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Juicio contra CFK: Un alegato que demolió la acusación de los fiscales Luciani y Mola

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Los abogados dejaron en claro que Luciani y Mola ni siquiera leyeron bien el expediente. Remarcaron que “no hay nada de nada, ni siquiera un indicio” de los supuestos delitos con las obras públicas y que los fiscales “presentaron hechos falsos o inexistentes”. Demostraron que Héctor Garro fue acusado por supuestos hechos ocurridos cuando ya no ocupaba el cargo.

Raúl Kollmann

Por Raúl Kollmann

“No hay nada de nada, ni siquiera un indicio”. “Los fiscales incurrieron en hipocresía funcional”. “Tergiversaron pruebas”. “Presentaron hechos falsos o inexistentes”. “Violaron la Constitución Nacional”. Con este cúmulo de acusaciones, de hecho, la defensa del extitular de la Administración General de Vialidad Provincial (AGVP) de Santa Cruz, Héctor Garro, desmanteló minuciosamente la acusación formulada por los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola. 

Los abogados que alegaron este martes a la mañana dejaron en claro que Luciani y Mola ni siquiera leyeron bien el expediente y las imputaciones. Por ejemplo, acusaron a Garro por hechos ocurridos cuando ya no era funcionario; por obras que no se adjudicaron a Lázaro Báez sino a empresas competidoras y, sobre todo, porque ni una sola de las obras que se le cuestionaron a Garro -ni una sola- fue financiada por el Estado nacional. O sea, no existió la administración fraudulenta en perjuicio del Estado nacional, porque no se afectaron fondos de nacionales. El dinero lo aportó la Provincia de Santa Cruz y pasó por todos los pasos: los presupuestos los establecieron los organismos provinciales, hubo decretos de los gobernadores, la gestión luego la aprobó el Tribunal de Cuentas de Santa Cruz, la Fiscalía de Estado y hasta el Poder Judicial santacruceño.

Mariano Fragueiro Frías y Felipe Salvarezza, defensores de Garro, no levantaron el tono en las casi dos horas y media de su alegato. No lo necesitaron. Sus argumentos, de a ratos expuestos en pantallas ubicadas en la sede del Tribunal Oral Federal 2, fueron tan demoledores que pareció una clase para niños de escuela primaria. Por momentos dio hasta vergüenza cuando Fragueiro Frías recordó las tremendas diatribas de Luciani sobre las horas y días que -según dijo el fiscal- pasaron leyendo cada expediente de cada obra y resultó que le atribuyeron a Garro trámites licitatorios con los que no tuvo la menor relación.

Fragueiro y Salvarezza, a diferencia de lo que viene ocurriendo desde hace tres años, fueron a Comodoro Py y alegaron delante de los jueces, en forma presencial. Lo contrario de lo que hicieron Luciani y Mola que incluso leyeron buena parte de sus alegatos, algo que está prohibido. Fragueiro arrancó condenando la tentativa de homicidio contra Cristina Kirchner.

«Los fiscales no conocen el expediente»

Una de las cuestiones que este diario viene señalando es que Luciani y Mola fueron vapuleados durante cada una de las audiencias del juicio a lo largo de los tres años que duró. Fragueiro dio un ejemplo: relató una anécdota que ocurrió cuando declaró el denunciante de la causa Vialidad, el exinterventor de Vialidad Nacional, el ultramacrista Javier Iguacel.

La defensa le preguntó en su momento al denunciante sobre la imputación contra Garro.

– ¿Garro? No recuerdo ni su nombre- contestó Iguacel. Es decir que los fiscales acusaron a un hombre sobre el que el propio denunciante no tenía ni idea. Y los jueces lo embargaron por 22.500 millones de pesos. Garro, por supuesto, no tiene ni el uno por mil de esa cifra. 

Fragueiro y Salvarezza describieron una por una las nueve obras que -según los fiscales- fueron licitadas durante los apenas seis meses -de octubre de 2005 a marzo de 2006- en que Garro estuvo en su cargo y que, supuestamente, beneficiaron a Lázaro Báez. En verdad, el funcionario apenas tuvo participación en una y media de esas rutas. Pero, además, de las nueve mencionadas por los fiscales, dos de las obras fueron adjudicadas a Adelmo Biancalani e Hijos, cuando la firma no era de Báez, y a Kank & Costilla, cuando tampoco era de Báez. En ese momento eran competidores. Eso surgía de leer el expediente. En otra obra, acusaron a Garro por otra ruta que fue adjudicada a Equimac, otro competidor de Báez. O sea, cuestiones surgidas de una elemental lectura del expediente.

Otra cuestión elemental es que los fiscales dijeron que Garro autorizó ampliaciones de presupuesto para hacer canteras de las que extraer el material de las obras y luego hacer un buen tratamiento de esos lugares. La defensa mostró que todo eso se hizo después que Garro dejara el cargo y se hizo bien. Y surgía de una simple lectura de los expedientes.

