Más allá de que compartieron el viaje a Estados Unidos la semana pasada –donde tuvieron agendas bastante separadas– el último episodio de tensión entre ellos ocurrió antes de subir al avión. Massa estaba en Panamá y se ofendió cuando escuchó las declaraciones de la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, que dijo que el número de inflación de febrero le parecía «malísimo». Una vez en la Argentina, el ministro llamó por teléfono a Fernández y discutieron de manera intensa. El Presidente intentó poner paños fríos y generó cierta calma.

En el entorno de Scioli, mientras tanto, tampoco quieren quedar ubicados cerca de Fernández. Dicen que el embajador tiene condiciones para ser el candidato de la unidad y aclaran que nunca dejó de tener un buen vínculo con la vicepresidenta. La última vez que se vieron fue en diciembre del año pasado. Durante las últimas semanas, Scioli estuvo mucho tiempo en la Argentina reunido con productores, sindicalistas y también esbozó un acercamiento a Facundo Manes, Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti. Luego de elogiarlos deslizó: “creo que lo que viene tiene que ser algo distinto. Es el tiempo de grandes acuerdos, de lograr consensos, de unir esfuerzos y de desarrollar en plenitud la Argentina”.


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La ley bases debutó en el Senado a puro tropezón

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El peronismo denunció que hubo «cambios» en el proyecto que llegó de Diputados y pidió la nulidad.

El debate en la Cámara alta de la ley ómnibus arrancó con malas noticias para el oficialismo. Además de los errores no forzados, como la inclusión de modificaciones en dos artículos del texto, los bloques de la oposición dialoguista ya plantearon varias objeciones que podrían empantanar el tratamiento. Al Gobierno se le complica la idea de dictaminar este jueves, el día del paro general. La CGT, las dos CTA y la OIT serán convocadas por la reforma laboral.

Miguel Jorquera

Por Miguel Jorquera

El debate por la ley bases en el Senado comenzó complicado para el oficialismo. A la inconsistencia en la votación sobre el impuesto al tabaco se sumó el hallazgo de Unión por la Patria sobre modificaciones en dos artículos de la media sanción en Diputados que llegó a la Cámara alta: “No sabemos qué texto vamos a votar”, apuntó la senadora Juliana Di Tullio. Mientras tanto, Martín Menem hacía llegar una “fe de erratas” para corregir los “errores”, lo que la neuquina Silvia Sapag tildó de “papelucho”. En la Rosada  ya habían hablado de “un error de tipeo”. En medio de ese desaguisado, los bloques de la oposición colaboracionista sumaron sus dudas sobre varios artículos –también del paquete fiscal–, lo que encendió las alarmas entre los libertarios ante la posibilidad de que varios de ellos terminen siendo rechazados o modificados. 

En parte por ese motivo, la Libertad Avanza tampoco podría cumplir con el ambicioso cronograma que se proponía emitir dictamen este jueves –el día del paro general convocado por la CGT y las dos CTA–. El bloque de Unión por la Patria, además, metió la cola y pidió ampliar la convocatoria de los expositores (hasta ahora solo previstos miembros del Gobierno), lo que tuvo el respaldo del ex gobernador salteño y aliado del oficialismo, Juan Carlos Romero (Cambio Federal).

Al planteo se sumó el entrerriano Edgardo Kueider (Unidad Federal), que preside la comisión Asuntos Constitucionales. Mientras que los radicales Martín Lousteau, Maximiliano Abad y Pablo Blanco le exigieron al vicejefe de Gabinete, José Rolandi, no apurar una sesión para aprobar las leyes durante la reunión que el bloque de senadores de la UCR tuvo a solas con el funcionario.

Di Tullio, incluso adelantó que oficializará el pedido de la convocatoria al plenario de las centrales obreras: la CGT y las dos CTAs (de los Trabajadores y Autónoma) y de representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para que expongan su opinión sobre la reforma laboral que contiene la ley Bases. Representantes de las tres centrales sindicales estuvieron más tarde reunidas en el Senado con la bancada de UxP, donde expresaron su rechazo al proyecto del Gobierno.

Tabaco y “fe de erratas”

El plenario de las comisiones de Legislación General, de Asuntos Constitucionales y de Presupuesto y Hacienda se realizó en el Salón Azul (el mas grande del Senado) con los funcionarios del Gobierno nacional sentados en la cabecera para defender el proyecto del Gobierno: el ministro del Interior, Guillermo Francos, y al vicejefe de Gabinete, José Rolandi, el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, y la secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo de Presidencia, María Ibarzábal Murphy.

Pero la apertura del debate comenzó a modificar los gestos de los funcionarios que en varios pasajes participaron de los contrapuntos con los senadores opositores.

