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El mensaje de CFK: un llamado de atención para la dirigencia y la militancia del peronismo

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La vicepresidenta pidió a la dirigencia que «saque el bastón de mariscal» y que «deje de esperar una solución que baje del cielo». Las indirectas sobre Alberto y las renovadas críticas al «partido judicial».

Por: Gimena Fuertes@gimenafuertes

La vicepresidenta Cristina Fernández salió a avisar más a propios que ajenos que ella no se autoexcluyó ni hizo ningún renunciamiento a una eventual candidatura para 2023 sino que fue proscripta por el «partido judicial», al igual que Juan Perón, una forma de llamar la atención a la militancia y dirigencia peronista en general, pero también al núcleo duro kirchnerista, sobre los riesgos de dejar que se proscriba a su conducción. Desde el escenario dispuesto en el polideportivo de Avellaneda acompañó a dos candidatos a revalidar sus cargos: el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el intendente local Jorge Ferraresi.

“Soy peruca y hablamos clarito” les dijo para insistir con que la única que hizo un renunciamiento en el peronismo es Evita. “Es necesario que, más allá de que a todos nos gustan las redes, el twitter, y demás, también hay salir a hablar y explicar. A bajar, a tomar contacto con el barrio, con el barro, con la realidad. Hablarle a la gente. La gente está ávida de que le hablen y le expliquen”, dijo sin vueltas a la militancia. “No estemos mirando los peronistas para el cielo para que alguien baje mágicamente para decirnos lo que hay que hacer. A nosotros, cuando éramos jóvenes, nadie nos dijo qué es lo que había que hacer”, enfatizó.

En la primera fila escuchaban las dirigentas bonaerenses Victoria Donda, Cristina Álvarez Rodríguez, Mayra Mendoza, Teresa García y Cecilia Moreau. De fondo, la militancia de La Cámpora de Avellaneda. Ante todos, convocó a una masiva marcha para el 24 de marzo, para conmemorar los 40 años de democracia, que consideró “capturada por las mafias”.

“Ni renunciamiento, ni autoexclusión, proscripción. Porque ese procedimiento, esa estrategia de proscripción no es nueva”, dijo Cristina y recordó que los fundamentos del fallo en su contra serán leídos el 9 de marzo, el mismo día, pero de 1956, cuando se publicó en el Boletín Oficial el decreto por el cual se prohibió decir las palabras Perón, Evita y se la Marcha Peronista.

La vicepresidenta intenta marcar que la proscripción es vieja, una metodología disciplinadora de los sectores populares y su dirigencia “para que nadie se vuelva a animar a tanto, para que nadie se vuelva a animar a recuperar las AFJP, por ejemplo, o YPF, o sancionar la Ley de Medios, o mejorar la distribución del ingreso de modo tal que los trabajadores participen de más del 50 % del Producto Bruto Interno y que tengan el mejor salario o que la educación tenga el 6 % del PBI o desendeudar al país y decirle al Fondo «chau, no te necesitamos más”. En ese marco, criticó por primera vez de manera pública con nombre y apellido el desafuero de su exministro de Planificación, Julio De Vido, quien fue desaforado, expulsado de la cámara de Diputados y estuvo dos años preso.

Opinó que ese efecto disciplinador se logró en “estos días de idas y diretes, con la agrupación, como yo digo, Agrupación Política Amague y Recule permanente”, en un mensaje directo al presidente Alberto Fernández, quien luego de afirmar el viernes pasado que el fallo de la Corte que benefició a la Ciudad era “de imposible cumplimiento” a anunciar que lo iba a cumplir al pagar con bonos del Tesoro. “Los hombres pueden decir cualquier barbaridad,o decir un día una cosa otro día otra y pasado mañana tal vez otra, pero a ellos todo se les disculpa, a nosotras todo se nos tergiversa, confunde, agrandan y mienten”, añadió.

También contó cómo el objetivo proscripción comenzó el último día de su gobierno, el 21 de mayo de 2019, “15 días exactos antes de que cerraran los plazos electorales para armar los frentes en donde se disputaría una vez más la presidencia de la nación”. “¿Saben por qué nadie se acuerda de eso? Porque yo tres días antes, el 18 de mayo, desarticulé esa maniobra francamente proscriptiva cuando anuncié que íbamos a ir a un frente electoral con quien hoy es presidente de la República Argentina, simplemente por eso”, recordó.

Además retomó su advertencia previa a las PASO cuando dijo que el crecimiento no se lo tenían que quedar cuatro vivos y que había que alinear tarifas, salarios y jubilaciones. “Dije también que el miedo es un gran disciplinador de la dirigencia política y un gran frustrador de las sociedades. El miedo no construye nada, el miedo pulveriza el poder popular y, fundamentalmente, tiende a desnaturalizar la política y a que aparezca lo que yo denomino la insatisfacción democrática” y que “la política termina siendo algo que la gente comienza a no gustarle porque no le soluciona la vida, porque no le soluciona los problemas”, señaló.

Cristina retomó el discurso de Kicillof, quien señaló que la ciudad es beneficiada por los recursos federales de manera excesiva. Cristina señaló el problema institucional que provoca el fallo de la Corte al ponderar un decreto de Mauricio Macri por sobre una ley del Congreso. “La Corte hizo caso omiso a una ley. Estamos hoy en un momento en el que se suspende una ley, una cosa insólita. Las leyes no pueden suspenderse, el único que puede suspender una ley es el Congreso, que es el que las sanciona, el Poder Judicial solamente puede declararla inconstitucional y no aplicarla, pero suspenderla es imposible”, explicó.

“Es como si hubiera desaparecido el estado de derecho. Como si hubiera desaparecido el derecho. Yo sé que esto puede parecer casi una discusión entre dirigentes políticos, Consejo de la Magistratura, gobernadores, coparticipación pero, créanme que este Partido Judicial está influyendo sobre la calidad de vida de todos los ciudadanos y ciudadanas. Hay que despabilarse argentinos y argentinas”, pidió, y enumeró los fallos adversos al bolsillo popular como el precio del servicio de conectividad, las prepagas y los shopping que no respetan el precio de las promociones de los bancos.

Con el claro objetivo de enviar un mensaje a su propia militancia, repitió el mensaje que dio el día de su “no renunciamiento”: “Cada compañero, cada dirigente, cada militante, tiene su bastón de mariscal en la mochila. Sáquenlo. Sáquenlo. Sáquenlo. Y no le pidan permiso a nadie para sacarlo. En todo caso, si se equivocan con el bastón, pidan perdón, porque siempre cuando uno se equivoca debe pedir perdón, pero, permiso, no le pidan permiso a nadie”,

“Por eso creo que una fecha como la del año que viene, el 24 de marzo donde se van a cumplir 40 años de democracia, va a ser una fecha muy importante para que movilicemos a toda la Argentina a partir de una consigna: Argentina y democracia sin mafias, los argentinos nos los merecemos” concluyó.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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