Finalmente, los letrados demolieron otras de las acusaciones. Por ejemplo, que no se podía tener el mismo director técnico para varias obras. La normativa establecía que eso estaba permitido siempre que no hubiera mucha distancia entre los trabajos. Fragueiro y Salvarezza mostraron en un mapa que tenían el mismo director técnico obras que, a lo sumo, estaban a una hora y media de viaje entre una y otra. Es decir que se manipuló la cuestión porque con simplemente poner las cosas en un mapa quedaba evidenciado que no había acusación para formular por la asignación de los directores técnicos de las obras.

En su histriónico alegato, Luciani dijo “los expedientes hablan. Gritan. Da vergüenza leerlos”. Fragueiro, después de desnudar las cosas que los fiscales dijeron falsamente y que surgían de la simple lectura de los documentos, razonó: “Esto es lo que da vergüenza”. Lo dijo todo sin levantar el tono.    


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La ley bases debutó en el Senado a puro tropezón

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El peronismo denunció que hubo «cambios» en el proyecto que llegó de Diputados y pidió la nulidad.

El debate en la Cámara alta de la ley ómnibus arrancó con malas noticias para el oficialismo. Además de los errores no forzados, como la inclusión de modificaciones en dos artículos del texto, los bloques de la oposición dialoguista ya plantearon varias objeciones que podrían empantanar el tratamiento. Al Gobierno se le complica la idea de dictaminar este jueves, el día del paro general. La CGT, las dos CTA y la OIT serán convocadas por la reforma laboral.

Miguel Jorquera

Por Miguel Jorquera

El debate por la ley bases en el Senado comenzó complicado para el oficialismo. A la inconsistencia en la votación sobre el impuesto al tabaco se sumó el hallazgo de Unión por la Patria sobre modificaciones en dos artículos de la media sanción en Diputados que llegó a la Cámara alta: “No sabemos qué texto vamos a votar”, apuntó la senadora Juliana Di Tullio. Mientras tanto, Martín Menem hacía llegar una “fe de erratas” para corregir los “errores”, lo que la neuquina Silvia Sapag tildó de “papelucho”. En la Rosada  ya habían hablado de “un error de tipeo”. En medio de ese desaguisado, los bloques de la oposición colaboracionista sumaron sus dudas sobre varios artículos –también del paquete fiscal–, lo que encendió las alarmas entre los libertarios ante la posibilidad de que varios de ellos terminen siendo rechazados o modificados. 

En parte por ese motivo, la Libertad Avanza tampoco podría cumplir con el ambicioso cronograma que se proponía emitir dictamen este jueves –el día del paro general convocado por la CGT y las dos CTA–. El bloque de Unión por la Patria, además, metió la cola y pidió ampliar la convocatoria de los expositores (hasta ahora solo previstos miembros del Gobierno), lo que tuvo el respaldo del ex gobernador salteño y aliado del oficialismo, Juan Carlos Romero (Cambio Federal).

Al planteo se sumó el entrerriano Edgardo Kueider (Unidad Federal), que preside la comisión Asuntos Constitucionales. Mientras que los radicales Martín Lousteau, Maximiliano Abad y Pablo Blanco le exigieron al vicejefe de Gabinete, José Rolandi, no apurar una sesión para aprobar las leyes durante la reunión que el bloque de senadores de la UCR tuvo a solas con el funcionario.

Di Tullio, incluso adelantó que oficializará el pedido de la convocatoria al plenario de las centrales obreras: la CGT y las dos CTAs (de los Trabajadores y Autónoma) y de representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para que expongan su opinión sobre la reforma laboral que contiene la ley Bases. Representantes de las tres centrales sindicales estuvieron más tarde reunidas en el Senado con la bancada de UxP, donde expresaron su rechazo al proyecto del Gobierno.

Tabaco y “fe de erratas”

El plenario de las comisiones de Legislación General, de Asuntos Constitucionales y de Presupuesto y Hacienda se realizó en el Salón Azul (el mas grande del Senado) con los funcionarios del Gobierno nacional sentados en la cabecera para defender el proyecto del Gobierno: el ministro del Interior, Guillermo Francos, y al vicejefe de Gabinete, José Rolandi, el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, y la secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo de Presidencia, María Ibarzábal Murphy.

Pero la apertura del debate comenzó a modificar los gestos de los funcionarios que en varios pasajes participaron de los contrapuntos con los senadores opositores.

“Hay un reclamo hecho por las autoridades de los bloques. Primero por el texto que llegó al Senado que tiene errores en cuanto a la diferencia que fue votada en el recinto y lo que tenemos de ingreso de expediente. Es importante porque una palabra en un artículo cambia todo. Estamos preocupados por eso porque si hubo realmente este error, esto hace un impedimento del tratamiento hasta que Diputados pueda aclarar cómo es el tema del texto y de la votación porque hay dos diputados que dijeron que le contabilizaron mal el voto”, cuestionó el jefe del interbloque de UxP, José Mayans.

