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Guerra sin freno: en los últimos días algunos alimentos aumentaron hasta 20%

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Mientras el Gobierno presentaba la continuidad de +Precios Cuidados y lanzaba la canasta para comercios de proximidad, las alimenticias enviaban a los centros de venta planillas con incrementos. Café, lácteos y bebidas, los que más se movieron la última semana.

El jueves pasado el Gobierno relanzó +Precios Cuidados y anunció la puesta en marcha de la canasta especial para comercios de proximidad, con la idea de que funcionen como armas para llevar adelante la guerra contra la inflación.

Pero estos anuncios no impidieron que los movimientos de precios estuvieran presentes, incluso el mismo día en que el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, ampliaba los programas oficiales.

De acuerdo con el relevamiento que realizó NA, entre el miércoles pasado y este fin de semana varias empresas volvieron a enviar listados de mercadería con aumentos a los diferentes comercios. Los productos involucrados no están dentro de estas canastas –controladas por el Gobierno-, pero sus aumentos sí terminan por pegar fuerte en la inflación.

Uno de los productos que más incremento mostró en estos últimos días es el café, que en los últimos días se encareció un 20%. El abastecimiento depende en un 100% de las importaciones, por lo que su valor se mueve a la par del dólar.

Además, debido a que el grifo importador no está abierto en su totalidad, hoy la provisión de los granos no llega al ritmo ideal, por lo que el abastecimiento no es el ideal y ese faltante termina también empujando el valor de la materia prima.

“En este caso lo que más está pegando es la poca disponibilidad de café, algo que tiene que ver con que hay algunas limitaciones para importar. Esto restringe la oferta y obviamente termina por aumentar los precios”, explicó un empresario del rubro.

En el sector entienden que esta tendencia a la suba se podría volver a dar “dentro un par de semanas”.

Los lácteos lentamente se van convirtiendo en el nuevo “eje del mal” para el Gobierno. A fines de esta semana los precios de estos producto volvieron a mostrar subas del 10% en promedio, y se suman a las alzas que ya venían experimentando días atrás.

En este sector no hay productos que se salven de estos movimientos, aunque los retoques más fuertes llegan por el lado de los quesos y algunos yogures. En el caso de las leches también es evidente la suba de precios, aunque en algunos casos intentan mostrar cierta moderación ya que la industria sabe que se trata de un producto muy sensible al ojo del Gobierno, ya que es un producto de primera necesidad.

Esta situación podría desembocar en los próximos días en que desde la Secretaría de Comercio se lance una avanzada contra el sector lácteo, a quien acusan de no tener un “comportamiento adecuado para este momento” en cuanto a las políticas de precios, además de destinar un volumen “excesivo” a la exportación, retaceando la disponibilidad para el mercado local, y metiendo de este modo presión sobre los precios.

El de las gaseosas es otro de los rubros que viene impulsando los valores, aunque a un ritmo menor que el resto. En este caso, la semana pasada los comercios recibieron la mercadería con incrementos cercanos al 5%, algo que no se descarta vuelva a ocurrir en el transcurso de este mes.

A todo esto se le deben sumar las subas que se dieron los días anteriores en productos compuestos por materia prima como el trigo o el maíz –pastas secas y pan, por ejemplo-, que se encarecieron entre un 10% y 15%.

La aplicación de estos aumentos no se da del mismo modo en todos los comercios. En el caso de los minoristas, no les queda otra más que pagar lo que disponen los mayoristas –sus proveedores-, por lo que no tienen mayores chances de pelear precios.

Para los supermercados, en cambio, la situación es diferente. En primer lugar, tienen otra espalda como para plantarse ante lo que ellos creen que sean aumentos de precios desmedidos, e incluso tienen la potestad de comunicar a Comercio Interior respecto de esas subas.

En este punto, el Gobierno analiza la posibilidad de reforzar los controles a los comercios, ya que primero pretende verificar el normal abastecimiento de productos, aunque también quiere terminar con esa diferencia de precios entre supermercados y minoristas, que a veces puede ser muy importante.

En medio de las políticas para combatir la inflación, el Gobierno lanzó la canasta de proximidad, un listado de 60 productos que estarán disponibles en comercios de proximidad. La idea es que arranque ya la semana que viene, aunque en los propios despachos oficiales admiten que tal vez se deban rever algunos tiempos.

En primer lugar, porque los comercios mayoristas deberán tener en sus locales todos los productos involucrados, un proceso que puede llevar todavía algunos días.

Por otro lado, porque uno de los puntos sobre los que más se hizo hincapié es que este nuevo programa tendrá alcance nacional, por lo que debería tener la misma disponibilidad en Capital Federal como en cualquier provincia del interior, lo que requiere al mismo tiempo de cierta logística.

Todo esto lleva a que en el propio Gobierno se estime que, para que el sistema esté funcionando en plenitud, habría que aguardar cerca de 45 días, nada menos que la mitad de los 90 días que tendrá vigencia esta primera etapa de la canasta de proximidad.


