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Zelenski pidió al Parlamento británico que reconozca a Rusia como un «Estado terrorista»

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«No nos rendiremos ni perderemos. Lucharemos hasta el final», enfatizó el presidente ucraniano, que fue ovacionado por los legisladores que integran la Cámara de los Comunes en el Reino Unido.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió al Parlamento británico que reconozca a Rusia como un «Estado terrorista» y aseguró que su país no se rendirá en la contienda bélica que lleva adelante tras la invasión ordenada por Moscú el mes pasado.

«No nos rendiremos», afirmó Zelenski, durante un discurso que pronunció ante diputados en el Salón Plenario de la Cámara de los Comunes: antes y después de pronunciar sus palabras recibió una larga ovación por parte de los legisladores británicos.

Mediante una videoconferencia, el mandatario ucraniano también solicitó al Reino Unido que refuerce las sanciones contra Rusia y que cierre el cielo sobre su país (Ucrania), según reportó el sitio web de noticias Ukrinform.

«Refuercen las sanciones contra el Estado terrorista, finalmente reconózcanlo como un Estado terrorista, encuentren la manera de hacer que nuestro cielo ucraniano sea seguro, hagan lo que pueden, lo que deben, según les obligue la grandeza de su Estado y su gente. Gloria a la gran Ucrania, gloria a la Gran Bretaña”, resaltó Zelenski.

Además, agradeció personalmente al primer ministro británico, Boris Johnson, por el amplio apoyo a Ucrania en la guerra contra el país invasor, Rusia.

Sobre la contienda bélica, subrayó: «Lucharemos en los bosques, en los campos, en las costas y en las calles», durante un discurso en el que parafraseó al célebre ex jefe del Gobierno británico Winston Churchill, en aquel momento, en ocasión de la Segunda Guerra Mundial.

Johnson, posteriormente, elogió la resistencia ucraniana y sostuvo que el Reino Unido utilizará «cualquier método disponible, diplomático, humanitario y económico» para asegurarse el fracaso del Kremlin tras la invasión a su vecino país.

«No nos rendiremos ni perderemos. Lucharemos hasta el final por mar y por aire, seguiremos luchando por nuestra tierra, sea cual sea el costo», enfatizó Zelenski, que comparó la pelea de su país con la defensa de los británicos frente a la amenaza de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.

«No querían perder su país -Gran Bretaña- cuando los nazis quisieron arrebatarlo. Lucharon por él», planteó, al tiempo que reclamó sanciones adicionales por parte del Reino Unido hacia la Federación Rusa y que Londres promueva una zona de exclusión aérea en el cielo de Ucrania para impedir los bombardeos rusos.

Por si parte, el jefe del Gobierno británico agradeció a los ciudadanos ucranianos que sean una «inspiración» para millones de personas en todo el mundo, y añadió que está dispuesto a incrementar la presión sobre Moscú.

Finalmente, también el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, tuvo palabras de elogio para Zelenski, al destacar que «todo el mundo se ha conmovido por la valentía, la resolución y el liderazgo», del presidente ucraniano.

En las últimas horas, Ucrania solicitó que otros países de Occidente intercedan para garantizar la seguridad de los corredores humanitarios en su país, con ciudadanos que buscan huir de los ataques rusos


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Jubilado a la parrilla

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Palazos a los jubilados y corrupción en la mira papal. El retiro de Petronas y la explosión del gasoducto, en la gestión de los ceos de Roca. La nueva vanguardia.
Luis Bruschtein

Por Luis Bruschtein

El Papa criticó la represión a los jubilados y la corrupción en el gobierno; la ONU advirtió por la indefensión de la niñez sumergida en la pobreza; explotó el gasoducto del Norte, y Petronas puso en duda la famosa mayor inversión de la historia. El inminente veto a la ley de financiamiento universitario anunció protestas estudiantiles masivas que se unirán a los jubilados, dos sectores en los que Milei había cosechado en las elecciones. Semana mala para el Presidente que, en contrapartida, consiguió frenar el veto al aumento a los jubilados con ayuda de parte del opoficialismo y es probable que logre una imagen de toda la política enfrentada a Unión por la Patria con la propuesta de reforma política.

Argentina se ha convertido en un país imprevisible, donde resulta imposible precisar la forma como el derrumbe de la economía instrumentado por el gobierno se traslada a las decisiones políticas de los perjudicados. Los jubilados están en el horno. Son los que más perdieron en el ajuste, han sido sus principales víctimas y grupos cada vez más importantes de ellos han encabezado la protesta. Fuera de los grupos movilizados, todos los jubilados se quejan por lo que reciben y por el aumento del transporte y las tarifas, pero no es claro que haya un cambio masivo en las conductas políticas.

Milei ganó con un poco más del 55 por ciento de los votos y en los primeros meses logró aumentar unos puntos más la imagen positiva. En las últimas mediciones su imagen osciló entre el 40 y el 45 por ciento. Quiere decir que perdió más del diez por ciento. No es tanto si se lo compara con los efectos catastróficos de sus medidas sobre la vida de millones.

