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NACIONALES

Se prohibió oficialmente el «uso de pistola lanza gases y granadas» en los eventos deportivos

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Así lo determinó el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires tras la represión en Gimnasia-Boca.

El Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires le prohibió a la Policía Bonaerense el «uso de pistola lanza gases y granadas» en los eventos deportivos, a raíz de la represión y tragedia ocurridas en Gimnasia de La Plata-Boca el jueves pasado.

«Se comunica a todos los jefes de destacamento que a partir de la fecha queda prohibido el retiro y uso de pistola lanza gases y granadas de mano en los encuentros deportivos; solo queda autorizado el uso de dispersores”, indicó el Ministerio. El comunicado fue firmado por el comisario y jefe de la División de Operaciones y de la Dirección de Infantería, Hernán Amatraini.

Además, efectivos de la Policía Bonaerense presentaron un formulario de renuncia al servicio de canchas para que sus pares completen en el caso de negarse a asistir a los partidos en la Provincia, luego de los incidentes ocurridos en el Bosque que derivaron en la detención de un jefe y de un subordinado tras el fallecimiento del hincha César «Lolo» Regueiro.

Por el hecho fueron apresados el jefe del operativo policial del partido, Juan Manuel Gorbarán, quien fue imputado bajo el cargo de «estrago doloso de muerte», y del policía que agredió a un camarógrafo de TyC Sports, Nahuel Falcón, notificado por «lesiones leves agravadas».

Gorbarán se negó a declarar ante la Fiscalía de La Plata, mientras que Falcón afirmó que disparó «para evitar mas disturbios» en las inmediaciones del estadio y, en relación a las imágenes que captó la cámara de la víctima, remarcó que no vio «hacia dónde disparaba».

Por su parte, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, afirmó que está analizando junto a su equipo la posibilidad de crear un “cuerpo especial” que esté a cargo de la seguridad en los espectáculos deportivos.


NACIONALES

Quién era Ebrahim Raisi, el fallecido presidente de Irán

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El mandatario que murió al caer el helicóptero en el que viajaba era defensor de la ley y el orden, en términos de derecha iraní. Elegido en junio de 2021, había salido fortalecido en las últimas elecciones legislativas.

A partir de mañana comenzarán los funerales del presidente Ebrahim Raisi, electo en 2021 y cuya muerte a los 63 años abre un periodo de incertidumbre política en Irán. Su liderazgo aglutinó a los sectores más conservadores de ese país, que luego de garantizar su apoyo al sucesor del gobierno dejó claro que este hecho no provocará «la mínima perturbación en la administración» del país.

Ataviado siempre con un turbante y un largo abrigo negro religioso, el difunto presidente Ebrahim Raisi, fallecido en un accidente de helicóptero, dirigía Irán desde 2021 en un contexto tenso en el plano internacional y de protestas dentro del país.

Nacido en noviembre de 1960 en la ciudad de Mashad, Raisi fue nombrado fiscal general de Karaj, cerca de Teherán, con tan solo 20 años, tras la victoria de la Revolución Islámica de 1979.

Formó parte del engranaje judicial durante más de tres décadas: fiscal general de Teherán de 1989 a 1994, jefe adjunto de la Autoridad Judicial de 2004 a 2014, año en el que fue designado fiscal general del país.

En 2016, el guía supremo Ali Jamenei lo puso al frente de la poderosa fundación benéfica Astan Quds Razavi, que gestiona el santuario del Imán Reza en Mashad además de un enorme patrimonio industrial e inmobiliario.

Raisi, hombre poco carismático de barba canosa, gafas finas y siempre ataviado con un turbante negro de «seyyed» (descendiente de Mahoma), cursó las clases de religión y de jurisprudencia islámica del ayatolá Jamenei, quien durante su presidencia le brindó apoyo incondicional.

Raisi estaba casado con Jamileh Alamolhoda, profesora de Ciencias de la Educación en la Universidad Shahid-Beheshti de Teherán. Con ella tuvo dos hijas, ambas con títulos de educación superior. Su suegro fue Ahmad Alamolhoda, imán de la oración y representante provincial del guía supremo en Mashad, segunda ciudad del país.

El fallecido presidente era un ayatolá considerado un ultraconservador y un firme defensor de la ley y el orden, en términos de derecha.

Se presentaba como defensor de las clases desfavorecidas y de la lucha contra la corrupción. Inclusive contaba con el apoyo de la principal autoridad, el ayatolá Jamenei, quien al ser enterado de la noticia de la muerte envió un mensaje de calma a la población y aseguró que el suceso no iba a provocar «ninguna perturbación».

Probablemente consciente de que necesitaba unir a una sociedad iraní dividida por la cuestión de las libertades individuales, durante la campaña electoral de 2021 se comprometió a erigirse en defensor de la «libertad de expresión» y de los «derechos fundamentales de todos los ciudadanos iraníes».

Raisi fue elegido el 18 de junio de 2021 en primera vuelta en unos comicios marcados por una abstención récord para unas presidenciales, y en ausencia de ningún rival de peso. Sucedió al moderado Hasan Rohani, que lo había derrotado en las presidenciales de 2017 y que, tras dos mandatos consecutivos, no pudo volver a presentarse.

En marzo de este año, el mandatario salió fortalecido en las legislativas, las primeras elecciones a nivel nacional desde el estallido del movimiento de protesta que sacudió Irán a finales de 2022 a raíz del deceso de Mahsa Amini, una joven que murió tras haber sido detenida por no respetar el código de indumentaria que rige la República Islámica.

Tras esos comicios, el presidente iraní se mostró satisfecho por el «nuevo fracaso histórico infligido a los enemigos de Irán tras los disturbios» de 2022.

En los últimos meses, Raisi se había mostrado como un firme adversario de Israel, enemigo de la República Islámica, apoyando a Hamás desde el 7 de octubre, cuando empezó la guerra en la Franja de Gaza entre el Estado hebreo y el movimiento islamista palestino.

Irán lanzó un ataque inédito el 13 de abril contra Israel, con 350 drones y misiles, la mayor parte de los cuales fueron interceptados con la ayuda de Estados Unidos y de otros países aliados.

Raisi figuraba en la lista negra estadounidense de dirigentes iraníes sancionados por «complicidad» en «graves violaciones de los derechos humanos», unas acusaciones que las autoridades de Teherán rechazan.

Tras su deceso, la constitución iraní prevé que el primer vicepresidente, Mohammad Mokhber, lo remplace hasta la organización de una nueva elección en un plazo máximo de 50 días. El gobierno de Irán aseguró el lunes que la muerte de Raisi no provocará «la mínima perturbación en la administración» del país.


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