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El 2001, la pandemia y el macrismo ya quedaron chicos

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En abril, el consumo en hipermercados cayó 15,4, números que no se veían desde el estallido social de De La Rua. La UIA confirmó que la industria cayó 17,2 por ciento en marzo, muy por encima del industricidio del PRO y cerca del parate total por la COVID. Con la obra pública cerrada por el Gobierno, los tres sectores que explican la mayor parte del PBI se han desmoronado en tiempo récord. Fuertes disputas en las entidades empresarias por el apoyo que le dan a Milei mientras la economía se pulveriza. 
Leandro Renou

Por Leandro Renou

En sólo cinco meses de Gobierno, los números muestran que la gestión económica de Javier Milei superó ampliamente los derrumbes de actividad de las tres crisis más relevantes de los últimos años: el 2001, la pandemia de la COVID y los años de Mauricio Macri. Por un lado, Página I12 accedió a un adelanto del informe de la consultora Scentia de abril, que refleja un desplome del 15,4 por ciento en las ventas de hipermercados, una caída similar a la del estallido del gobierno De La Rua; por su lado, la Unión Industrial (UIA) confirmó que en marzo la actividad fabril cayó 17,2 por ciento, emparejando los niveles de diciembre del 2001 y cayendo más que en la parte más dura de la pandemia. A este dato se suma el derrumbe de la construcción, superior al 42 por ciento, lo que deriva en un escenario inédito: en tiempo récord, la gestión de Milei y Luis Caputo pusieron a las tres actividades que explican la mayor parte del PBI en una situación de dificil retorno.

Por esta perspectiva, que ya se veía venir, los economistas empezaron a alertar hace unas semanas que el nivel de la recesión, autogenerada para intentar morigerar una inflación que sigue muy alta, era el dato central a observar. Lo curioso es que este momento de crisis casi total de la actividad se da en paralelo al apoyo que empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, la Cámara de Comercio y la propia UIA, le dan al gobierno de Milei, a quien estuvieron escuchando y aplaudiendo hace unas horas, en su exposición en el almuerzo que organizó el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp) en el Hotel Alvear. A raíz de estos datos, este diario habló con dirigentes de todos esos sectores consultando cómo y hasta cuándo se sostiene el discurso de apoyo a la línea Milei cuando la actividad a la baja ya se está cargando al empleo. «Es la pregunta del millón», contestó un alto dirigente de UIA. En esa sede de la gremial empresaria hay una guerra entre pymes y gigantes por el contexto de crisis, que se está llevando puestas a las más chicas. Por toda esa tensión, muchas cámaras como los metalúrgicos de ADIMRA y los texiles de Protejer decidieron salir por las suyas a denunciar que el proceso de crisis no frena y terminará en cierres de empresas. 

En este escenario, el consumo masivo es que el primero sintió el ajuste en los salarios, las jubilaciones pisadas y la liberación del resto de los bienes y servicios de la economía, que terminaron privando a las familias de mayores compras de alimentos. Según Scentia, la caída del 15,4 en ventas en los grandes supermercados de abril es la más grande desde el 2001-2002. «Quedó lejos incluso de los números muy negativos del macrismo», explicó un líder del supermercadismo multinacional. En los años del PRO, el consumo masivo medido por Scentia cayó tres de los cuatro años, quedando empatado en el período restante. Lo particular del consumo es que todos los rubros están cayendo, pero algunos como Bebidas, Aceites y Lácteos se desploman desde el 20 al 50 por ciento mensual. 

Esa baja en el gasto de los hogares está directamente conectada, además, con el desempeño de las fábricas. En el reporte de la UIA se muestra que la industria de Alimentos cayó 10,2 por ciento en abril, un número del que nadie tiene antecedentes, porque en general el sector crece, aún en los peores períodos, de manera marginal en relación con el crecimiento poblacional. El derrumbe de todos los sectores que muestra la UIA produjo una caída general de la actividad que supera o se equipara al 2001 y queda muy por encima de la pandemia de COVID. 

En 2001, medido por el INDEC, el sector industrial terminó cayendo 6,2 por ciento. Mientras que en diciembre de ese año, la baja fue de 18,4 por ciento. ¿Qué pasó co la COVID? En el primer semestre del 2020, el período de mayores restricciones a la circulación y la actividad, la industria cayó 18,4 por ciento. Teniendo su pico más negativo en abril, con una baja del 33 por ciento. Luego de eso, arrancó una curva ascendente que dejó al 2021 con números positivos. Hoy, en sólo un mes, retrocedió 17,2 por ciento, pero en condiciones normales, no pandémicas

Lo particular de estos datos, aseguran los especialistas, es que las caídas tan bruscas por sectores ya adelantan no sólo números negativos hacia adelante, sino un golpe que se ve en los puestos de trabajo. Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, aseguró hace unos días que las fábricas perdieron ya 5000 puestos de trabajo, pero ese dato es previo a los 100 despidos en FATE, Acindar, los supermercados, PEPSICO y General Motors, todas cesantías que ocurrieron en las últimas horas. A eso se suman los 100 mil empleos menos que tiene la actividad de la construcción producto de la decisión de Milei de cerrar la obra pública y los que se están dando en el sector comercial. 


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