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Camioneros acordó un aumento en la paritaria del 85% hasta mayo de 2023

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Así surge del entendimiento firmado con el Ministerio de Trabajo, ya que la paritaria del sector va del 30 de abril de este año hasta el 1 de mayo del año siguiente

Luego de semanas de tironeos y amenazas para conseguir un 131% de aumento, el Sindicato de Camioneros acordó esta tarde una recomposición salarial del 85% hasta mayo del 2023, momento en que vuelve abrir la paritaria. Esto surge del entendimiento firmado con el Ministerio de Trabajo y las cuotas serán un 27% en noviembre de 2022, 27% en febrero de 2023 y 27% en mayo de ese mismo año. Al ser acumulativas, el número total alcanza el 85%.

Luego, según se desprende de lo acordado, habrá una cuota más del 26% en agosto del 2023. Además, habrá un bono de 100 mil pesos para fin de año a pagarse en cuatro cuotas en marzo, abril, mayo y junio de 2023. La cámara que agrupa a las pymes no firmó el incremento del 10% en los adicionales de larga distancia.

Esta tarde, sólo rubricaron todo el convenio dos de las cámaras del sector, la Federación Argentina de Transporte y Logística (Faetyl) y la Confederación Argentina del Transporte Automotor de Carga (CATAC), ya que la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), con predominio de pymes, decidió no avalar el aumento de los adicionales.

Participaron de la firma del convenio el líder de Camioneros, Hugo Moyano, y su secretario adjunto, Pablo Moyano; representantes de Faetyl y CATAC, dos de las cámaras del sector, en una audiencia presidida por la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, en la sede central de la cartera laboral.

El porcentaje del aumento y otros detalles del acuerdo con los empresarios fueron anticipados este miércoles aunque extrañamente los desmintió por la noche el hijo de Moyano. “Pablo Moyano cruzó al periodista Ricardo Carpena, quien dijo que se aceptaría un acuerdo no solicitado por Camioneros, lo calificó de chanta y mentiroso: Es el 131%, bono y aumento de las actividades, mantenemos el paro del lunes”, publicó el dirigente desde la cuenta de Twitter Infocamioneros. Pocas horas después, Pablo Moyano pareció desmentirse a sí mismo y avaló el aumento del 107%.

Sindicalistas y empresarios habían avanzado extraoficialmente en el acuerdo, pero en la audiencia de ayer convinieron pasar a cuarto intermedio para este jueves con el fin de superar algunas diferencias, como el 10% adicional para los choferes de larga distancia. Por eso cuando se reunieron este mediodía, rápidamente lo cerraron, con excepción de FADEEAC, y decidieron firmarlo ante la ministra Olmos.

Hugo Moyano había amenazado hace 24 horas con medidas de fuerza: “Si no dan el aumento que el trabajador se merece, el lunes arrancamos a las 0 horas con un paro nacional”, afirmó.

Más allá de la posición de las cámaras del sector, un grupo de pymes del transporte de cargas advirtió que el aumento pactado por los Moyano es “inviable”, reclamó una “segmentación” de la negociación salarial para no perjudicar al sector y se preguntó si el sindicato “conoce la realidad del país y de las pequeñas y medianas empresas de la Argentina”.

“Hoy, el país está atravesado una de las crisis económicas más fuertes de los últimos años, condenando a fuentes de trabajo fidedignas a desaparecer con paritarias que son imposibles de afrontar”, sostuvo en un comunicado de prensa una veintena de pymes de todo el país.

En su declaración se quejaron de “la falta de financiamiento y de insumos”, además de destacar que hay “neumáticos, combustibles y camiones con sobreprecios del 40% al 100% de su valor de mercado, sin olvidar las cargas impositivas que tiene una empresa en nuestro país”.

Además de la paritaria, el Sindicato de Camioneros recibió un beneficio adicional por parte del Gobierno: el proyecto de Presupuesto 2023 que aprobó la Cámara de Diputados incluyó un artículo que disminuye los descuentos en concepto de Impuesto a las Ganancias para 130.000 choferes de larga distancia y que representará “un bonus de $350.000 pesos al año por afiliado”, según estimó el diputado nacional Luciano Laspina, de Juntos por el Cambio.

Por eso no pareció casual el gesto hacia Alberto Fernández por parte de Hugo Moyano: esta mañana dijo que apoyaría una candidatura del jefe de Estado en 2023. “Si él está dispuesto a hacerlo (competir), yo lo apoyaría, como también apoyaría a otros que han acompañado esta situación tan compleja”, aseguró a Futurock.


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Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

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El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


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