Conectarse con nosotros

NACIONALES

Máximo Kirchner llamó a «interpretar el anhelo y el dolor» del pueblo para ganar en 2023

Publicado

el


En un acto junto a intendentes y dirigentes sindicales, el líder de La Cámpora convocó a hacer una «correcta lectura de la coyuntura» como hizo Cristina Fernández de Kirchner en 2019. «La mejor manera de poder construir una victoria en 2023 es comprender el 2019», dijo.

Desde Baradero

En la previa del Día del Trabajador, el PJ bonaerense realizó un plenario sindical en Baradero que, a modo de caja de resonancia de la última ráfaga de críticas del kirchnerismo hacia Martín Guzmán, advirtió que el gobierno nacional debe profundizar su política redistributiva si quería soñar con una victoria en el 2023. El encargado de cerrar el acto fue Máximo Kirchner, quien cargó contra el empresariado, el ex presidente Mauricio Macri, el acuerdo con el FMI, los medios de comunicación y el mismo ministro de Economía. «¿Cómo que nuestro ministro de Economía Martín Guzmán dice que él hace su trabajo pero que no se involucra en las disputas de poder? ¿Y entonces qué vamos a hacer?», cuestionó con dureza el líder de La Cámpora, quien reclamó que el Estado debe «intervenir» para evitar el agravamiento de la situación social. Más allá de los dardos, el tono de Kirchner fue calmo, poniendo en el centro la responsabilidad de los empresarios «que ponen cara de distraídos» en la escalada especulativa de precios, y haciendo un llamamiento a blanquear las discusiones internas «sin enojarse».

«Uno mira la generosidad y la prudencia de los trabajadores durante la pandemia. De los trabajadores y el Estado poniendo recursos para que los empresarios que recibían ayuda de los trabajadores pudieran sobrellevar de la mejor manera. Y ahora falta que los empresarios digan presente de una buena vez. Porque si no qué fácil: el trabajador pone el salario, el Estado el ATP y el empresariado pone cara de ‘yo no fui'», arremetió, en uno de los primeros tramos de su discurso de cierre, el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner. Lo escuchaban del otro lado del escenario, ubicado en un camping del sindicato Luz y Fuerza en Baradero, un centenar de líderes sindicales peronistas bonaerenses que habían estado participando, unas horas antes, de diversas comisiones para debatir sobre los problemas que estaban atravesando hoy los trabajadores y trabajadoras formales.

Dardos a Guzmán y también al Presidente

Detrás de los cuestionamientos al empresariado, a quien responsabilizó por la escalada de los precios, se encontraba el principal reclamo del líder de La Cámpora al gobierno nacional: «El Estado debe intervenir. Porque si queremos desarrollo tecnológico primero debe existir el desarrollo humano. ¿De qué me sirve tener desarrollo tecnológico si yo no tengo desarrollo humano y tengo a los pibes mal alimentados?», apuntó, luego de cuestionar a Guzmán por decir que no se involucraba en «las disputas de poder».PUBLICIDAD

Los dardos, sin embargo, no estuvieron solo dirigidos a Guzmán, sino que apuntaron más alto. Si bien le reconoció a Alberto Fernández haber impulsado medidas concretas para hacer frente a la pandemia, como el IFE y el ATP – «No se me caen los anillos por reconocer las cosas que se hacen bien» -, Kirchner le envió también un mensaje venenoso al presidente cuando recordó la derrota del 2021: «Los errores políticos también afectan a nuestra sociedad. Por eso tenemos que estar más atentos y no enojarnos cuando queremos debatir y discutir, porque eso impacta y después ralentiza o directamente detiene la marcha de un gobierno», sostuvo, rememorando que el FdT había renovado solo 15 de sus 18 legisladores nacionales en la Provincia de Buenos Aires. En ese momento, no se ahorró la chicana matemática de recordar que una de las bancas perdidas había sido producto de la alianza del presidente con Florencio Randazzo.

«La mejor manera de construir una victoria en 2023 es comprender el 2019», sostuvo Kirchner, quien destacó cómo su madre, Cristina Fernández de Kirchner, había hecho una «buena lectura» de lo que estaba sucediendo. «Lo que hizo el FdT fue interpretar el dolor del pueblo y los anhelos de la gente y accionó en ese sentido. Eso es lo que tenemos que hacer como gobierno, y entender que aquí nadie es víctima de nada», destacó, mirando hacia las elecciones del año que viene.

En el escenario, parados al lado de Máximo Kirchner, estaban también presentes la vicegobernadora bonaerense, Verónica Magario, el intendente de Baradero (y dirigente de SMATA), Esteban Sanzio, la diputada Vanesa Siley (Judiciales), Walter Correa (Curtidores), Omar Plaini (Canillitas), entre otres. 