Esa distorsión entre causa y efecto constituye una incógnita en una sociedad muy intoxicada por discursos de odio, fake news, y una configuración social donde la mayoría de los trabajadores fueron llevados a la informalidad. Cayeron en ese plano por los efectos destructivos del neoliberalismo en las últimas décadas.

La perversión de esa movilidad descendente radicó en que fue disfrazada de elección personal. Una especie de liberación. El kiosquito, el remisse, el flete, la mensajería, la changa, la venta callejera, el trabajo no presencial y otros empleos fueron disfrazados de emprendimientos individuales. El discurso conservador complementó a este “emprendedurismo” con una ideología “meritocrática” que, en esencia es una ilusión porque todo ese universo depende de la producción de riqueza real.

Por más esfuerzo, por más méritos que tenga, ningún resultado lo favorecerá si el resto de la sociedad no genera riqueza real, no produce ni consume bienes. En todos los trabajos vale el esfuerzo y el conocimiento cuando el resto de la economía funciona. De lo contrario, la derecha ordena esas condiciones como una ideología del sometimiento para la explotación por una elite. Ese proceso se montó sobre el antiperonismo extendido en un sector de la sociedad y sobre la decepción que produjo el gobierno de Alberto Fernández.

El resultado ha sido el surgimiento de lo más grotesco de la política y la economía, una mascarada de discurso exótico cargado de odio y fotografías de un pie gordo y colorado, con talco para los hongos. Hay corporaciones que se han favorecido con este despropósito y que se apuran a sacarle todo el jugo porque saben que en algún momento se termina.

El grupo Roca, que buscó usar al gobierno para concretar su reconversión hacia la actividad energética, y ubicó gerentes en puntos estratégicos de la gestión en esa área, encarnó dos desastres con pocos antecedentes de tanta ineptitud como fueron la explosión del gasoducto Norte y la amenaza de Petronas de retirar la inversión milmillonaria que iba a hacer con el gas de Vaca Muerta. La arbitrariedad como se manejó un negocio tan delicado para debilitar al gobernador bonaerense Axel Kicillof, provocó incertidumbre en el gigante malayo.

Esta semana, el escenario pareció sufrir otras distorsiones. En el capitalismo industrial se decía que lo obreros de la industrian eran la vanguardia de las luchas. En los ’90, con el neoliberalismo, aparecieron los movimientos de trabajadores desocupados a la cabeza de la protesta. Y ahora son los trabajadores jubilados.

Primero fue demonizar a los movimientos sociales. Patricia Bullrich creció –tristemente– con la represión a esas marchas de los desocupados y creyó que valía para todos. Pero es difícil demonizar a los jubilados porque los hay en todas las familias. Allí no funcionan las fake news y la difamación porque hay comprobación directa.

Y es cierto que no se movilizan todos los jubilados, sino más bien algunos grupos. Pero la imagen de los garrotazos a esos adultos mayores tiene un efecto subterráneo de terreno minado para el gobierno. Otra imagen de alto impacto fueron los jubilados en la puerta de la residencia de Olivos mientras en el interior se festejaba con un pantagruélico asado el rechazo al aumento de las jubilaciones.

Ha sido una mezcla explosiva que se catalizó con los aumentos siderales de tarifas de los servicios y del transporte, que pasaron de ser caras a ser impagables para los trabajadores. Otra imagen altamente inflamable fueron las filas de personas que caminaban por las vías para eludir los molinetes de los andenes. Y la posterior imagen de esos mismos lugares custodiados por efectivos policiales o por seguridad contratada.

Los tiempos en la sociedad han sido diferentes a los de la política. Hubo una oposición nítida desde el principio desde Unión por la Patria y la izquierda, mientras que el rechazo en la sociedad fue expresándose en protestas aisladas, hasta la situación actual donde las encuestas no miden un cambio importante, en contraste con el cambio fuerte en el ánimo generalizado, al menos en CABA y el conurbano. Otras fuerzas mantuvieron una actitud ambigua porque se sentían comprendidos en parte del discurso oficialista.

Pero la política todavía no pudo dar cuenta de los cambios de humor que se van generalizando. No pudo entender parte de sus limitaciones que interfieren el contacto pleno con esta nueva realidad. Lo que en un momento fue representación, dejó de serlo cuando cambió lo que representaba y no se produjo el mismo cambio en el representante. El mecanismo se manifestó en todos los planos, con el fuerte achicamiento del PRO, la pérdida de identidad de la UCR y los conflictos en el peronismo.

La Iglesia ha sido una gran antena de los humores de la política y de la sociedad. Se mantiene por encima de la política y sólo interviene de manera clara cuando interpreta señales cada vez más fuertes. Las palabras del papa Francisco fueron muy directas con respecto a la represión a los jubilados y más aún sus referencias a la corrupción en el gobierno. La Iglesia nunca se lanza a una pileta vacía. Las palabras que formuló el Papa estuvieron en sintonía con el malhumor extendido.

Milei exhibe déficit cero falseado por deudas impagas. Y un dólar quieto a costa de reservas del Central. Consiguió mandar a la pobreza a casi el 60 por ciento de los argentinos y convertir al país en uno de los más caros en dólares. Cuando el malhumor social entre en contacto con la política, Milei se acaba. Es el tramo que falta recorrer.


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