Las denuncias partían de sus propios compañeros de UxP en la Cámara baja. Los diputados expusieron las dudas de cómo se en la contabilizaron con los votos que se adjudicó a la incorporación del impuesto al Tabaco a ley Bases, donde se tomaron como afirmativas dos abstenciones. El hallazgo sobre las diferencias sobre el dictamen y texto que llegó al senado los hizo el jefe de la UxP en Diputados, Germán Martínez: “El texto que se comunicó al Senado tiene diferencias con lo que votaron las y los diputados en el recinto. Eso no puede pasar. Y es motivo de nulidad. Pedimos formalmente que se deje sin efecto la comunicación realizada al Senado”, posteó en la red social X con los textos diferentes en los artículos 152 sobre los permisos de exportación de gas natural licuado, y el 171 sobre el polémico régimen para Grandes Inversiones (RIGI).

Desde la Casa Rosada, buscaron minimizar las diferencias en el texto. “Es un tema menor, administrativo. Va a quedar subsanado en el día de hoy. Fue una pavada, no hacía al fondo de la cuestión y lo están solucionando”, dijo sin sonrojarse el portavoz presidencial Manuel Adorni.

“Es la primera vez que veo que pasa esto en una ley tan importante que se lleva por delante la Constitución, que modifica las relaciones económicas, políticas, sociales donde se deja el Congreso de lado. No podemos aceptar que cualquiera modifique la voluntad de los diputados y nos vengan a traer otro texto”, sumó la senadora Sapag en el plenario. “Si tratamos este proyecto de ley y viene con legitimidad de origen después se puede declarar su inconstitucionalidad. Si se votó mal, todo lo que vamos a tratar ahora no tiene ninguna legitimidad. Es muy grave lo que está pasando. Pido un cuarto intermedio”, exigió el salteño Sergio Leavy (UxP).

El libertario puntano Bartolomé Abdala, que preside la comisión de Legislación General y cabecera del plenario, encontró el hueco ideal entre los cuestionamientos y le dio la palabra a Francos, que comentó su exposición sin mención alguna a la polémica.

Debate fogoso

Pero Francos se encargó de abrir el fuego al debate. “Javier Milei se encontró con la peor crisis de toda la democracia”. “Encontró un Banco Central sin ni un dólar, inflaciones absolutamente descontroladas cualquiera sea el método de medición y una emisión desmedida”, afirmó el ministro político del Gobierno.

“No coincidimos en nada con las palabras del ministro; acá hay que dar datos”, salió al cruce Mayans y reprochó que “ustedes están fundamentando la ley Bases sobre datos que son falsos”. El senador formoseño le recordó que el gobierno devaluó la moneda en 120 por ciento y responsabilizó a Milei por la caída del empleo, la pérdida de poder adquisitivo de las jubilaciones y el contraste que genera con la liberación total de precios y el tope que le impone a las paritarias salariales.

Los cuestionamientos también llegaron desde los senadores dialoguistas. La macrista porteña Guadalupe Tagliaferri (PRO) pidió eliminar la cláusula polémico artículo 163 del proyecto de Ley Bases, que declara “nulo de nulidad absoluta” toda norma provincial que se oponga al Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI), un reclamo que atraviesa a todos los bloques. Rolandi admitió que podrían aceptar cambios.

El RIGI preocupa a todas las provincias y se expresó durante todo el debate. Lousteau fue uno de los más críticos y lo calificó de “hiper generoso” en los beneficios que otorga para los grandes inversores. Su correligionario chaqueño Víctor Zimmermann (UCR) expuso dudas sobre el criterio de selección de los proyectos que hará el Gobierno y cuál será la participación que tendrán las provincias en el proceso de elección de las inversiones.

Las críticas se expandieron al régimen previsional, a la delegación de facultades legislativas en el Poder Ejecutivo y a la posibilidad que tendrá el Gobierno de avanzar con una amplia reforma del Estado, la privatización de empresas y el desguace de organismos oficiales. El paquete fiscal que comenzará a tratarse hoy por separado en la comisión de Presupuesto, también fue criticado en el plenario: la rionegrina Mónica Silva (JSRN) se encargó de anticipar la queja de las provincias patagónicas sobre el impacto que la reversión del impuesto a las Ganancias tendrá en la región, en particular entre los trabajadores petroleros.

La cara de los funcionarios, tras más de cinco horas de debate, no solo reflejaban el cansancio de la jornada sino también la sensación que ambos proyectos podrían sufrir cambios y volver a Diputados. Escucharon decenas de objeciones, muchísimas de las cuales partieron desde los sectores dialoguistas en cuya postura está (o estaba) depositado todo el optimismo que derrochaba la Casa Rosada.


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