Yasky y un discurso ovacionado

Uno de los discursos más ovasionados fue el del diputado nacional y secretario general de la CTA, Hugo Yasky, quien, además recordar la lucha de las Madres de Plaza de Mayo en su 45° aniversario, evocó los orígenes «insurreccionales» del peronismo. «El peronismo no es una cúpula de dirigentes que le pide a los empresarios para ver si se puede repartir la riqueza. El peronismo pone las condiciones y las pone con el pueblo en la calle», exclamó y, mientras todas las primeras líneas presentes se paraban de sus asientos a aplaudirlo, agregó: «Nosotros queremos la unidad porque estamos convencidos de que con la unidad somos invencibles, pero la unidad no es obsecuencia. La unidad no es agachar la cabeza y decir que sí cuando sabemos que hay cosas que cambiar», bramó.

Antes de que hablara Kirchner, hubo muchos discursos en favor de la unidad – como el del intendente de Baradero, que llamó a pelearse «todo lo que tengamos que pelearnos puertas adentro» pero sabiendo que es «fundamental» sostener la unidad porque el «enemigo» estaba en otro lado -, aunque siempre con alguna advertencia ad hoc sobre la necesidad de modificar el rumbo económico.

El documento del plenario

El documento que firmaron las más de 80 organizaciones sindicales que participaron del plenario hacía hincapié, precisamente, en la necesidad de redistribuir el ingreso y de alinear los salarios de les trabajadores con el aumento de los precios. «Necesitamos acciones urgentes, como lo hiciera Néstor Kirchner cuando anunció ‘que los problemas de la pobreza no se solucionan desde las políticas sociales, sino desde las políticas económicas’, es momento que el Estado acomode este desequilibrio y brinde aumentos salariales por decreto», sostiene una parte del documento que, cuando fue leído por Vanesa Siley en el acto, despertó todo tipo de aplausos. La frase de Néstor Kirchner no fue casual, sino que reproduce, casi idénticamente, lo que Andrés «Cuervo» Larroque había disparado, a modo de dardo a Guzmán, en un acto en Florencio Varela hace unos días.

«Hubo un crecimiento económico evidente pero el tema es que hay que implementar políticas de redistribución. Y esas políticas las hace Economía, no Desarrollo Social porque vos podes duplicar el monto de la Tarjeta Alimentar pero eso no es distribución del ingreso. Distribución es cuando capital y trabajo se reparten equitativamente los ingresos», apuntó la senadora Juliana Di Tullio a Página 12, unos minutos antes de que comenzara el acto. 

A unos metros de allí, cerca de uno de los múltiples edificios del predio de Luz y Fuerza que aglutinaba una de las cuatro comisiones organizadas para el plenario – Trabajo Registrado, Salud, Fondo Monetario Internacional y Salarios y Precios – Omar Plaini sostenía algo similar: «Estamos en una situación complicada frente a la que el gobierno tiene que tomar decisiones. La discusión pasa porque hay un sector que considera que articulando con los sectores es suficiente y después estamos nosotros que creemos que el Estado debe adoptar un rol regulador del proceso socioeconómico», aseguró el secretario general de Canillitas que, más allá de las diferencias internas, destacó el «hecho histórico» de que la rama sindical del PJ hubiera organizado un acto de más de 3 mil representantes sindicales.


NACIONALES

Cuáles son los cambios que exige la oposición para acompañar la Ley Bases y el paquete fiscal

Publicado

el


El debate legislativo de la semana finalizó sin dictamen. El oficialismo ya sabe que los proyectos que se aprobaron en la Cámara de Diputados sufrirán modificaciones. Los cinco puntos clave.

Por María Cafferata

Un Pacto de Mayo sin ley, una ley sin forma. La imposibilidad de dictaminar la Ley Bases no solo enterró la ilusión del acto de unidad con los gobernadores en Córdoba, sino que hundió la fantasía de que el gobierno ya había logrado cerrar un gran acuerdo con la oposición. No hay acuerdo ni borrador final: solo la certidumbre de que los proyectos que se aprobaron en Diputados no serán los mismos que se aprobarán en el Senado. Hay seis senadores opositores cuyas firmas son claves que todavía aguardan una respuesta del oficialismo sobre sus pedidos de modificaciones y, hasta que no tengan una devolución, no dictaminarán nada. La pelota, aseguran, está del lado del gobierno nacional, que tendrá que definir, este fin de semana, qué cambios acepta y cuáles se arriesga a rechazar. En el mientras tanto, nadie, ni el propio gobierno, está seguro de qué forma final tendrán las dos primeras leyes que el Congreso le aprobará a Javier Milei. 

Martín Lousteau (UCR), Pablo Blanco (UCR), Maxi Abad (UCR), Guadalupe Tagliaferri (PRO), Edgardo Kueider (Entre Ríos) y José Carambia (Santa Cruz) son los seis senadores de cuyas firmas depende que las comisiones de Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales puedan dictaminar la Ley Bases y el paquete fiscal para que puedan llegar al recinto. El oficialismo se equivocó al creer que el número estaba garantizado y que, en todo caso, la discusión por la letra chica se resolvería de camino al recinto. Y los senadores se lo están haciendo pagar. Para muchos, la inclusión de Victoria Villarruel en las negociaciones – hasta ahora desplazada – habilitará un diálogo más fluido con un oficialismo que, hasta ahora, estaba fragmentado. El intercambio era, por momentos, contradictorio: el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, decía una cosa y el ministro de Interior, Guillermo Francos, decía otra. 