“Hay un reclamo hecho por las autoridades de los bloques. Primero por el texto que llegó al Senado que tiene errores en cuanto a la diferencia que fue votada en el recinto y lo que tenemos de ingreso de expediente. Es importante porque una palabra en un artículo cambia todo. Estamos preocupados por eso porque si hubo realmente este error, esto hace un impedimento del tratamiento hasta que Diputados pueda aclarar cómo es el tema del texto y de la votación porque hay dos diputados que dijeron que le contabilizaron mal el voto”, cuestionó el jefe del interbloque de UxP, José Mayans.

Las denuncias partían de sus propios compañeros de UxP en la Cámara baja. Los diputados expusieron las dudas de cómo se en la contabilizaron con los votos que se adjudicó a la incorporación del impuesto al Tabaco a ley Bases, donde se tomaron como afirmativas dos abstenciones. El hallazgo sobre las diferencias sobre el dictamen y texto que llegó al senado los hizo el jefe de la UxP en Diputados, Germán Martínez: “El texto que se comunicó al Senado tiene diferencias con lo que votaron las y los diputados en el recinto. Eso no puede pasar. Y es motivo de nulidad. Pedimos formalmente que se deje sin efecto la comunicación realizada al Senado”, posteó en la red social X con los textos diferentes en los artículos 152 sobre los permisos de exportación de gas natural licuado, y el 171 sobre el polémico régimen para Grandes Inversiones (RIGI).

Desde la Casa Rosada, buscaron minimizar las diferencias en el texto. “Es un tema menor, administrativo. Va a quedar subsanado en el día de hoy. Fue una pavada, no hacía al fondo de la cuestión y lo están solucionando”, dijo sin sonrojarse el portavoz presidencial Manuel Adorni.

“Es la primera vez que veo que pasa esto en una ley tan importante que se lleva por delante la Constitución, que modifica las relaciones económicas, políticas, sociales donde se deja el Congreso de lado. No podemos aceptar que cualquiera modifique la voluntad de los diputados y nos vengan a traer otro texto”, sumó la senadora Sapag en el plenario. “Si tratamos este proyecto de ley y viene con legitimidad de origen después se puede declarar su inconstitucionalidad. Si se votó mal, todo lo que vamos a tratar ahora no tiene ninguna legitimidad. Es muy grave lo que está pasando. Pido un cuarto intermedio”, exigió el salteño Sergio Leavy (UxP).

El libertario puntano Bartolomé Abdala, que preside la comisión de Legislación General y cabecera del plenario, encontró el hueco ideal entre los cuestionamientos y le dio la palabra a Francos, que comentó su exposición sin mención alguna a la polémica.

Debate fogoso

Pero Francos se encargó de abrir el fuego al debate. “Javier Milei se encontró con la peor crisis de toda la democracia”. “Encontró un Banco Central sin ni un dólar, inflaciones absolutamente descontroladas cualquiera sea el método de medición y una emisión desmedida”, afirmó el ministro político del Gobierno.

“No coincidimos en nada con las palabras del ministro; acá hay que dar datos”, salió al cruce Mayans y reprochó que “ustedes están fundamentando la ley Bases sobre datos que son falsos”. El senador formoseño le recordó que el gobierno devaluó la moneda en 120 por ciento y responsabilizó a Milei por la caída del empleo, la pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones y el contraste que genera con la liberación total de precios y el tope que le impone a las paritarias salariales.

Los cuestionamientos también llegaron desde los senadores dialoguistas. La macrista porteña Guadalupe Tagliaferri (PRO) pidió eliminar la cláusula polémico artículo 163 del proyecto de Ley Bases, que declara “nulo de nulidad absoluta” toda norma provincial que se oponga al Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI), un reclamo que atraviesa a todos los bloques. Rolandi admitió que podrían aceptar cambios.

El RIGI preocupa a todas las provincias y se expresó durante todo el debate. Lousteau fue uno de los más críticos y lo calificó de “hiper generoso” en los beneficios que otorga para los grandes inversores. Su correligionario chaqueño Víctor Zimmermann (UCR) expuso dudas sobre el criterio de selección de los proyectos que hará el Gobierno y cuál será la participación que tendrán las provincias en el proceso de elección de las inversiones.

Las críticas se expandieron al régimen previsional, a la delegación de facultades legislativas en el Poder Ejecutivo y a la posibilidad que tendrá el Gobierno de avanzar con una amplia reforma del Estado, la privatización de empresas y el desguace de organismos oficiales. El paquete fiscal que comenzará a tratarse hoy por separado en la comisión de Presupuesto, también fue criticado en el plenario: la rionegrina Mónica Silva (JSRN) se encargó de anticipar la queja de las provincias patagónicas sobre el impacto que la reversión del impuesto a las Ganancias tendrá en la región, en particular entre los trabajadores petroleros.

La cara de los funcionarios, tras más de cinco horas de debate, no solo reflejaban el cansancio de la jornada sino también la sensación que ambos proyectos podrían sufrir cambios y volver a Diputados. Escucharon decenas de objeciones, muchísimas de las cuales partieron desde los sectores dialoguistas en cuya postura está (o estaba) depositado todo el optimismo que derrochaba la Casa Rosada.


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