«Que digan lo que quieran, yo no firmo nada». La frase salió de la boca de varios senadores opositores en las últimas 48 horas. Senadores que se sienten empoderados y que, ante la ausencia de ofertas concretas del gobierno – con la excepción de los fondos para la UBA (un guiño directo al radicalismo) -, van acumulando reclamos. El gobierno solo cuenta con siete senadores propios y otros cinco del PRO: está muy lejos de los 37 que necesita para el quórum, por lo que no está en condiciones de ignorar ningún pedido. El problema es que, a medida que pasa el tiempo, los pedidos son cada vez más.

RIGI

A la cabeza de los reclamos está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que otorga beneficios fiscales exorbitantes por 30 años para todas las empresas extranjeras que inviertan más de 200 millones de dólares. El vocero más elocuente contra el RIGI ha sido Lousteau, pero no está solo: el radical arrastra consigo también las objeciones de Tagliaferri, Blanco, Abad y varias fuerzas provinciales. Una de las mayores críticas es al artículo 163, que anula cualquier normativa provincial que restrinja lo sostenido por el régimen (adhieran o no las provincias). Se reclama, a su vez, establecer un régimen especial para las industrias más chicas – ya que las inversiones por más de 200 millones están pensadas, casi exclusivamente, para la actividad minera y petrolera -, así como algún sistema de «compre argentino» que proteja a la industria local de la apertura de importaciones.

Hay otros senadores, como Kueider, que plantean cambios más de fondo, como la exigencia de encadenamientos productivos locales.

Impuesto a las Ganancias

Si hay un capítulo que no tiene posibilidades de aprobarse sin cambios es la restitución de Ganancias. Los senadores patagónicos exigen incluir un diferencial para la zona – aludiendo a que el costo de vida es mucho mayor que en el resto del país – y reclaman un incremento del piso mínimo del 22 por ciento. Es decir, que pasaría de 1,8 millones a casi 2,2 millones (que es el mínimo que el proyecto sostiene para personas casadas). 

Este punto está casi cerrado con el gobierno nacional, ya que los patagónicos amenazaron con voltearle todo el paquete fiscal si no introduce cambios. Los patagónicos están cerca de sumar unos 48 votos en contra. Es decir, los dos tercios del Senado, lo que obligaría al oficialismo a conseguir la misma mayoría en Diputados para rechazar la modificación (un número que LLA no tiene posibilidades de alcanzar). Dependen de que Unión por la Patria y un par de senadores sin tierra quieran acompañar y están confiados en que lo lograrán. 

Privatizaciones

Era un capítulo que parecía cerrado y que, en la última semana, empezó a acumular varias objeciones. Principalmente por la privatización de dos empresas públicas: Aerolíneas Argentinas y Correo Argentino. Son varios los senadores del Sur que advierten que, si privatizan la línea de bandera, se caerán varias rutas no turísticas de la Patagonia, como ya sucedió en los 90′. El mismo argumento se repite para el Correo Argentino: el temor es que termine habiendo ciudades y pueblos enteros que se queden sin correo si el Estado no lo garantiza. 

Estas objeciones representan un dolor de cabeza para el oficialismo, ya que el capítulo de privatizaciones representa una de las partes centrales de la Ley Bases. En efecto, cuando el proyecto se cayó en febrero en Diputados fue porque el recinto estaba a punto de rechazar las privatizaciones (entonces eran un total de 27, ahora son once). En el oficialismo buscan evitar una «carnicería» del proyecto, pero se enfrentan a una difícil realidad numérica: si los patagónicos repiten el número de Ganancias para privatizaciones podrían terminar blindando también este capítulo frente a posibles modificaciones en Diputados. 

Blanqueo de capitales

Con el tándem Lousteau-Tagliaferri encabezando la avanzada, el gobierno reconoce que introducirá cambios en el capítulo de blanqueo (uno de los más generosos de los últimos años, ya que permite que quienes blanqueen hasta 100 mil dólares no paguen ninguna penalización). Uno de los pedidos es excluir a los hermanos de los funcionarios, así prohibir la posibilidad de que las personas puedan blanquear en nombre de otras (testaferros). Otro de los cambios será ampliar de 5 a 10 años el tiempo que tenga que haber pasado desde que una persona ocupó un cargo público para poder acogerse al beneficio.   

Moratoria previsional

Hay, además, decenas de pedidos de modificaciones que refieren a la reforma de la Ley de Hidrocarburos o la Ley de Procedimiento administrativo, así como a la reforma laboral. Uno de los temas más delicados es, sin embargo, la eliminación de la moratoria previsional. Hoy por hoy, en el Senado no está el número para aprobar este capítulo, que no solo cuenta con el rechazo de UxP o Carambia y Kueider, sino también de la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. La gran mayoría de los senadores coinciden en que eliminar la moratoria representaría un duro golpe para las mujeres – 9 de cada 10 no cuenta con los 30 años de aportes – y nadie quiere cargar con ese costo político. Más de un senador pro Ley Bases, incluso, tiene planeado levantar e irse durante la votación para no tener que votar a favor. 


Seguir leyendo

Más leídas - últimas 48Hs.